El presidente Juanma Moreno, gracias a su gestión en Andalucía, es hoy uno de los puntales del Partido Popular y un dirigente con proyección en toda la nación. Su mayor mérito es haber acabado con el estigma del socialismo andaluz y demostrar ante España entera que sin socialistas en el poder, nuestra nación funciona mejor y retornan la prosperidad, la ilusión y la esperanza.
Un análisis serio e independiente de la historia andaluza en los últimos 40 años demuestra que sólo la ignorancia, la envidia y el odio han hecho posible que tantos andaluces hayan apoyado al socialismo.
Desde el poder se ha estimulado la envidia y el odio ante los ricos, el desprecio a los empresarios y sus empresas, las mentiras del poder y la necesidad de someterse a la clase política para prosperar en un mundo dominado por subvenciones y limosnas del Estado.
En Andalucía se ha cumplido con creces la sentencia que dice que el socialismo y el comunismo sólo prosperan en ambientes de incultura, pobreza y decadencia porque los ciudadanos, empobrecidos y sin esperanza, necesitan al Estado para sobrevivir, como ocurre en Nicaragua, Cuba, Corea del Norte y otros infiernos rojos. Manejado por las élites del socialismo, el Estado crece, se llena de enchufados y sinvergüenzas, y se convierte en el amo de todo y en el repartidor de limosnas públicas.
Andalucía ha ocupado el furgón de cola en España y ha sido durante décadas uno de los último vagones del tren europeo. Hoy, después de tres años sin socialismo, la autonomía andaluza es una de las que más crecen en España y de las que tienen un futuro más esperanzador en toda Europa.
El ejemplo andaluz es el mejor cartel electoral posible para la derecha en la ya próxima confrontación electoral con el socialismo de Pedro Sánchez, en declive por sus mentiras y fracasos. Con sólo presentar ante los españoles lo que le ha ocurrido a Andalucía cuando se ha librado de los socialistas, la derecha Española ganará las elecciones.
Andalucía no es todavía un paraíso y sigue padeciendo lacras y enfermedades importantes, como el desempleo, la desigualdad, la corrupción, los enchufes, el clientelismo, el nuevo caciquismo de los políticos, etc., casi todos herencias del pasado socialista y, en menor medida, por culpa del nuevo gobierno, pero ha emprendido con éxito su terapia y se está curando.
Quedan muchas tareas pendientes, entre ellas mejorar la educación y la sanidad, convencer a los empresarios de que Andalucía tiene futuro y cambiar el mapa laboral para dejar de ser tierra de braceros y camareros. Pero Andalucía, sin el PSOE, por lo menos avanza en la buena dirección.
Francisco Rubiales
Un análisis serio e independiente de la historia andaluza en los últimos 40 años demuestra que sólo la ignorancia, la envidia y el odio han hecho posible que tantos andaluces hayan apoyado al socialismo.
Desde el poder se ha estimulado la envidia y el odio ante los ricos, el desprecio a los empresarios y sus empresas, las mentiras del poder y la necesidad de someterse a la clase política para prosperar en un mundo dominado por subvenciones y limosnas del Estado.
En Andalucía se ha cumplido con creces la sentencia que dice que el socialismo y el comunismo sólo prosperan en ambientes de incultura, pobreza y decadencia porque los ciudadanos, empobrecidos y sin esperanza, necesitan al Estado para sobrevivir, como ocurre en Nicaragua, Cuba, Corea del Norte y otros infiernos rojos. Manejado por las élites del socialismo, el Estado crece, se llena de enchufados y sinvergüenzas, y se convierte en el amo de todo y en el repartidor de limosnas públicas.
Andalucía ha ocupado el furgón de cola en España y ha sido durante décadas uno de los último vagones del tren europeo. Hoy, después de tres años sin socialismo, la autonomía andaluza es una de las que más crecen en España y de las que tienen un futuro más esperanzador en toda Europa.
El ejemplo andaluz es el mejor cartel electoral posible para la derecha en la ya próxima confrontación electoral con el socialismo de Pedro Sánchez, en declive por sus mentiras y fracasos. Con sólo presentar ante los españoles lo que le ha ocurrido a Andalucía cuando se ha librado de los socialistas, la derecha Española ganará las elecciones.
Andalucía no es todavía un paraíso y sigue padeciendo lacras y enfermedades importantes, como el desempleo, la desigualdad, la corrupción, los enchufes, el clientelismo, el nuevo caciquismo de los políticos, etc., casi todos herencias del pasado socialista y, en menor medida, por culpa del nuevo gobierno, pero ha emprendido con éxito su terapia y se está curando.
Quedan muchas tareas pendientes, entre ellas mejorar la educación y la sanidad, convencer a los empresarios de que Andalucía tiene futuro y cambiar el mapa laboral para dejar de ser tierra de braceros y camareros. Pero Andalucía, sin el PSOE, por lo menos avanza en la buena dirección.
Francisco Rubiales