Si las previsiones se cumplen, el de ayer fue el primer asalto a la frontera de España con África de los muchos que se producirán en los próximos meses, sobre todo cuando el coronavirus empiece a diezmar a la población africana.
Es un asalto fronterizo que debe ser analizado con detalle por ser el primero de la era del coronavirus. Antes los africanos venían a Europa en busca de trabajo y dinero, pero ahora vendrán en masa para salvar la vida y disfrutar de la gratuita y avanzada sanidad europea. Saben que lo primero que harán los españoles, los franceses, los italianos y los demás europeos, cuando ellos entren, aunque sea por la fuerza, es someterlos a un reconocimiento médico gratuito.
Los expertos dicen que si África es atacada por el coronavirus con la misma intensidad que lo han sido China, Italia, España y Estados Unidos, el continente entero colapsará y entrará en pánico, con millones de muertos posibles y poblaciones enteras exterminadas porque carecen de una sanidad suficientemente robusta para hacer frente a la pandemia.
El gobierno español, anticonstitucional porque está incumpliendo el mandato de defender sus fronteras de los que las asaltan con violencia, es tan torpe que no sabe que África, dentro de algunas semanas, será un infierno infectado del que millones querrán escapar para salvarse. Ni siquiera están tomando medidas preventivas, ni están reforzando las barreras fronterizas. Después dirán que la invasión de los desesperados y contagiados fue una sorpresa.
Europa debe prepararse para la invasión de los desesperados y decidir antes si los acoge o los rechaza. Si los acoge se expone a un rebrote gigantesco de la pandemia en sus propios países, que ya han luchado contra el coronavirus y lo han vencido, entre otras muchas consecuencias. Los invasores, además de un peligro sanitario serán también un problema para la economía porque sorprenderá a Europa en plena lucha por recuperar su producción y servicios, casi destrozados por la parálisis que ha impuesto el coronavirus.
Si decidiera cerrar sus fronteras y ayudar a los africanos a defenderse del virus allí en sus propios países, entonces deberá custodiar y defender sus fronteras con vigor y eficacia, elevando las vallas y estableciendo nuevas barreras más disuasivas y eficaces. Si decidiera acoger a los africanos en desbandada, será un suicidio colectivo de proporciones épicas.
Pagarle sueldos altos y privilegios a políticos como los nuestros, tan torpes y obtusos que ni siquiera saben prevenir los dramas y amenazas del futuro, es un suicidio y entregarles el poder es una apuesta segura por la muerte de España como nación.
Francisco Rubiales
Es un asalto fronterizo que debe ser analizado con detalle por ser el primero de la era del coronavirus. Antes los africanos venían a Europa en busca de trabajo y dinero, pero ahora vendrán en masa para salvar la vida y disfrutar de la gratuita y avanzada sanidad europea. Saben que lo primero que harán los españoles, los franceses, los italianos y los demás europeos, cuando ellos entren, aunque sea por la fuerza, es someterlos a un reconocimiento médico gratuito.
Los expertos dicen que si África es atacada por el coronavirus con la misma intensidad que lo han sido China, Italia, España y Estados Unidos, el continente entero colapsará y entrará en pánico, con millones de muertos posibles y poblaciones enteras exterminadas porque carecen de una sanidad suficientemente robusta para hacer frente a la pandemia.
El gobierno español, anticonstitucional porque está incumpliendo el mandato de defender sus fronteras de los que las asaltan con violencia, es tan torpe que no sabe que África, dentro de algunas semanas, será un infierno infectado del que millones querrán escapar para salvarse. Ni siquiera están tomando medidas preventivas, ni están reforzando las barreras fronterizas. Después dirán que la invasión de los desesperados y contagiados fue una sorpresa.
Europa debe prepararse para la invasión de los desesperados y decidir antes si los acoge o los rechaza. Si los acoge se expone a un rebrote gigantesco de la pandemia en sus propios países, que ya han luchado contra el coronavirus y lo han vencido, entre otras muchas consecuencias. Los invasores, además de un peligro sanitario serán también un problema para la economía porque sorprenderá a Europa en plena lucha por recuperar su producción y servicios, casi destrozados por la parálisis que ha impuesto el coronavirus.
Si decidiera cerrar sus fronteras y ayudar a los africanos a defenderse del virus allí en sus propios países, entonces deberá custodiar y defender sus fronteras con vigor y eficacia, elevando las vallas y estableciendo nuevas barreras más disuasivas y eficaces. Si decidiera acoger a los africanos en desbandada, será un suicidio colectivo de proporciones épicas.
Pagarle sueldos altos y privilegios a políticos como los nuestros, tan torpes y obtusos que ni siquiera saben prevenir los dramas y amenazas del futuro, es un suicidio y entregarles el poder es una apuesta segura por la muerte de España como nación.
Francisco Rubiales