Lo cuenta un caraqueño:
Yo tengo un sueño muy liviano, y en una de esas noches noté que había alguien andando sigilosamente por el jardín de mi casa.
Me levanté silenciosamente y me quedé siguiendo los leves ruidos que venían de afuera, hasta ver una silueta pasando por la ventana del baño.
Como mi casa es muy segura, con rejas en las ventanas y cerrojos internos en las puertas, no me preocupé demasiado, pero está claro que no iba a dejar al ladrón ahí, intentando penetrar en mi hogar.
Tomé el teléfono y llamé en voz baja a emergencias de la policía e informé la situación, dando mi dirección.
Me preguntaron si el ladrón estaba armado, de qué calibre era el arma, si estaba solo etc. y si ya estaba dentro de la casa.
Aclaré que no y que de las características del arma no sabia nada.
Me dijeron que no había ninguna patrulla cercana para prestar ayuda, pero que mandarían a alguien cuando les fuera posible y que si pasaba algo les volviera a llamar.
Pasaron quince desesperantes minutos y, tras comprobar que el ladrón seguía en el jardín, tomé el teléfono, llamé nuevamente y dije con voz calmada:
¡Hola!, soy fulano y hace un rato llamé porque había alguien en mi jardín. Ya no hay necesidad de que envíen una patrulla con urgencia porque ya maté al ladrón de un tiro con mi escopeta de caza, calibre 12. Lo malo es que el tiro hizo un desastre, pues le volé la cabeza y ahora estan sus sesos regados por el jardín.
Pasados menos de tres minutos, había en mi calle:
5 patrullas de la Policía Metropolitana,
3 patrullas de la Disip,
1 patrulla de la Guardia Nacional,
1 helicóptero del CICPC, así como 3 patrullas con funcionarios de Homicidio, Inspecciones y Medicatura Forense,
1 unidad de rescate de Protección Civil,
1 Fiscal del Ministerio Publico,
3 defensores del pueblo,
los círculos bolivarianos del barrio vecino y 10 dirigentes vecinales,
4 equipos de reporteros, de Venezolana de Televisión, Venevisión, Televen y Globovisión,
1 diputado, 2 concejales y 1 grupo de los derechos humanos, que no se perderían esto por nada del mundo.
Ellos en su conjunto agarraron al ladrón in fraganti, quien estaba mirando todo con cara, mas que de asombro. Tal vez él estaría pensando que era la casa de un Jefe de Policía o de un familiar de alguno del gobierno.
En medio del tumulto, un comisario se me aproximó y me dijo:
'Creí que había dicho que había matado al ladrón.'
Yo le contesté:
“Creí que me habían dicho que no había nadie disponible.”
Yo tengo un sueño muy liviano, y en una de esas noches noté que había alguien andando sigilosamente por el jardín de mi casa.
Me levanté silenciosamente y me quedé siguiendo los leves ruidos que venían de afuera, hasta ver una silueta pasando por la ventana del baño.
Como mi casa es muy segura, con rejas en las ventanas y cerrojos internos en las puertas, no me preocupé demasiado, pero está claro que no iba a dejar al ladrón ahí, intentando penetrar en mi hogar.
Tomé el teléfono y llamé en voz baja a emergencias de la policía e informé la situación, dando mi dirección.
Me preguntaron si el ladrón estaba armado, de qué calibre era el arma, si estaba solo etc. y si ya estaba dentro de la casa.
Aclaré que no y que de las características del arma no sabia nada.
Me dijeron que no había ninguna patrulla cercana para prestar ayuda, pero que mandarían a alguien cuando les fuera posible y que si pasaba algo les volviera a llamar.
Pasaron quince desesperantes minutos y, tras comprobar que el ladrón seguía en el jardín, tomé el teléfono, llamé nuevamente y dije con voz calmada:
¡Hola!, soy fulano y hace un rato llamé porque había alguien en mi jardín. Ya no hay necesidad de que envíen una patrulla con urgencia porque ya maté al ladrón de un tiro con mi escopeta de caza, calibre 12. Lo malo es que el tiro hizo un desastre, pues le volé la cabeza y ahora estan sus sesos regados por el jardín.
Pasados menos de tres minutos, había en mi calle:
5 patrullas de la Policía Metropolitana,
3 patrullas de la Disip,
1 patrulla de la Guardia Nacional,
1 helicóptero del CICPC, así como 3 patrullas con funcionarios de Homicidio, Inspecciones y Medicatura Forense,
1 unidad de rescate de Protección Civil,
1 Fiscal del Ministerio Publico,
3 defensores del pueblo,
los círculos bolivarianos del barrio vecino y 10 dirigentes vecinales,
4 equipos de reporteros, de Venezolana de Televisión, Venevisión, Televen y Globovisión,
1 diputado, 2 concejales y 1 grupo de los derechos humanos, que no se perderían esto por nada del mundo.
Ellos en su conjunto agarraron al ladrón in fraganti, quien estaba mirando todo con cara, mas que de asombro. Tal vez él estaría pensando que era la casa de un Jefe de Policía o de un familiar de alguno del gobierno.
En medio del tumulto, un comisario se me aproximó y me dijo:
'Creí que había dicho que había matado al ladrón.'
Yo le contesté:
“Creí que me habían dicho que no había nadie disponible.”
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