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Después de muchos años de pasividad e, incluso, de connivencia, soportando el lastre de demasiados dirigentes occidentales acobardados ante el avance de los radicales islamistas, por fin parece que Occidente comienza a reaccionar y a plantar cara al yihadismo, un enemigo peligroso pero que, sin la menor duda, se derrumbará cuando los cobardes que dirigen muchas falsas democracias occidentales sean relevados de sus nefastos liderazgos y sustituidos por gente consciente de que la cobardía sólo lleva a la derrota.
En Irak, una guerra desgraciada que nunca debió librarse pero que hoy es la clave de la batalla entre los regímenes occidentales, basados en las libertades, y el radicalismo islamista, que avanza apoyado en el terrorismo, las cosas no van tan mal.
Los ejércitos occidentales presentes en Irak luchan ahora al lado de la milicia de Al Sahwa (El Despertar) en la complicada y hasta hora irreductible zona de Al Dora, al sur de Bagdad, mientras que en otras zonas de Irak se refuerzan las alianzas entre distintas milicias iraquíes y las tropas de Estados Unidos y sus aliados, todos luchando contra el enemigo común, que es el terrorismo yihadista. A los 164.000 efectivos norteamericanos se les suman ahora unos noventa mil hombres de Irak, con la gran ventaja de que conocen perfectamente la zona donde luchan, porque cada miliciano se encarga de la defensa de su propia calle.
La nueva estrategia aliada, diseñada hace un año por el general Petraeus, está dando resultados. El objetivo es unirse a los iraquíes en la lucha contra el enemigo común, que es Al Qaida, y expulsarla de Irak. A juzgar por las muertes y la violencia, la situación en Irak es hoy mucho mejor que hace dos años, cuando la violencia sectaria y el azote terrorista de Al Qaida estaban en su cénit.
La paz ya se ve posible en Irak y no es sólo una esperanza para el sufrido pueblo iraquí. La derrota de Al Qaida es también una de las condiciones para avanzar en la lucha global contra el yihadismo. Sería una manera de demostrar que es posible la democracia y el progreso en un país árabe.
Los estrategas norteamericanos afirman ahora que lo más peligroso en esta batalla global contra el terrorismo y el radicalismo islamista es el quintacolumnismo cobarde, que se ha hecho especialmente fuerte en Europa, donde algunos dirigentes (Zapatero siempre es el que se cita como ejemplo) parecen estar del lado de los terroristas.
En Washington, donde se analiza constantemente la batalla global contra la Yihad, piensan que algunas sociedades europeas empiezan a despertar y a sacudirse la cobardía que las paralizaba. Holanda, donde se forjaron las caricaturas de Mahoma y donde el controvertido político holandés Geert Wilderses presentó recientemente un impresionante documental crítico contra el Islam, es el ejemplo de reacción valiente más citado.
La evolución de la opinión publica en Irak está ayudando a que se produzca ese cambio. La BBC y la cadena norteamericana ABC han hecho sondeos que revelan una satisfacción creciente de la población iraquí ante la situación. El 49 por ciento de la población piensa ahora (frente a 37 el pasado agosto) que la invasión fue correcta, y el 38 por ciento (frente al 47 en agosto) que las fuerzas de la coalición deberían abandonar Irak. Un 55 por ciento de la población se declara satisfecho con la vida en Irak, y un 46 por ciento piensa que las cosas van a mejor".
La conversión de Magdi Cristiano Allam, vicedirector del Corriere della Sera, musulmán converso al cristianismo y bautizado por Benedicto XVI este Domingo de Pascua, es otro síntoma de la resurrección de la voluntad de resistencia en Occidente. Magdi explica las razones que le han llevado a la fe, tras años defendiendo la posibilidad de un "islam moderado": "Me fui dando cuenta de que, más allá de la coyuntura que registra la implantación del fenómeno de los extremistas y del terrorismo islámico en todo el mundo, la raíz del mal está inscrita en un islam que es fisiológicamente violento e históricamente, conflictivo".
Nuestro colaborador en Washington nos informa que en la mayoría de los análisis que manejan los think tanks norteamericanos sobre la guerra global contra la Yihad, el gobierno español que preside Zapatero es siempre señalado como el más contaminado por la cobardía frente al Islam y el que menos apoya la resistencia de la cultura occidental frente a la agresión radical islamista.
En Irak, una guerra desgraciada que nunca debió librarse pero que hoy es la clave de la batalla entre los regímenes occidentales, basados en las libertades, y el radicalismo islamista, que avanza apoyado en el terrorismo, las cosas no van tan mal.
Los ejércitos occidentales presentes en Irak luchan ahora al lado de la milicia de Al Sahwa (El Despertar) en la complicada y hasta hora irreductible zona de Al Dora, al sur de Bagdad, mientras que en otras zonas de Irak se refuerzan las alianzas entre distintas milicias iraquíes y las tropas de Estados Unidos y sus aliados, todos luchando contra el enemigo común, que es el terrorismo yihadista. A los 164.000 efectivos norteamericanos se les suman ahora unos noventa mil hombres de Irak, con la gran ventaja de que conocen perfectamente la zona donde luchan, porque cada miliciano se encarga de la defensa de su propia calle.
La nueva estrategia aliada, diseñada hace un año por el general Petraeus, está dando resultados. El objetivo es unirse a los iraquíes en la lucha contra el enemigo común, que es Al Qaida, y expulsarla de Irak. A juzgar por las muertes y la violencia, la situación en Irak es hoy mucho mejor que hace dos años, cuando la violencia sectaria y el azote terrorista de Al Qaida estaban en su cénit.
La paz ya se ve posible en Irak y no es sólo una esperanza para el sufrido pueblo iraquí. La derrota de Al Qaida es también una de las condiciones para avanzar en la lucha global contra el yihadismo. Sería una manera de demostrar que es posible la democracia y el progreso en un país árabe.
Los estrategas norteamericanos afirman ahora que lo más peligroso en esta batalla global contra el terrorismo y el radicalismo islamista es el quintacolumnismo cobarde, que se ha hecho especialmente fuerte en Europa, donde algunos dirigentes (Zapatero siempre es el que se cita como ejemplo) parecen estar del lado de los terroristas.
En Washington, donde se analiza constantemente la batalla global contra la Yihad, piensan que algunas sociedades europeas empiezan a despertar y a sacudirse la cobardía que las paralizaba. Holanda, donde se forjaron las caricaturas de Mahoma y donde el controvertido político holandés Geert Wilderses presentó recientemente un impresionante documental crítico contra el Islam, es el ejemplo de reacción valiente más citado.
La evolución de la opinión publica en Irak está ayudando a que se produzca ese cambio. La BBC y la cadena norteamericana ABC han hecho sondeos que revelan una satisfacción creciente de la población iraquí ante la situación. El 49 por ciento de la población piensa ahora (frente a 37 el pasado agosto) que la invasión fue correcta, y el 38 por ciento (frente al 47 en agosto) que las fuerzas de la coalición deberían abandonar Irak. Un 55 por ciento de la población se declara satisfecho con la vida en Irak, y un 46 por ciento piensa que las cosas van a mejor".
La conversión de Magdi Cristiano Allam, vicedirector del Corriere della Sera, musulmán converso al cristianismo y bautizado por Benedicto XVI este Domingo de Pascua, es otro síntoma de la resurrección de la voluntad de resistencia en Occidente. Magdi explica las razones que le han llevado a la fe, tras años defendiendo la posibilidad de un "islam moderado": "Me fui dando cuenta de que, más allá de la coyuntura que registra la implantación del fenómeno de los extremistas y del terrorismo islámico en todo el mundo, la raíz del mal está inscrita en un islam que es fisiológicamente violento e históricamente, conflictivo".
Nuestro colaborador en Washington nos informa que en la mayoría de los análisis que manejan los think tanks norteamericanos sobre la guerra global contra la Yihad, el gobierno español que preside Zapatero es siempre señalado como el más contaminado por la cobardía frente al Islam y el que menos apoya la resistencia de la cultura occidental frente a la agresión radical islamista.