La enseñanza en Andalucía afronta una situación muy próxima a la crisis. La calidad baja y el fracaso sube constantemente, ocupando ya el liderazgo europeo, mientras que crecen también la violencia y el caos en las aulas. Todo el sistema educativo está sometido a tensiones complejas y a un profundo debate y en esa debate se cruzan interpretaciones y acusaciones tan preocupantes como ridículas.
Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, sorprendió no hace mucho a media España cuando achacó el enorme índice de fracaso escolar andaluz a que las familias "ponen a sus hijos a trabajar" en edad escolar. El diagnóstico es tan insólito y erroneo que numerosos ciudadanos y profesores reaccionaron como un resorte considerándo "ridículo" el planteamiento del mandatario andaluz.
Juan Guzmán, presidente de la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía, dijo que el análisis del presidente de la Junta es "lamentable y desfasado", agregando que se trata de explicaciones "propias de la España de hace 40 años".
Otros han dicho que si Chaves tiene razón en que los niños abandonan la escuela para trabajar a edad temprana, lo que ha fracasado es su gobierno porque entonces la pretendida prosperidad andaluza sería falsa. Sin embargo, la mayoría de las opiniones vertidas en ricos debates que han tenido por sede principal, aunque no únicas, los centros de enseñanza, se refieron al hecho de que los dirigentes políticos no están capacitados para emitir diagnísticos certeros porque el poder no sólo corrompe, sino que, cuando se desempeña durante demasiado tiempo, también aleja de la realidad y aliena.
Las verdaderas claves del fracaso de la educación en Andalucía son complejas y numerosas: han desaparecido de la sociedad andaluza valores como el esfuerzo y el respeto; la violencia ha penetrado en las aulas; estudiar está mal visto entre los niños y jóvenes; los profesores han sido despojados de la autoridad en los centros; se tiende a dar aprobados generales; la profesión de enseñante se ha convertido en una de las más peligrosas y los profesores están minados por el estrés y el miedo; Andalucía es la comunidad española que menos gasta en educación; la programación educativa ha suprimido las asignaturas que aportaban valores morales al alumno, etc.
Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, sorprendió no hace mucho a media España cuando achacó el enorme índice de fracaso escolar andaluz a que las familias "ponen a sus hijos a trabajar" en edad escolar. El diagnóstico es tan insólito y erroneo que numerosos ciudadanos y profesores reaccionaron como un resorte considerándo "ridículo" el planteamiento del mandatario andaluz.
Juan Guzmán, presidente de la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía, dijo que el análisis del presidente de la Junta es "lamentable y desfasado", agregando que se trata de explicaciones "propias de la España de hace 40 años".
Otros han dicho que si Chaves tiene razón en que los niños abandonan la escuela para trabajar a edad temprana, lo que ha fracasado es su gobierno porque entonces la pretendida prosperidad andaluza sería falsa. Sin embargo, la mayoría de las opiniones vertidas en ricos debates que han tenido por sede principal, aunque no únicas, los centros de enseñanza, se refieron al hecho de que los dirigentes políticos no están capacitados para emitir diagnísticos certeros porque el poder no sólo corrompe, sino que, cuando se desempeña durante demasiado tiempo, también aleja de la realidad y aliena.
Las verdaderas claves del fracaso de la educación en Andalucía son complejas y numerosas: han desaparecido de la sociedad andaluza valores como el esfuerzo y el respeto; la violencia ha penetrado en las aulas; estudiar está mal visto entre los niños y jóvenes; los profesores han sido despojados de la autoridad en los centros; se tiende a dar aprobados generales; la profesión de enseñante se ha convertido en una de las más peligrosas y los profesores están minados por el estrés y el miedo; Andalucía es la comunidad española que menos gasta en educación; la programación educativa ha suprimido las asignaturas que aportaban valores morales al alumno, etc.