A pesar de las apariencias, América latina es un subcontinente que cada día nos puede sorprender con las más variadas realidades. En un territorio dónde la presencia de los hombres en los “puestos de mando” –y muy especialmente cuando nos referimos a la actividad política- es como una especie de mandamiento no escrito, tímida y casi silenciosamente, las mujeres –determinadas mujeres- se atreven a ocupar espacios –o a luchar por ellos- hasta ahora vedados para el “sexo débil”.
La chilena Michele Bachelet, actual presidenta de su país, sin duda ha contribuido mucho a ello. En un país heredero de una feroz dictadura militar –con todo lo que ello implica en Latinoamérica con respecto al papel reservado a la mujer en ese tipo de sociedades- su actual desempeño puede constituir un decisivo revulsivo para que las mujeres continúen avanzando en el desigual “combate” que mantienen con los hombres por ocupar nuevos espacios de necesario protagonismo social.
Pero hay más casos. Centrémonos, por ejemplo, en tres de los próximos procesos electorales en América latina: en México (2 de julio), en Brasil (1 de octubre) y en Ecuador (15 de octubre), tres mujeres competirán por llegar a la presidencia de sus respectivos países.
Patricia Mercado Castro (Ciudad Obregón, Sonora, 1957), la mayor de cuatro hijos de una familia de pequeños agricultores, economista, fundadora del Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias (GAMU) y actual líder de la Alternativa Socialdemócrata y Campesina (PASC), es la primera mujer que participa en una carrera presidencial en México. Casada y con dos hijos, Patricia pretende “liderar a una generación que aspira a cambios profundos para erradicar la desigualdad que frena el desarrollo del país”.
Heloisa Helena Lima de Moraes (Pao de Azúcar, Halagaos, 1962), enfermera de profesión, actual senadora y marxista declarada, también será la primera mujer que disputará la presidencia de Brasil. O lo que es lo mismo: luchará por llegar al Palacio de Planalto, sede de la Presidencia brasileña, liderando un frente de tres formaciones de izquierda (el Partido Socialista y de la Libertad –PSOL-, el Partido Socialista de los Trabajadores Unidos –PSTU- y el Partido Comunista Brasileño –PCB-).
“Es combativa; es radical; es Heloisa presidenta nacional”: así suelen recibirla sus seguidores cuando participa en algún acto político o social, sobre todo después de haber sido expulsada, hace 3 años, del Partido de los Trabajadores (PT) por sus críticas a determinadas políticas del Gobierno de “Lula” da Silva, al que llegó apoyar.
Por su parte, la ecuatoriana Cinthya Viteri (Guayaquil, 1965), abogada y periodista, también será única mujer en los comicios presidenciales del próximo mes de octubre, en los que se presentará como líder del Partido Social-Cristiano.
Considerada una mujer “de carácter” y “valiente”, incluso por algunos de sus adversarios, tendrá que enfrentarse al socialista León Roldós y al magnate bananero Alvaro Noboa. Las últimas encuestas señalan que su candidatura sube en apreciación popular, y algunos analistas apuntan “que no sería extraño verla, en una hipotética segunda vuelta, enfrentarse con Roldós”.
Defienden distintas ideologías pero les une un factor común: se han atrevido con la “dictadura” de los hombres que ordenan y mandan en el estamento político latinoamericano. Gozan de buena formación, se encuentran en contacto permanente con sus respectivas realidades socialkes, han ideado y liderado proyectos de distinto tipo y, sobre todo, saben decidir por si mismas.
En definitiva, un nuevo modelo de líder político, muy alejado del de las “isabelitas perones” de antaño. Que la suerte las acompañe.
eduardo caldarola de bello
La chilena Michele Bachelet, actual presidenta de su país, sin duda ha contribuido mucho a ello. En un país heredero de una feroz dictadura militar –con todo lo que ello implica en Latinoamérica con respecto al papel reservado a la mujer en ese tipo de sociedades- su actual desempeño puede constituir un decisivo revulsivo para que las mujeres continúen avanzando en el desigual “combate” que mantienen con los hombres por ocupar nuevos espacios de necesario protagonismo social.
Pero hay más casos. Centrémonos, por ejemplo, en tres de los próximos procesos electorales en América latina: en México (2 de julio), en Brasil (1 de octubre) y en Ecuador (15 de octubre), tres mujeres competirán por llegar a la presidencia de sus respectivos países.
Patricia Mercado Castro (Ciudad Obregón, Sonora, 1957), la mayor de cuatro hijos de una familia de pequeños agricultores, economista, fundadora del Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias (GAMU) y actual líder de la Alternativa Socialdemócrata y Campesina (PASC), es la primera mujer que participa en una carrera presidencial en México. Casada y con dos hijos, Patricia pretende “liderar a una generación que aspira a cambios profundos para erradicar la desigualdad que frena el desarrollo del país”.
Heloisa Helena Lima de Moraes (Pao de Azúcar, Halagaos, 1962), enfermera de profesión, actual senadora y marxista declarada, también será la primera mujer que disputará la presidencia de Brasil. O lo que es lo mismo: luchará por llegar al Palacio de Planalto, sede de la Presidencia brasileña, liderando un frente de tres formaciones de izquierda (el Partido Socialista y de la Libertad –PSOL-, el Partido Socialista de los Trabajadores Unidos –PSTU- y el Partido Comunista Brasileño –PCB-).
“Es combativa; es radical; es Heloisa presidenta nacional”: así suelen recibirla sus seguidores cuando participa en algún acto político o social, sobre todo después de haber sido expulsada, hace 3 años, del Partido de los Trabajadores (PT) por sus críticas a determinadas políticas del Gobierno de “Lula” da Silva, al que llegó apoyar.
Por su parte, la ecuatoriana Cinthya Viteri (Guayaquil, 1965), abogada y periodista, también será única mujer en los comicios presidenciales del próximo mes de octubre, en los que se presentará como líder del Partido Social-Cristiano.
Considerada una mujer “de carácter” y “valiente”, incluso por algunos de sus adversarios, tendrá que enfrentarse al socialista León Roldós y al magnate bananero Alvaro Noboa. Las últimas encuestas señalan que su candidatura sube en apreciación popular, y algunos analistas apuntan “que no sería extraño verla, en una hipotética segunda vuelta, enfrentarse con Roldós”.
Defienden distintas ideologías pero les une un factor común: se han atrevido con la “dictadura” de los hombres que ordenan y mandan en el estamento político latinoamericano. Gozan de buena formación, se encuentran en contacto permanente con sus respectivas realidades socialkes, han ideado y liderado proyectos de distinto tipo y, sobre todo, saben decidir por si mismas.
En definitiva, un nuevo modelo de líder político, muy alejado del de las “isabelitas perones” de antaño. Que la suerte las acompañe.
eduardo caldarola de bello