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Benedicto XVI y las "cuadrillas de bandidos" de la política mundial





El papa Benedicto XVI ha puesto el dedo en la llaga de la política mundial al afirmar ante el parlamento alemán que, "sin derecho, los gobiernos se transforman en cuadrillas de bandidos". Y, para que todo quede claro, ha explicado que derecho no es todo lo que aprueban los parlamentos sino sólo aquellas leyes que se atienen a las reglas de la naturaleza y la razón.

El papa católico ha lanzado un torpedo sobre la línea de flotación de esos estados modernos que quieren sustituir las antiguas teocracias por "politocracias", en las que los políticos son los nuevos amos y el Estado es la ley y la única fuente de derecho y poder. Aquellos políticos que manejan las leyes a su antojo, aunque hayan sido elegidos democráticamente y estén amparados por las mayorías, merecen ser estigmatizados como "cuadrillas de bandidos".

Para cualquier demócrata sensato del planeta, escandalizado ante la deriva de muchos gobiernos corruptos y la suciedad creciente de la clase política, el papa tiene razón porque la peor dictadura no es la de la naturaleza y la razón, sino la del Estado, que tiende a ser totalitario e insaciable de poder y dominio.

Benedicto XVI se ha atrevido a reflexionar sobre las fuentes de la Justicia y ha desafiado en el Bundestag a los políticos de Occidente a reconocer lo que es justo o injusto, tocando sin miedo la esencia del poder político mundial.

La tesis del papa, compartida por los auténticos demócratas de todo el mundo, es que los gobiernos no pueden legislar a su antojo, ni siquiera cuando están amparados por mayorías parlamentarias muy sólidas, ya que las leyes, para que sean justas, deben atenerse, inevitablemente, a la naturaleza y a la razón.

El pontífice puso a Hitler como ejemplo de un pagano que quiso sustituir a Dios, amparado por una inmensa mayoría parlamentaria, pero es obvio que su discurso iba dirigido también a los que se aprovechan de las falsas democracias modernas y a mequetrefes como el español Zapatero, que se ha creido autorizado a cambiar la sociedad, sólo porque cuenta con mayorías parlamentarias que, a veces, tuvo que comprar con dinero público.

Leyes como los impuestos injustos o las que autorizan al desahucio son injustas e inválidas, por muchas mayorías parlamentarias que las avalen, ya que violan derechos sustanciales como el de la propiedad y el derecho a una vivienda digna. Cualquier ley contra natura y manifiestamente injusta es ilegal por haber sido el fruto de una "cuadrilla de bandidos".

El derecho hace posible la justicia pero el derecho no es sólo lo que dicta la mayoría. Esa era la preocupación de los constituyentes de Estados Unidos y de Montesquieu, entre otros muchos pensadores, aterrorizados porque las democracias, en manos de mayorías incultas y fanatizadas, pueden dar a luz monstruos como Hítler y otros de menos calado pero casi igual de dañinos para sus pueblos.

El Papa ha señalado cuál es el camino para superar una concepción del derecho que no considera necesario ningún fundamento sino únicamente la voluntad del poder. Eso es dictadura camuflada, ilegítima y digna de oprobio y de rebeldía ciudadana.

Nota: En Voto en Blanco nos sentimos especialmente contentos porque el papa ha defendido públicamente, desde la fe y la teología, los mismos criterios que este blog ha defendido desde su fundación, en 2004, desde el pensamiento y la filosofía política. Coincidimos en que, sin el respeto al derecho natural y a la razón, la justicia es injusta y los políticos que legislan y gobiernan de manera injusta, aunque se sientan respaldados por inmensas mayorías, son únicamente bandidos.

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Domingo, 25 de Septiembre 2011
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