“El hombre nunca sabe de lo que es capaz, hasta que lo intenta”.
Charles Dickens
Cada cierto tiempo, me da por retrotraerme (imaginariamente, claro está) en el espacio/tiempo hasta el “cronotopos” de la antigua Hélade. Y vuelvo a recordar los nombres y el lugar de nacimiento de los Siete Sabios de Grecia: Bías, de Priene; Cleóbulo, de Lindos; Misón, de Quenes; Pítaco, de Mitilene; Quilón, de Lacedemonia; Solón, de Atenas; y Tales, de Mileto; así como las sendas siete frases que se les atribuyen: “Casi todos los hombres son malos”, “Piensa en tu fin”, “Evita los extremos”, “La perseverancia todo lo alcanza”, “Aprovecha la oportunidad”, “Conócete a ti mismo” y “La certeza es la ruina”. Hoy, por razones (obvias) que se darán o aducirán luego, me peta y quedo con la quinta, la que da título a este texto.
Ojalá, todos (sin excepción) sepamos interpretar su mandato o imperativo categórico adecuada y correctamente. Daré tres arquetipos o botones (porque, ya se sabe, “consejos sin ejemplo, letras sin aval”) o modelos.
Qué ocasión tiene el nuevo “número uno” de ETA (“Josu Ternera”, tal vez) para convencer a sus correligionarios de que se decidan, de una vez por todas, a dejar y entregar definitivamente las armas y reintegrarse (la sociedad española deberá hacer el esfuerzo humano de ser generosa con quienes no tengan delitos de sangre; y el sobrehumano de ser magnánima con el resto) a la vida normal, defendiendo sus ideas con el solo armamento de sus neuronas, palabras y razones y por cauces y medios democráticos.
Qué oportunidad se le presenta al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su reunión, de hoy, con el líder de la oposición, Mariano Rajoy Brey, para persuadirle de la gran ocasión que goza el Ejecutivo y disponen las fuerzas políticas de este país, pintirapada, de veras, para acabar con el terrorismo de ETA; y a éste, el último, Rajoy, para hacer hoy borrón y cuenta nueva, o sea, algo por el mal llamado “proceso de paz”.
Qué ocasión tenemos todos los españoles para arrimar nuestro hombro (verbigracia, no poniendo palos en la ruedas del carro) en una iniciativa que, si todos ponemos nuestra mejor voluntad, puede salir bien. Y es que, como le gusta recordar a Ángel Sáez García, mi amigo del alma, el menda lerenda, “Otramotro”, según urdió Cortázar en el capítulo 28 de “Rayuela”, “Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”.
E. S. O., un andoba de Cornago
Charles Dickens
Cada cierto tiempo, me da por retrotraerme (imaginariamente, claro está) en el espacio/tiempo hasta el “cronotopos” de la antigua Hélade. Y vuelvo a recordar los nombres y el lugar de nacimiento de los Siete Sabios de Grecia: Bías, de Priene; Cleóbulo, de Lindos; Misón, de Quenes; Pítaco, de Mitilene; Quilón, de Lacedemonia; Solón, de Atenas; y Tales, de Mileto; así como las sendas siete frases que se les atribuyen: “Casi todos los hombres son malos”, “Piensa en tu fin”, “Evita los extremos”, “La perseverancia todo lo alcanza”, “Aprovecha la oportunidad”, “Conócete a ti mismo” y “La certeza es la ruina”. Hoy, por razones (obvias) que se darán o aducirán luego, me peta y quedo con la quinta, la que da título a este texto.
Ojalá, todos (sin excepción) sepamos interpretar su mandato o imperativo categórico adecuada y correctamente. Daré tres arquetipos o botones (porque, ya se sabe, “consejos sin ejemplo, letras sin aval”) o modelos.
Qué ocasión tiene el nuevo “número uno” de ETA (“Josu Ternera”, tal vez) para convencer a sus correligionarios de que se decidan, de una vez por todas, a dejar y entregar definitivamente las armas y reintegrarse (la sociedad española deberá hacer el esfuerzo humano de ser generosa con quienes no tengan delitos de sangre; y el sobrehumano de ser magnánima con el resto) a la vida normal, defendiendo sus ideas con el solo armamento de sus neuronas, palabras y razones y por cauces y medios democráticos.
Qué oportunidad se le presenta al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su reunión, de hoy, con el líder de la oposición, Mariano Rajoy Brey, para persuadirle de la gran ocasión que goza el Ejecutivo y disponen las fuerzas políticas de este país, pintirapada, de veras, para acabar con el terrorismo de ETA; y a éste, el último, Rajoy, para hacer hoy borrón y cuenta nueva, o sea, algo por el mal llamado “proceso de paz”.
Qué ocasión tenemos todos los españoles para arrimar nuestro hombro (verbigracia, no poniendo palos en la ruedas del carro) en una iniciativa que, si todos ponemos nuestra mejor voluntad, puede salir bien. Y es que, como le gusta recordar a Ángel Sáez García, mi amigo del alma, el menda lerenda, “Otramotro”, según urdió Cortázar en el capítulo 28 de “Rayuela”, “Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”.
E. S. O., un andoba de Cornago