Isabel, la heroína de Madrid
Jorge Bustos publicó el 12 de marzo, en "El Mundo", una tribuna donde refleja con gran precisión la fortaleza de la mujer aparentemente débil que hoy preside la Comunidad de Madrid y que está librando contra Pedro Sánchez una batalla digna de epopeyas como "El señor de los anillos" o "Juego de Tronos". Ante el estupor desconcertado de la Moncloa y de su siniestra corte de brujos y estrategas oscuros, la muchacha de Madrid está convirtiéndose en un peligro mortal para el sanchismo porque la parte más democrática, decente y sana de España, que es la mas numerosa, resucita y se une a ella, apoyándola para que derrote al killer.
La izquierda se coloca también detrás de Sánchez para derrotar a la joven Juana de Arco de Madrid. Quieren marcarla como la fundadora del "supremacismo madrileño" y quieren revivir y lanzar contra ella aquel rechazo intenso que España sintió ante los catalanes golpistas rebeldes que quisieron romper la nación. Pero acusar a la frágil heroína de Madrid de "supremacista", siendo una patriota de convicción, no es razonable y menos aun creíble.
Los brujos y pelotas que rodean a Sánchez están asustados porque comprueban que los golpes y ataques de la izquierda son los que agrandan y enaltecen la figura de Ayuso, que ya es casi tan alta como las torres de Plaza de Castilla. Sienten terror cuando ven a Ayuso convertirse en símbolo de la resistencia y cómo su figura trasciende los límites de la capital y se proyecta en toda España como contrapunto de la izquierda depredadora.
Pero no menos asustados están sus correligionarios del PP, un partido maniobrero y casi tan corrompido como el PSOE, culpable, por su cobardía y fracasos, de que España haya caído hoy en las garras de una izquierda depredadora que lucha por conducirla hacia los espacios esclavos y empobrecidos del totalitarismo. En ese PP, que no sabe sacudirse la influencia del cobarde Rajoy, temen que la victoria de Ayuso pueda desbancar a la manada de mediocres temerosos que dirige hoy el partido.
Bustos dice que los méritos de Ayuso son imponentes, entre ellos el de haberle robado en Madrid la bandera del pueblo a la izquierda. En los bares de la capital de España la gente se une a Ayuso, a la que ve como una igual que también sufre la dureza de la crisis, la incompetencia y el acoso del sicario de la Moncloa.
Reproduzcamos un párrafo de Bustos que probablemente retrate a la chica Ayuso mejor que ningún otro texto: "Veamos. Ayuso no encaja en el vestido de pija pepera ni en el hábito de monja voxera. Ni es una meapilas ni viene de familia bien, y su último novio conocido fue un peluquero. Madruga mucho y se acuesta tarde, lo que amplía la probabilidad de que a lo largo de una jornada incurra en más aciertos que errores por puro estajanovismo. Aprende rápido porque sabe que no sabe, pero ha renunciado a la gloria que reparten los árbitros de lo correcto y los críticos de lo aparente. Igual que los columnistas que triunfan escriben para los lectores y no para el gremio de columnistas, Ayuso hace política para los madrileños y no para el gremio de tertulianos".
Del mismo modo que en la Guerra Civil la batalla de Madrid fue siempre la clave de todo el enfrentamiento, hoy la batalla de Madrid vuelve a ser el núcleo de la resistencia española frente al duro asalto del sanchismo, de su arrogancia, de su desprecio por la libertad, de su lejanía de la democracia, de su aversión al trabajo, la empresa y la prosperidad. Ayuso se ha convertido en una esperanza para la parte más limpia y decente de España, la que resiste y sueña con que el killer desaparezca del poder y el país sea gobernando pronto por que le amen y respeten.
El killer contra la joven heroína de Madrid es una lucha memorable de la que depende el futuro de España y que podría proyectar a Isabel Ayuso hasta el altar de las grandes mujeres de España, con Agustina de Aragón, Mariana Pineda, Isabel de Castilla y muchas otras.
Francisco Rubiales
La izquierda se coloca también detrás de Sánchez para derrotar a la joven Juana de Arco de Madrid. Quieren marcarla como la fundadora del "supremacismo madrileño" y quieren revivir y lanzar contra ella aquel rechazo intenso que España sintió ante los catalanes golpistas rebeldes que quisieron romper la nación. Pero acusar a la frágil heroína de Madrid de "supremacista", siendo una patriota de convicción, no es razonable y menos aun creíble.
Los brujos y pelotas que rodean a Sánchez están asustados porque comprueban que los golpes y ataques de la izquierda son los que agrandan y enaltecen la figura de Ayuso, que ya es casi tan alta como las torres de Plaza de Castilla. Sienten terror cuando ven a Ayuso convertirse en símbolo de la resistencia y cómo su figura trasciende los límites de la capital y se proyecta en toda España como contrapunto de la izquierda depredadora.
Pero no menos asustados están sus correligionarios del PP, un partido maniobrero y casi tan corrompido como el PSOE, culpable, por su cobardía y fracasos, de que España haya caído hoy en las garras de una izquierda depredadora que lucha por conducirla hacia los espacios esclavos y empobrecidos del totalitarismo. En ese PP, que no sabe sacudirse la influencia del cobarde Rajoy, temen que la victoria de Ayuso pueda desbancar a la manada de mediocres temerosos que dirige hoy el partido.
Bustos dice que los méritos de Ayuso son imponentes, entre ellos el de haberle robado en Madrid la bandera del pueblo a la izquierda. En los bares de la capital de España la gente se une a Ayuso, a la que ve como una igual que también sufre la dureza de la crisis, la incompetencia y el acoso del sicario de la Moncloa.
Reproduzcamos un párrafo de Bustos que probablemente retrate a la chica Ayuso mejor que ningún otro texto: "Veamos. Ayuso no encaja en el vestido de pija pepera ni en el hábito de monja voxera. Ni es una meapilas ni viene de familia bien, y su último novio conocido fue un peluquero. Madruga mucho y se acuesta tarde, lo que amplía la probabilidad de que a lo largo de una jornada incurra en más aciertos que errores por puro estajanovismo. Aprende rápido porque sabe que no sabe, pero ha renunciado a la gloria que reparten los árbitros de lo correcto y los críticos de lo aparente. Igual que los columnistas que triunfan escriben para los lectores y no para el gremio de columnistas, Ayuso hace política para los madrileños y no para el gremio de tertulianos".
Del mismo modo que en la Guerra Civil la batalla de Madrid fue siempre la clave de todo el enfrentamiento, hoy la batalla de Madrid vuelve a ser el núcleo de la resistencia española frente al duro asalto del sanchismo, de su arrogancia, de su desprecio por la libertad, de su lejanía de la democracia, de su aversión al trabajo, la empresa y la prosperidad. Ayuso se ha convertido en una esperanza para la parte más limpia y decente de España, la que resiste y sueña con que el killer desaparezca del poder y el país sea gobernando pronto por que le amen y respeten.
El killer contra la joven heroína de Madrid es una lucha memorable de la que depende el futuro de España y que podría proyectar a Isabel Ayuso hasta el altar de las grandes mujeres de España, con Agustina de Aragón, Mariana Pineda, Isabel de Castilla y muchas otras.
Francisco Rubiales