El PP y el PSOE, los dos mayores partidos políticos de España, han alcanzado un acuerdo para repartirse el poder en los principales órganos constitucionales del pais, que los ciudadanos decentes y demócratas deberían rechazar y condenar por ser un reparto obsceno y antidemocrático de la tarta del poder y una sucia violación de las reglas y normas de la democracia.
El acuerdo afecta a los magistrados pendientes de nombramiento en el Tribunal Constitucional, a 12 miembros del Tribunal de Cuentas, a 5 de la Junta Electoral Central y al cargo de Defensor del Pueblo, órganos todos ellos que en democracia requieren independencia y autonomía, al margen de los partidos políticos.
El acuerdo, lejos de ser motivo de alegría, es causa de luto y dolor entre los demócratas españoles, que comprueban, una vez mas, el escaso espíritu democrático de los grandes partidos y la nula voluntad de rectificar de una clase política española desprestigiada y cargada de indignidad, oprobio y fracaso, tras haber conducido al país hasta la presente situación de hundimiento económico, social, moral y político.
El acuerdo demuestra que, a pesar de ser rechazados por los ciudadanos, que los señalan en las encuestas como uno de los mas graves problemas de la nación, los políticos españoles, cada vez mas desprestigiados y hasta odiados por los ciudadanos, no rectifican y se mantienen firmes en su vileza antidemocrática.
El acuerdo afecta a los magistrados pendientes de nombramiento en el Tribunal Constitucional, a 12 miembros del Tribunal de Cuentas, a 5 de la Junta Electoral Central y al cargo de Defensor del Pueblo, órganos todos ellos que en democracia requieren independencia y autonomía, al margen de los partidos políticos.
El acuerdo, lejos de ser motivo de alegría, es causa de luto y dolor entre los demócratas españoles, que comprueban, una vez mas, el escaso espíritu democrático de los grandes partidos y la nula voluntad de rectificar de una clase política española desprestigiada y cargada de indignidad, oprobio y fracaso, tras haber conducido al país hasta la presente situación de hundimiento económico, social, moral y político.
El acuerdo demuestra que, a pesar de ser rechazados por los ciudadanos, que los señalan en las encuestas como uno de los mas graves problemas de la nación, los políticos españoles, cada vez mas desprestigiados y hasta odiados por los ciudadanos, no rectifican y se mantienen firmes en su vileza antidemocrática.