Una de las opciones más atractivas que se presentan ante los demócratas españoles en las próximas elecciones generales es boicotear a los actuales partidos políticos y a sus candidatos votando a un personaje popular y representativo de la España degradada que nuestros líderes han creado. Desde Voto en Blanco proponemos votar a Belén Esteban, en lugar de a Zapatero o a Rajoy. Sería un voto cargado de ironía, crítica y repulsa, por supuesto nulo, pero portador de un claro mensaje democrático dirigido a esa clase política española que nos está llevando hacia la ruina y el fracaso: "No mereceis nuestro apoyo porque sois pura basura escénica".
En la noche de fin de año, Belén, desde la "5", batió a todos. Si hubieran aparecido en pantalla Zapatero, Rajoy o algunos de los 17 presidentes-sátrapas regionales de España, Belén también los habría batido, a todos. Hagamos que Belén les gane también en las próximas elecciones generales a todos nuestros políticos. Al fin y al cabo, si llegara a la Moncloa, es muy probable que la muchacha no lo hiciera peor que Zapatero.
Votar a Belén Esteban "for president" no sería ninguna frivolidad política. Mucho más frívolo sería votar a Zapatero o a Rajoy, si se analiza hacia donde nos está llevando el bipartidismo. El voto a Belén, por lo menos, sería portador de una carga de profundidad dirigida contra todo lo que este sistema degenerado representa: mal gobierno, corrupción, despilfarro, clientelismo, degeneración, marginación del ciudadano y desprecio por la verdadera democracia.
Belén es una chica española de pura cepa, hija del pueblo, con escasa educación, hecha a sí misma, más lista que inteligente y que ha demostrado ser capaz de aprender con dureza de la vida. Sin demasiados escrúpulos y descarada, es un producto casi puro de la sociedad vacía y vulgar que el poder político ha propiciado con su ejemplo y a través de la cultura del "régimen". Quizás por eso cae bien a sectores muy amplios de la sociedad española, que tal vez se sientan relejados en élla. Hasta acaba de hacerse una operación de cirugía estética, reapareciendo cambiada, como nueva. Es casi lo mismo que hace Zapatero (y algunas veces Rajoy) cada vez que comparece en televisión para prometer falsedades, engañar y ganar votos.
Belén, en cierto modo, representa las entrañas de la sociedad española actual. Votarla es como votar a Zapatero o a Rajoy, pero adjuntándole en la papeleta electoral una bomba de protesta y rebeldía cívica, para que estalle en las fauces de este sistema corrupto y escasamente democrático, que muchos queremos regenerar.
Los votantes escandinavos, los argentinos y los de otros muchos países han optado a lo largo de la historia por votar al Pato Donald y a otros personajes populares en algunas de sus respectivas elecciones, lanzando así un mensaje de reproche a la clase política, pidiéndole, de manera expresa, que se regenerara y dejara de ser un lastre. En 2005, muchos votantes de Nueva York votaron también al Pato Donald, a Homer Simpson o a Jesucristo como forma de protesta. El voto a personajes populares se suma así a la abstención activa, al voto nulo y al voto en blanco como otra opción electoral de protesta contra la lamentable "casta" que malgobierna a los ciudadanos.
En la noche de fin de año, Belén, desde la "5", batió a todos. Si hubieran aparecido en pantalla Zapatero, Rajoy o algunos de los 17 presidentes-sátrapas regionales de España, Belén también los habría batido, a todos. Hagamos que Belén les gane también en las próximas elecciones generales a todos nuestros políticos. Al fin y al cabo, si llegara a la Moncloa, es muy probable que la muchacha no lo hiciera peor que Zapatero.
Votar a Belén Esteban "for president" no sería ninguna frivolidad política. Mucho más frívolo sería votar a Zapatero o a Rajoy, si se analiza hacia donde nos está llevando el bipartidismo. El voto a Belén, por lo menos, sería portador de una carga de profundidad dirigida contra todo lo que este sistema degenerado representa: mal gobierno, corrupción, despilfarro, clientelismo, degeneración, marginación del ciudadano y desprecio por la verdadera democracia.
Belén es una chica española de pura cepa, hija del pueblo, con escasa educación, hecha a sí misma, más lista que inteligente y que ha demostrado ser capaz de aprender con dureza de la vida. Sin demasiados escrúpulos y descarada, es un producto casi puro de la sociedad vacía y vulgar que el poder político ha propiciado con su ejemplo y a través de la cultura del "régimen". Quizás por eso cae bien a sectores muy amplios de la sociedad española, que tal vez se sientan relejados en élla. Hasta acaba de hacerse una operación de cirugía estética, reapareciendo cambiada, como nueva. Es casi lo mismo que hace Zapatero (y algunas veces Rajoy) cada vez que comparece en televisión para prometer falsedades, engañar y ganar votos.
Belén, en cierto modo, representa las entrañas de la sociedad española actual. Votarla es como votar a Zapatero o a Rajoy, pero adjuntándole en la papeleta electoral una bomba de protesta y rebeldía cívica, para que estalle en las fauces de este sistema corrupto y escasamente democrático, que muchos queremos regenerar.
Los votantes escandinavos, los argentinos y los de otros muchos países han optado a lo largo de la historia por votar al Pato Donald y a otros personajes populares en algunas de sus respectivas elecciones, lanzando así un mensaje de reproche a la clase política, pidiéndole, de manera expresa, que se regenerara y dejara de ser un lastre. En 2005, muchos votantes de Nueva York votaron también al Pato Donald, a Homer Simpson o a Jesucristo como forma de protesta. El voto a personajes populares se suma así a la abstención activa, al voto nulo y al voto en blanco como otra opción electoral de protesta contra la lamentable "casta" que malgobierna a los ciudadanos.