La plataforma antinacionalista Ciutadans de Catalunya se presentó en público e inició así el camino que le lleva a convertirse en un partido político. Le damos la bienvenida por lo que hoy tiene de movimiento ciudadano insertado en la sociedad civil y lamentamos que pretenda convertirse en un partido político, una opción que, seguramente, si la experiencia histórica sirve para algo, le llevará a ser, como todos los partidos, una organización totalitaria, alejada de los ciudadanos y obsesionada por la conquista del poder.
El nacimiento del partido y la muerte de la plataforma se ofició en un acto, celebrado ayer, en Barcelona, al que asistieron unas 1.000 personas.
El reto confesado de la formación es "la expulsión del nacionalismo del espacio público", pero el inconfesado es, por supuesto, la conquista del poder, lo que le llevará, probablemente, a penetrar en una dinámica que la historia ha demostrado con creces que es perversa, en la cual las libertades y la conciencia dejan paso al sometimiento al lider y a las falsas lealtades, mientras que se disparan el clientelismo y una obsesión por el poder que termina con el partido alienado, luchando exclusivamente por sus propios intereses y divorciado de los ciudadanos.
A pesar del arriesgado y triste tránsito desde la "Platarforma Ciudadana" hasta el "Partido Político", "Ciudadanos de Cataluña" es una bocanada de aire fresco y de esperanza en la enrarecida atmosfera política catalana, en la que los nacionalismos, tanto de ERC como de CIU y hasta del desideologizado PSC, ponen el caldo vil y totalitario.
Ciutadans de Catalunya considera que el nacionalismo es una "obediencia a un ser superior" y que como tal es indiscutible, "porque no se puede discutir, porque en cuanto se discute se deshace". Por eso confían en erradicarlo y expulsarlo cuanto antes del espacio público español «con el objetivo de ennoblecer la política». La formación se terminará de constituir a principios de junio, aunque ya cuenta con más de 1.000 militantes.
El nacimiento del partido y la muerte de la plataforma se ofició en un acto, celebrado ayer, en Barcelona, al que asistieron unas 1.000 personas.
El reto confesado de la formación es "la expulsión del nacionalismo del espacio público", pero el inconfesado es, por supuesto, la conquista del poder, lo que le llevará, probablemente, a penetrar en una dinámica que la historia ha demostrado con creces que es perversa, en la cual las libertades y la conciencia dejan paso al sometimiento al lider y a las falsas lealtades, mientras que se disparan el clientelismo y una obsesión por el poder que termina con el partido alienado, luchando exclusivamente por sus propios intereses y divorciado de los ciudadanos.
A pesar del arriesgado y triste tránsito desde la "Platarforma Ciudadana" hasta el "Partido Político", "Ciudadanos de Cataluña" es una bocanada de aire fresco y de esperanza en la enrarecida atmosfera política catalana, en la que los nacionalismos, tanto de ERC como de CIU y hasta del desideologizado PSC, ponen el caldo vil y totalitario.
Ciutadans de Catalunya considera que el nacionalismo es una "obediencia a un ser superior" y que como tal es indiscutible, "porque no se puede discutir, porque en cuanto se discute se deshace". Por eso confían en erradicarlo y expulsarlo cuanto antes del espacio público español «con el objetivo de ennoblecer la política». La formación se terminará de constituir a principios de junio, aunque ya cuenta con más de 1.000 militantes.