Los políticos andaluces están indignados porque el también político catalán Alejo Vidal-Quadras, del Partido Popular, ha criticado la figura de Blas Infante, a quien consideran "Padre de la Patria Andaluza".
El espectáculo de la indignación ofrecida por los políticos andaluces es de circo o digno de formar parte de un programa televisivo de humor, tal vez de los Morancos o de Cruz y Raya. Salvo los andalucistas, que por ser nacionalistas no tienen más remedio que "creer" en don Blas, los demás políticos ni respetan, ni creen lo más mínimo en el padre de la patria y, menos aun, en su pinteresco pensamiento.
Blas Infante merece todo el respeto por haber sido un ciudadano, por haber sido fusilado injustamente y por haber pensado y escrito, como muchos otros españoles, pero su obra y sus ideas carecen de la fuerza y del interés intelectual mínimo y no merecen ser admiradas, ni seguidas, y menos por un pueblo como el andaluz, que se sitúa, intelectual y vitalmente, a decenas de años luz de su "filosofía" política.
Don Blas hablaba en sus obras de los miles de "hermanos andaluces diseminados por el Magreb", se refería a los andaluces como el pueblo "arrojado de su patria por los reyes cristianos" y llegó a afirmar que el último rey que representó dignamente a Sevilla fue Al Mutamid.
En realidad, Don Blas fue un intelectual pobre que formó parte de aquella extraña cosecha de nacionalistas de pacotilla, en la que también figuraba el vasco-nazi-razista Sabino Arana.
Hay miles de andaluces que merecen tanta o más veneración histórica que Don Blas. En mi lista personal figuran por delante de él hasta Felipe González y Miguel Primo de Rivera, por mencionar sólo a dos representantes de ideologías opuestas, sin olvidar a Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Manuel Clavero y otros centenares de escritores, artistas, profesionales, científicos, militares y políticos andaluces cargados de mérito.
La defensa de Don Blas que están haciendo los políticos andaluces del PSOE, del PP y de Izquierda Unida es hipócrita y sólo digna de la falsedad que envuelve hoy a la política española. Ni unos ni otros creen en las ideas del notario, ni pueden respetarlas. Sólo están aprovechando la opinión libre de Vidal Quadras para estigmatizar a su partido, el PP, y ganar votos, que es lo único que interesa a estos acaparadores de poder y de privilegios.
El espectáculo de la indignación ofrecida por los políticos andaluces es de circo o digno de formar parte de un programa televisivo de humor, tal vez de los Morancos o de Cruz y Raya. Salvo los andalucistas, que por ser nacionalistas no tienen más remedio que "creer" en don Blas, los demás políticos ni respetan, ni creen lo más mínimo en el padre de la patria y, menos aun, en su pinteresco pensamiento.
Blas Infante merece todo el respeto por haber sido un ciudadano, por haber sido fusilado injustamente y por haber pensado y escrito, como muchos otros españoles, pero su obra y sus ideas carecen de la fuerza y del interés intelectual mínimo y no merecen ser admiradas, ni seguidas, y menos por un pueblo como el andaluz, que se sitúa, intelectual y vitalmente, a decenas de años luz de su "filosofía" política.
Don Blas hablaba en sus obras de los miles de "hermanos andaluces diseminados por el Magreb", se refería a los andaluces como el pueblo "arrojado de su patria por los reyes cristianos" y llegó a afirmar que el último rey que representó dignamente a Sevilla fue Al Mutamid.
En realidad, Don Blas fue un intelectual pobre que formó parte de aquella extraña cosecha de nacionalistas de pacotilla, en la que también figuraba el vasco-nazi-razista Sabino Arana.
Hay miles de andaluces que merecen tanta o más veneración histórica que Don Blas. En mi lista personal figuran por delante de él hasta Felipe González y Miguel Primo de Rivera, por mencionar sólo a dos representantes de ideologías opuestas, sin olvidar a Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Manuel Clavero y otros centenares de escritores, artistas, profesionales, científicos, militares y políticos andaluces cargados de mérito.
La defensa de Don Blas que están haciendo los políticos andaluces del PSOE, del PP y de Izquierda Unida es hipócrita y sólo digna de la falsedad que envuelve hoy a la política española. Ni unos ni otros creen en las ideas del notario, ni pueden respetarlas. Sólo están aprovechando la opinión libre de Vidal Quadras para estigmatizar a su partido, el PP, y ganar votos, que es lo único que interesa a estos acaparadores de poder y de privilegios.