Pedro Sánchez y su inquietante gobierno, unido a comunistas y apoyado por la peor ralea política del país, integrada por amigos del terrorismo y golpistas que promueven el odio y la ruptura, son fenómenos que sólo se explican porque la izquierda, previamente, ha ganado en España la batalla de la cultura, promoviendo el socialismo radical, abrazando el comunismo, influyendo poderosamente en los jóvenes y apropiándose de los movimientos de vanguardia.
Antes de ser defenestrada por el débil Pablo Casado, émulo de la política cobarde y acomplejada de Rajoy, Cayetana Álvarez de Toledo dijo algo que es clave para entender lo que está ocurriendo hoy en esta España, donde una enorme chusma totalitaria y rabiosa de rencores y venganzas está apoyando al sanchismo, sostiene a los comunistas, ha podrido al viejo PSOE y está llevando a España hacia la ruina, la ruptura y el fracaso. Según Cayetana, el PP se ha rendido y ha abandonado la lucha por la cultura.
Gracias a esa multitud de esclavos desinformados que votan a la izquierda, adictos al eslogan y a las subvenciones e incapaces de pensar, analizar y digerir la verdad, sobrevive el gobierno de Sánchez, a pesar de sus muchos errores y fracasos y de ser una maquinaria de destrucción de la prosperidad y la libertad, además uno de los peores gobiernos de nuestra historia, desde los reinos godos.
Provocando la rabia que suele acompañar a las verdades que duelen, Cayetana acusó a la derecha de haber abdicado de la cultura y haberla dejado en manos de la izquierda, que, sin oposición ni resistencia, ha podido imponer en España su tejido cultural lleno de mentiras, revanchas, envidias y tergiversaciones, confundiendo y engañando a millones de españoles y haciendo de España el único país de Europa que se dirige hacia el comunismo.
Que nadie se extrañe de que el cine español sea una basura capaz sólo de retratar la España casposa, revanchista, maleducada y enemiga de la verdad, en la que los mejores son denigrados y los peores ensalzados. Que nadie proteste porque los intelectuales guarden silencio ante el desastre nacional y que los periodistas sean portavoces del engaño y piezas de la propaganda gubernamental. Que nadie se escandalice tampoco porque el feminismo esté dictando la política revanchista contra el hombre en España. Que nadie proteste porque los colectivos de gays, lesbianas y trans estén imponiendo, desde el Consejo de Ministros, su rencor en la vida diaria de los españoles. Todo eso lo ha hecho la izquierda derrochando dinero público, comprando voluntades y esparciendo mentiras, ante la cobarde ausencia de la derecha, con un PP inepto, incapaz, cobarde y culpable, en buena medida, de que la España del siglo XXI sea hoy un conglomerado casi fallido, en retroceso y arruinado, todo un rehén de socialistas y comunistas radicalizados que manejan el presupuesto y los recursos del Estado.
Esa dejadez y cobardía de la derecha ante la cultura, que es el espacio decisivo en las sociedades modernas, explica lo que hoy ocurre en España, donde hay legiones de maestros, profesores, escritores, periodistas, intelectuales, artistas, historiadores y muchos otros elementos claves del edificio cultural defendiendo las mentiras, los engaños, los rencores y los odios de la izquierda, al mismo tiempo que ocultan su imponente rosario de abusos, arbitrariedades y violaciones de la democracia, la política, la Justicia y los derechos básicos.
Cuando uno se indigna al ver como se falsea la historia, se promociona la bajeza y se utiliza la mentira en el gran juego de la cultura y la información, hay que reclamar a la izquierda, pero también a la derecha, ambas culpables, una porque vive del engaño y el abuso y la otra porque su cobardía ha hecho posible el triunfo del mal.
Nadie entiende como existen tantos descerebrados que votan a favor de la tiranía y la locura, empujando a España hacia el precipicio. Si hubiera que señalar a los culpables, el primero sería la izquierda, que ha perdido su esqueleto ético y el respeto a la democracia y a los valores, pero el segundo culpable es la derecha, cuya cobardía y complejos le han llevado a imitar a la izquierda en todo lo peor.
Rajoy fue elegido por los españoles con mayoría absoluta para que borrara las huellas del Zapaterismo, pero el gallego cobarde condecoró al inepto socialista y, además, dejó intacta su legislación depravada, incluso la educación y esa ley de Memoria Histórica promotora de rencores, mentiras y odios.
Hoy, el “Rajoy dos”, el gallego Núñez Feijóo, en lugar de ser condenado por cobarde, por acomplejado con la izquierda y por acosar y maltratar al idioma español en Galicia, como hacen los nacionalistas en otras regiones, recibe el homenaje del PP y le designa como "modelo" de un partido que odia más a la derecha que compite con su poder que al socialcomunismo, como está demostrando con su odio visceral a VOX.
Hasta que la derecha no se haga digna, fuerte y decente, sintiendo orgullo de sus ideas liberales y democráticas en lugar de admirar secretamente el poder de la izquierda, España estará abandonada a las doctrinas y sistemas más crueles y fracasados del mundo, el socialismo y el comunismo.
Por culpa del cobarde PP y de su ineptitud a la hora de defender las ideas de la democracia y la libertad, el PSOE y los comunistas se han apoderado de las universidades, las escuelas, el periodismo, el cine, la literatura, la música y la propaganda, haciendo posible que en España se impongan relatos falseados y mentiras a mansalva que, poco a poco, han ido envenenando la cultura y el alma del país, llenándolo de ineptos, tarados, vagos, maleantes y adictos a las subvenciones y a un Estado que lo solucione todo, toda una cultura decadente y sin esfuerzo que conduce a la muerte.
En ese mundo que esta tejiendo la izquierda, punta a puntada, corrompido y desalmado, no tienen sitio ni la libertad, ni la democracia, ni los valores ni el pensamiento libre y creativo. Por eso España es hoy una especie de forúnculo en Europa, un tumor preocupante dende el socialismo y el comunismo campean a sus anchas, devorando las raíces y el alma de aquella gran España que conquisto tierras y dominó el mundo durante casi tres siglos
Francisco Rubiales
Antes de ser defenestrada por el débil Pablo Casado, émulo de la política cobarde y acomplejada de Rajoy, Cayetana Álvarez de Toledo dijo algo que es clave para entender lo que está ocurriendo hoy en esta España, donde una enorme chusma totalitaria y rabiosa de rencores y venganzas está apoyando al sanchismo, sostiene a los comunistas, ha podrido al viejo PSOE y está llevando a España hacia la ruina, la ruptura y el fracaso. Según Cayetana, el PP se ha rendido y ha abandonado la lucha por la cultura.
Gracias a esa multitud de esclavos desinformados que votan a la izquierda, adictos al eslogan y a las subvenciones e incapaces de pensar, analizar y digerir la verdad, sobrevive el gobierno de Sánchez, a pesar de sus muchos errores y fracasos y de ser una maquinaria de destrucción de la prosperidad y la libertad, además uno de los peores gobiernos de nuestra historia, desde los reinos godos.
Provocando la rabia que suele acompañar a las verdades que duelen, Cayetana acusó a la derecha de haber abdicado de la cultura y haberla dejado en manos de la izquierda, que, sin oposición ni resistencia, ha podido imponer en España su tejido cultural lleno de mentiras, revanchas, envidias y tergiversaciones, confundiendo y engañando a millones de españoles y haciendo de España el único país de Europa que se dirige hacia el comunismo.
Que nadie se extrañe de que el cine español sea una basura capaz sólo de retratar la España casposa, revanchista, maleducada y enemiga de la verdad, en la que los mejores son denigrados y los peores ensalzados. Que nadie proteste porque los intelectuales guarden silencio ante el desastre nacional y que los periodistas sean portavoces del engaño y piezas de la propaganda gubernamental. Que nadie se escandalice tampoco porque el feminismo esté dictando la política revanchista contra el hombre en España. Que nadie proteste porque los colectivos de gays, lesbianas y trans estén imponiendo, desde el Consejo de Ministros, su rencor en la vida diaria de los españoles. Todo eso lo ha hecho la izquierda derrochando dinero público, comprando voluntades y esparciendo mentiras, ante la cobarde ausencia de la derecha, con un PP inepto, incapaz, cobarde y culpable, en buena medida, de que la España del siglo XXI sea hoy un conglomerado casi fallido, en retroceso y arruinado, todo un rehén de socialistas y comunistas radicalizados que manejan el presupuesto y los recursos del Estado.
Esa dejadez y cobardía de la derecha ante la cultura, que es el espacio decisivo en las sociedades modernas, explica lo que hoy ocurre en España, donde hay legiones de maestros, profesores, escritores, periodistas, intelectuales, artistas, historiadores y muchos otros elementos claves del edificio cultural defendiendo las mentiras, los engaños, los rencores y los odios de la izquierda, al mismo tiempo que ocultan su imponente rosario de abusos, arbitrariedades y violaciones de la democracia, la política, la Justicia y los derechos básicos.
Cuando uno se indigna al ver como se falsea la historia, se promociona la bajeza y se utiliza la mentira en el gran juego de la cultura y la información, hay que reclamar a la izquierda, pero también a la derecha, ambas culpables, una porque vive del engaño y el abuso y la otra porque su cobardía ha hecho posible el triunfo del mal.
Nadie entiende como existen tantos descerebrados que votan a favor de la tiranía y la locura, empujando a España hacia el precipicio. Si hubiera que señalar a los culpables, el primero sería la izquierda, que ha perdido su esqueleto ético y el respeto a la democracia y a los valores, pero el segundo culpable es la derecha, cuya cobardía y complejos le han llevado a imitar a la izquierda en todo lo peor.
Rajoy fue elegido por los españoles con mayoría absoluta para que borrara las huellas del Zapaterismo, pero el gallego cobarde condecoró al inepto socialista y, además, dejó intacta su legislación depravada, incluso la educación y esa ley de Memoria Histórica promotora de rencores, mentiras y odios.
Hoy, el “Rajoy dos”, el gallego Núñez Feijóo, en lugar de ser condenado por cobarde, por acomplejado con la izquierda y por acosar y maltratar al idioma español en Galicia, como hacen los nacionalistas en otras regiones, recibe el homenaje del PP y le designa como "modelo" de un partido que odia más a la derecha que compite con su poder que al socialcomunismo, como está demostrando con su odio visceral a VOX.
Hasta que la derecha no se haga digna, fuerte y decente, sintiendo orgullo de sus ideas liberales y democráticas en lugar de admirar secretamente el poder de la izquierda, España estará abandonada a las doctrinas y sistemas más crueles y fracasados del mundo, el socialismo y el comunismo.
Por culpa del cobarde PP y de su ineptitud a la hora de defender las ideas de la democracia y la libertad, el PSOE y los comunistas se han apoderado de las universidades, las escuelas, el periodismo, el cine, la literatura, la música y la propaganda, haciendo posible que en España se impongan relatos falseados y mentiras a mansalva que, poco a poco, han ido envenenando la cultura y el alma del país, llenándolo de ineptos, tarados, vagos, maleantes y adictos a las subvenciones y a un Estado que lo solucione todo, toda una cultura decadente y sin esfuerzo que conduce a la muerte.
En ese mundo que esta tejiendo la izquierda, punta a puntada, corrompido y desalmado, no tienen sitio ni la libertad, ni la democracia, ni los valores ni el pensamiento libre y creativo. Por eso España es hoy una especie de forúnculo en Europa, un tumor preocupante dende el socialismo y el comunismo campean a sus anchas, devorando las raíces y el alma de aquella gran España que conquisto tierras y dominó el mundo durante casi tres siglos
Francisco Rubiales