Michele Bachelet, nueva presidenta de Chile, dice que se siente "orgullosa" de su victoria electoral, pero debería sentirse avergonzada porque ha sido elegida en unas elecciones donde solo el 40 por ciento del electorado acudió a las urnas, todo un desastre en una democracia que demuestra así que ni es un gobierno del pueblo ni por el pueblo ni para el pueblo.
El protagonista de la jornada electoral en Chile fue la abstención, que casi llegó al 60%. De 13.573.134 inscritos, acudieron a votar 5.695.120, según cifras del Servicio Electoral. Eso significa que ni siquiera cuatro millones de chilenos (menos del 30 por ciento del electorado) han elegido a su presidenta. Dar por buenos esos resultados y, además, sentirse "orgullosa" de esa victoria es una muestra palpable de la degradación del sistema democrático en todo el mundo, de la baja condición ética y democrática de la presidenta y de la pobreza de la democracia chilena.
Pero la abstención masiva, un fenómeno que según los expertos crecerá cada día mas, es, sobre todo, muestra del rechazo de los ciudadanos a una clase política que vive afincada en sus privilegios, que abusa con frecuencia del poder, que antepone sus propios intereses y los de sus partidos políticos al bien común, que abandona a los pobres y débiles a su suerte y que convive obscenamente con la corrupción.
La democracia se está degenerando por día y cae en una postración que le está llevando a perder su prestigio como sistema de gobierno y a convertirse en semilla de dictadores mesiánicos y populistas a los que el pueblo, cansado de falsos demócratas, apoyará con que solo prometan acabar con la clase política tradicional.
La democracia, en términos políticos se define como "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", pero técnicamente es un sistema basado en dos factores: la confianza de los ciudadanos en sus líderes y la existencia de un poder bajo el control severo de la ley, la alternancia, la competencia y la vigilancia de los ciudadanos, condiciones que hoy están ausentes en muchas de las naciones que se llaman demócratas y son únicamente dictaduras encubiertas de partidos políticos y castas políticas profesionales, casi siempre obsesionadas por permanecer en el poder y por actuar al margen de las leyes, si es posible con impunidad casi plena, como ocurre en España, que es una de las democracias mas degradadas e injustas de Occidente.
La mayoría de los pensadores político piensan que cuando la abstención gana unas elecciones, la democracia está tocada y el gobierno ganador queda deslegitimado, pero estos políticos nuestros, tan escasamente demócratas como poco éticos, no se dan por aludidos cuando los ciudadanos los boicotean en las urnas, demostrando así su baja estofa moral y su perverso sentido de la democracia.
El protagonista de la jornada electoral en Chile fue la abstención, que casi llegó al 60%. De 13.573.134 inscritos, acudieron a votar 5.695.120, según cifras del Servicio Electoral. Eso significa que ni siquiera cuatro millones de chilenos (menos del 30 por ciento del electorado) han elegido a su presidenta. Dar por buenos esos resultados y, además, sentirse "orgullosa" de esa victoria es una muestra palpable de la degradación del sistema democrático en todo el mundo, de la baja condición ética y democrática de la presidenta y de la pobreza de la democracia chilena.
Pero la abstención masiva, un fenómeno que según los expertos crecerá cada día mas, es, sobre todo, muestra del rechazo de los ciudadanos a una clase política que vive afincada en sus privilegios, que abusa con frecuencia del poder, que antepone sus propios intereses y los de sus partidos políticos al bien común, que abandona a los pobres y débiles a su suerte y que convive obscenamente con la corrupción.
La democracia se está degenerando por día y cae en una postración que le está llevando a perder su prestigio como sistema de gobierno y a convertirse en semilla de dictadores mesiánicos y populistas a los que el pueblo, cansado de falsos demócratas, apoyará con que solo prometan acabar con la clase política tradicional.
La democracia, en términos políticos se define como "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", pero técnicamente es un sistema basado en dos factores: la confianza de los ciudadanos en sus líderes y la existencia de un poder bajo el control severo de la ley, la alternancia, la competencia y la vigilancia de los ciudadanos, condiciones que hoy están ausentes en muchas de las naciones que se llaman demócratas y son únicamente dictaduras encubiertas de partidos políticos y castas políticas profesionales, casi siempre obsesionadas por permanecer en el poder y por actuar al margen de las leyes, si es posible con impunidad casi plena, como ocurre en España, que es una de las democracias mas degradadas e injustas de Occidente.
La mayoría de los pensadores político piensan que cuando la abstención gana unas elecciones, la democracia está tocada y el gobierno ganador queda deslegitimado, pero estos políticos nuestros, tan escasamente demócratas como poco éticos, no se dan por aludidos cuando los ciudadanos los boicotean en las urnas, demostrando así su baja estofa moral y su perverso sentido de la democracia.