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Aquelarre de ladrones, bandoleros y chorizos socialistas



La sentencia de los EREs, que condena a dos ex presidentes socialistas y a numerosos altos cargos de ese partido por diversos delitos graves de corrupción y abuso de poder no es una condena al socialismo andaluz, sino al PSOE en pleno, que después de esta sentencia se consolida como la asociación más delictiva de España, después de la banda terrorista ETA.

La sentencia es tan grave que alcanza a todo el socialismo mundial, al que precipitará todavía más en el desprestigio y la decadencia, permite creer que los españoles estamos en manos de auténticos golfos y que el socialismo español, en cualquier país democrático y decente, merecería ser precintado por la Justicia como auténtica asociación de malhechores.
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La clave no es discernir si la sentencia dictada es dura o leve, sino lamentar con rabia que el dinero robado no va a ser devuelto y que el socialismo español, que no ha pedido perdón ni asume las responsabilidades por ese robo masivo y por sus otras muchas fechorías, va a salir injustamente indemne de este nauseabundo ataque a la decencia y al buen nombre de España, Europa y el mundo entero de la política.

En resumen: más de 855 millones de euros robados o malversados, según la jueza Alaya, de los cuales sólo 8 fueron recuperados. Condenas de inhabilitación para los que ya no están en la política, lo que equivale prácticamente a una absolución. Penas de cárcel tan suaves que dentro de dos años estarán en la calle, paseando y disfrutando de lo robado. Así trata la España podrida, construida por el PSOE y el PP, a delincuentes de alto nivel político, auténticos ladrones del patrimonio del pueblo.

Somos muchos los españoles que creemos que la sentencia es escandalosamente leve porque no obliga a los ladrones a reponer el dinero malversado y a los que lo recibieron a devolverlo al erario público. También es decepcionante porque no obliga al PSOE a pagar con su dinero lo que han robado sus dirigentes.

Robar de esa manera es algo parecido al terrorismo, pero sin sangre. Se atenta contra el Estado, contra la democracia y contra los ciudadanos y las víctimas del "festival de golfos" de los EREs son, como en los atentados de ETA, los ciudadanos españoles saqueados y España como nación.

El PSOE es ahora, más que nunca, una inmensa asociación de malhechores, la segunda organización más condenada por delitos en los tribunales españoles después de ETA. En cualquier país decente y democrático, el PSOE, después de este aquelarre de delincuentes, quedaría tan herido que casi tendría que desaparecer. Pero en España, increíblemente, ni siquiera se tambalea y se dispone a gobernar, toda una desvergüenza sucia e indecente que convierte nuestra democracia en ua sainete indecente y a parte del electorado español en aberrante, envilecido y cómplice de delitos de dramática gravedad.

Aunque nadie lo admita y ellos disimulen con descaro, el PSOE sale hecho trizas de este macrojuicio. Que nadie olvide que Chaves y Griñán, además de haber sido presidentes de la Junta de Andalucía, han sido también presidentes del PSOE, lo que equivale a la condena ha sido al partido en pleno, como si hubieran condenado a Aznar y Rajoy al mismo tiempo por robo.

Además de haber sido condenada la cúpula del PSOE, entre juzgados, acusados, investigados y condenados, son ya miles los socialistas inmersos en el delito y en sus aledaños, sin contar los miles de políticos y ex políticos socialistas incapaces de justificar sus abultados patrimonios. Uno de ellos, el ex ministro José Bono, socialista multimillonario que no puede justificar su riqueza, ha tenido el descaro de salir en defensa de los condenados.

La gran pregunta es ¿Debe dimitir Pedro Sánchez, no sólo haber declarado previamente que ponía la mano en e fuego por la honradez de Chaves y Griñán, sino por la vergonzante condena de altos cargos de su partido en Andalucia? La respuesta es clara y evidente: si estuviéramos en un país democrático y decente, la dimisión sería obligada y fulminante, por ser el máximo responsable de una banda de ladrones multitudinaria y saqueadora, pero la España que han construido el PSOE y el PP desde que murió Franco se parece a un refugio de piratas y es el mayor y más indecente paraíso para políticos delincuentes existente en Europa y uno de los mayores de todo el planeta.

La que tiene que dimitir con más urgencia y sin discusión es Susana Díaz, heredera y protegida de Chaves y Griñan, los dos ex presidentes condenados del aquelarre de chorizos. Ella dirige el partido delincuente y no solo no ha hecho nada por regenerarlo, sino que siempre trato de exculpar a los delincuentes y minimizar su espantoso asalto al erario público y a la dignidad de Andalucía, un territorio que, bajo el mandato socialista, se ha consolidado como la región más corrupta de Europa. Después de Sánchez y Susana, también debe dimitir la actual ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero. Ella fue consejera de esa Junta de Andalucía corrupta desde 2004 hasta 2018, catorce años en la Junta y ahora en el gobierno de España sin haber pagado por el robo masivo de su partido.

España se cubre de oprobio ante el mundo con estos delitos, que desprestigian a España en el plano mundial y fortalecen la rebelión de los catalanes, que podrán decir con razón, a partir de ahora, que huir del Estado de España está justificado porque lo han convertido en una cueva de ladrones.

Nadie sabe si el escándalo de los EREs, ya condenado como el mayor delito de corrupción en la falsa democracia que sucedió al franquismo, dañara las vigas maestras del PSOE, pero el descaro de sus líderes eludiendo responsabilidades ya se ha hecho notar. Dicen que esos delitos son del pasado y que sus autores no son ya del partido. Sin embargo, es casi imposible encontrar a personas que concentren más socialismo que los ex presidentes Chaves y Griñan, ambos también ex presidentes nacionales del PSOE, ex ministros y situados durante muchos en la cúspide más influyente del partido. Tampoco se sabe si la ola de suciedad que invade al PSOE dificultará el proyectado gobierno pactado con Unidas Podemos, que tendría que completarse con alianzas indeseables y bastardas con el independentismo y el golpismo, pero no cabe duda de que el socialismo español eludirá su pavorosa responsabilidad, dará un paso más hacia su ruina, acercándose a la muerte por suciedad y vicio, y que el nuevo gobierno nacerá más podrido todavía de lo esperado, lleno de inmundicia y depravación, nada acorde con una democracia europea y toda una humillación para un pueblo que, aunque ahora esté en gran parte envilecido por votar a canallas y ladrones, no hace mucho fue admirado, digno, grande y ejemplar.

Francisco Rubiales

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Martes, 19 de Noviembre 2019
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