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Arreglar España es fácil, pero los políticos no quieren



Hay muchos demócratas en España que sabrían tomar las decisiones adecuadas para arreglar el país, pero el problema es que los políticos, que han sido elegidos para lograrlo y cobran por hacerlo, no quieren. Yo mismo, si fuera presidente del gobierno, arreglaría España de un plumazo y colocaría al país en vías de solucionar sus grandes problemas en un corto espacio de tiempo. Les aseguro que arreglar España es muy fácil. Los políticos y sus partidos son los grandes obstáculos que impiden que España sea un país decente y próspero. Si hay un sólo político que se atreva a debatir conmigo estas soluciones, en libertad y sin trucos, lo reto. Pero no tienen arrestos porque hace siglos que no debaten en igualdad y sin trucos con nadie.

Les voy a contar lo que hay que hacer para que España enderece el rumbo y consiga ser un país ejemplar y envidiado en unos pocos años.
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Una de las muchas imágenes que circulan en Internet reclamando cambios profundos en España
Lo mas urgente es adelgazar el Estado. Los políticos de la falsa democracia española han creado un Estado-monstruo, tan enorme, desproporcionado e incosteable que la primera urgencia de España es desmontarlo y suprimir instituciones, presupuestos, instancias y chiringuitos de todo tipo, abiertos por los políticos sin otro objetivo que colocar y dar de comer, a costa del Estado, a decenas de miles de amigos, compañeros de partidos y, en no pocos casos, a familiares. Si se suprimen el Senado, los parlamentos regionales y los enormes gobiernos autonómicos, junto a las diputaciones, las inútiles oficinas de los defensores del pueblo y centenares de fundaciones, instituciones y organismos costosos e innecesarios, España no sólo no sufriría daño alguno, sino que ganaría en bienestar, convivencia, agilidad administrativa, prosperidad, justicia y organización.

El segundo paso sería resucitar la sociedad civil, que hoy es un cadáver incapaz de cumplir con su deber de organizar a los ciudadanos y servir de contrapeso al poder político. Con las universidades, la enseñanza en general, los medios de comunicación, los colegios profesionales, los sindicatos y otros muchos pilares de la sociedad civil ocupados, infiltrados o dependiendo del gobierno, la sociedad civil es un muerto y la democracia una pantomima. Los partidos políticos, que se han apropiado de la sociedad civil, tienen que ser expulsados de ese espacio de libertad ciudadana, lo que devolverá a la sociedad y a la ciudadanía un vigor desconocido en España, donde los políticos se han apropiado de todo, extendiéndose sobre el tejido social como el peor de los virus.

Limitar el poder de los partidos: eliminando la financiación pública, haciéndolos responsables subsidiarios de los delitos y desmanes que cometan sus miembros electos, obligándolos a practicar la democracia interna y a rendir cuentas a los ciudadanos que afirman representar.

Garantizar el funcionamiento independiente de los poderes básicos del Estado. Los partidos deben dejar de controlar la Justicia y abandonar la sucia costumbre de nombrar jueces y magistrados. Los poderes Legislativo y Ejecutivo funcionarán liberados de las cadenas que les imponen los partidos políticos en España, donde es prácticamente imposible que un ministro realice su labor de gobierno en contra de los dictados de su partido y que un diputado represente a los ciudadanos que dice representar.

Cambiar las leyes para que en España, un país plagado de rufianes y sinvergüenzas sin escrúpulos, reinen de nuevo la Justicia, la limpieza, la igualdad de oportunidades y la decencia.

Devolver al ciudadano el protagonismo que le corresponde en democracia.

Prohibir la publicidad pública en los medios de comunicación para evitar que sometan y manipulen la libertad de prensa y de información, un derecho fundamental en democracia.

Reforzar las medidas de protección a los débiles.

Regenerar y revitalizar la vida económica apartando al Estado de la actividad empresarial y de la concesión de subvenciones que debilitan y despojan de musculatura a las empresas. La política debe actuar únicamente para arbitrar, primar la contratación en las empresas y eliminar las trabas burocráticas y fiscales para que las empresas puedan nacer, producir sin obstáculos y generar prosperidad y empleo. La labor de los autónomos debe ser facilitada porque ellos, mas que las grandes empresas, que son las únicas a las que los actuales gobiernos amparan, son la columna vertebral de la economía española.

Reformar la ley electoral para eliminar las ventajas y diferencias regionales y conseguir que cada voto tenga el mismo valor en cualquier lugar de España

Reformar las ley de educación para que se premie el mérito, la excelencia y el esfuerzo, no la mediocridad, como ocurre ahora. Formar mejor a los maestros y profesores, vinculando sus salarios al éxito real de sus alumnos. Crear ayudas y becas especiales para apoyar a los mas capaces y esforzados.

Garantizar la igualdad por ley y eliminar las diferencias fiscales y de otro tipo que han violado la constitución haciendo de España no un país igualitario, sino diferente, según la comunidad autónoma donde se viva.

Perseguir el delito político y la corrupción, estableciendo para los corruptos y ladrones de dinero público penas de cárcel de por vida, si no se devuelve el botín sustraído al pueblo.

Establecer controles a los partidos y a los políticos electos por parte de la sociedad civil y establecer mecanismos de censura para que los cargos públicos sean controlados y tengan que rendir cuentas ante tribunales independientes, al término de sus mandatos.

Exigir que los políticos sean ejemplares, que posean valores y se sometan a exámenes psíquicos, morales y profesionales. Los controles deben ser independientes y deben afectar a todos los políticos que aspiren a ser elegidos y a los que sean designados para cargos públicos.

Establecer mecanismos para que el pueblo, que debe estar representado no por los partidos sino por la sociedad civil organizada, pueda presentar iniciativas legislativas con igual o superior facilidad y autoridad que los partidos.

Establecer mecanismos para que los ciudadanos pueden destituir a los políticos que fallen, pierdan la confianza ciudadana o no desempeñen sus cargos a satisfacción de los ciudadanos.

Eliminar las alianzas de partidos que no hayan sido previamente declaradas y publicitadas en las campañas electorales y penalizar con dureza la compra de votos y todas la facetas de la corrupción.

Reinstaurar la verdadera democracia, con sus leyes y normas garantizadas: participación del ciudadano, controles al poder, separación de poderes, ley igual para todos, listas abiertas, destitución de los políticos que pierdan la confianza, representación auténtica de los ciudadanos por parte de los representantes elegidos, garantía de la libertad mediática y supresión de los medios públicos que no sean exclusivamente culturales y formativos, etc.

Con estas medidas, España solucionaría sus problemas en no mas de cinco años y el país dispondrá de dinero suficiente para recuperar en gran medida las prestaciones del Estado de Bienestar. El ahorro que se produciría con la devolución del dinero robado en las últimas décadas y la eliminación de los cientos de miles de políticos y cargos públicos innecesarios que ahora viven del Estado permitirán garantizar las pensiones y fortalecer las políticas de igualdad, salud, educación y protección de los mas débiles.

Sin corrupción y sin parásitos, el país comenzará a recuperar la ilusión y el vuelo. El independentismo se debilitaría, los españoles se sentirían a gusto en un país decente y equilibrado y la economía recuperará el fuelle. Pronto quedarían demostradas algunas verdades de las que nadie habla hoy porque los partidos lo impiden: sin corrupción y sin parásitos, el país avanzará a gran velocidad y será evidente que la actual clase política, con sus iniquidades, abusos, injusticias, torpezas y privilegios, es el gran obstáculo que impide el despegue de España y la recuperación del orgullo nacional, la prosperidad y la ilusión.

Hay otras medidas que deberán adoptarse, pero llegarán de manera natural y serán adoptadas con lógica y sin traumas por un país que ya habrá enderezado el rumbo y se ha librado del lastre y de la suciedad política que le impedían afrontar el futuro y vivir dignamente, como una nación de hombres y mujeres libres.

(Estas medidas y otras muchas, necesarias para desintoxicar y adecentar España, están descritas en mi libro Democracia severa, recién publicado por Tecnos).

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Lunes, 7 de Diciembre 2015
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