"El poder político tiene malas intenciones con la democracia". Lo ha advertido el director de "Le Monde", Jean-Marie Colombiani, que también opina que "la prensa mundial está en crisis porque hay poderes políticos que intentan controlarla".
Nada nuevo, nada que no conociéramos, pero una advertencia, aunque asumida, siempre adquiere valor cuando viene del director de uno de los grandes rotativos mundiales. El máximo responsable de Le Monde, en declaraciones periodico "La Nación", toca el tema de la periodista norteamericana Judith Miller, encarcelada por no revelar sus fuentes de información, y sostiene que, a pesar de ese encarcelamiento, Estados Unidos es y sigue siendo un Estado de Derecho.
La advertencia de Colombiani es una más de las muchas voces que se alzan en el planeta mediático para avisar de los grandes peligros que amenazan a unos medios que tienen una influencia que resulta insoportable para el poder político, desbocado en sus ansias de poder y en su obsesión por el dominio y decidido a controlar todos los recursos y resortes de la sociedad.
El auge del terrorismo proporciona a los gobiernos una excusa de gran valor para conseguir ese objetivo de controlarlo todo. La seguridad siempre ha sido la gran coartada para el dominio. Europa acaba de aprobar mayores controles sobre las llamadas telefónicas y los e-mail de los ciudadanos y las redacciones y empresas periodísticas pronto sentirán la presión de los gobiernos, que querran controlar la información, la creación de opinión, el sentido de la crítica y hasta la relación con las fuentes informativas.
Lo grave de la situación no es que la prensa libre esté en peligro, sino que lo que está en peligro es la democracia.
Nada nuevo, nada que no conociéramos, pero una advertencia, aunque asumida, siempre adquiere valor cuando viene del director de uno de los grandes rotativos mundiales. El máximo responsable de Le Monde, en declaraciones periodico "La Nación", toca el tema de la periodista norteamericana Judith Miller, encarcelada por no revelar sus fuentes de información, y sostiene que, a pesar de ese encarcelamiento, Estados Unidos es y sigue siendo un Estado de Derecho.
La advertencia de Colombiani es una más de las muchas voces que se alzan en el planeta mediático para avisar de los grandes peligros que amenazan a unos medios que tienen una influencia que resulta insoportable para el poder político, desbocado en sus ansias de poder y en su obsesión por el dominio y decidido a controlar todos los recursos y resortes de la sociedad.
El auge del terrorismo proporciona a los gobiernos una excusa de gran valor para conseguir ese objetivo de controlarlo todo. La seguridad siempre ha sido la gran coartada para el dominio. Europa acaba de aprobar mayores controles sobre las llamadas telefónicas y los e-mail de los ciudadanos y las redacciones y empresas periodísticas pronto sentirán la presión de los gobiernos, que querran controlar la información, la creación de opinión, el sentido de la crítica y hasta la relación con las fuentes informativas.
Lo grave de la situación no es que la prensa libre esté en peligro, sino que lo que está en peligro es la democracia.