En los “Desayunos informativos de Europa Press”, José Bono ha subrayado que no le gusta el proyecto de Estatuto de Cataluña que se está tramitando en el Congreso y que, a su juicio, España no es una 'nación de naciones', sino una nación de ciudadanos, donde la igualdad de las personas, "si entra en peligro", debe "primar" sobre la autonomía de los territorios.
Con sus palabras, Bono ha acertado y apela a la esencia de la democracia, anteponiendo el ciudadano a cualquier otro valor o institución, incluso al Estado, que es subsidiario, aunque es posible que no sea plenamente conciente de lo que ha dicho, ni tenga idea de hasta donde llega el alcance de su afirmación.
Si cree en lo que ha dicho, Bono debería criticar al gobierno del que forma parte, que antepone constantemente el respeto y la dignidad del Estado a lo que el ciudadano representa, así como a los partidos políticos, entre ellos el suyo, por haber monopolizado la política y haber relegado al ciudadano, y dedicarse a fortalecer la sociedad civil española, el territorio natural de la ciudadanía, actualmente postrada y agobiada por el poder político. También debería Bono cuestionar la política española, que se ha alejado del concepto de servicio al ciudadano para abrazarse al privilegio y el culto del poder. Por último, si cree realmente que España es una nación de ciudadanos, debería luchar por eliminar las listas cerradas y bloqueadas, mediante las cuales son los partidos y no los ciudadanos los que eligen en las urnas, y tendría también que pedir a gritos una reforma del Parlamento Español, donde los diputados no pueden hablar salvo cuando reciben el permiso de su jefe de filas, y son expulsados de la política si se atreven a hablar en contra de las ideas de su partidos, aunque hablen en conciencia y pretendan defender los intereses de sus representados.
Y esto no es más que el principio porque sus palabras llevan a cambiar de punta a rabo una democracia española degradada que, desde el poder político, sin el consentimiento de esos ciudadanos que usted dice que son lo más importante, ha sido transformada en una partitocracia.
En fin, querido Bono: creo que no sabe Usted lo que ha dicho, aunque haya acertado.
Con sus palabras, Bono ha acertado y apela a la esencia de la democracia, anteponiendo el ciudadano a cualquier otro valor o institución, incluso al Estado, que es subsidiario, aunque es posible que no sea plenamente conciente de lo que ha dicho, ni tenga idea de hasta donde llega el alcance de su afirmación.
Si cree en lo que ha dicho, Bono debería criticar al gobierno del que forma parte, que antepone constantemente el respeto y la dignidad del Estado a lo que el ciudadano representa, así como a los partidos políticos, entre ellos el suyo, por haber monopolizado la política y haber relegado al ciudadano, y dedicarse a fortalecer la sociedad civil española, el territorio natural de la ciudadanía, actualmente postrada y agobiada por el poder político. También debería Bono cuestionar la política española, que se ha alejado del concepto de servicio al ciudadano para abrazarse al privilegio y el culto del poder. Por último, si cree realmente que España es una nación de ciudadanos, debería luchar por eliminar las listas cerradas y bloqueadas, mediante las cuales son los partidos y no los ciudadanos los que eligen en las urnas, y tendría también que pedir a gritos una reforma del Parlamento Español, donde los diputados no pueden hablar salvo cuando reciben el permiso de su jefe de filas, y son expulsados de la política si se atreven a hablar en contra de las ideas de su partidos, aunque hablen en conciencia y pretendan defender los intereses de sus representados.
Y esto no es más que el principio porque sus palabras llevan a cambiar de punta a rabo una democracia española degradada que, desde el poder político, sin el consentimiento de esos ciudadanos que usted dice que son lo más importante, ha sido transformada en una partitocracia.
En fin, querido Bono: creo que no sabe Usted lo que ha dicho, aunque haya acertado.