Se acercan las elecciones y desde esta tribuna de opinión y análisis vamos a librar duras batallas. Por coherencia y respeto hacia mis lectores, creo necesario definirme antes con claridad meridiana para que mis lectores sepan a qué atenerse. Debo hacerlo para que quien se acerque a Voto en Blanco sepa que va a encontrarse con planteamientos claros y razonados desde la democracia mas pura.
Muchos se extrañan, con razón, que siendo demócrata militante no ataque con furia al partido "Podemos", contra el que está disparando toda la artillería pesada de los partidos hegemónicos españoles, desde el PSOE y el PP a los nacionalismos extremos que odian a España. Sin embargo, esa aparente contradicción tiene lógica democrática: en el presente de España, Podemos, un partido sobre el que, como muchos otros españoles, tengo dudas y miedos, merece ser apoyado porque es la única manera real de cambiar la política española, convertida en una pestilente cloaca por los partidos que han gobernado el país desde la muerte del general Franco. Si Podemos, que es el fruto de la indignación y el hartazgo de millones de españoles, no existiera, aquellos viejos partidos que mienten, roban, generan injusticia y malgobiernan España con gran parte de la ciudadanía en contra, serían invencibles y seguirían manteniéndose en el poder. Hace apenas tres años, el PP y el PSOE parecían invencibles y a los demócratas que soñábamos con obligarles a regenerarse nos invadía la tristeza al contemplar nuestra impotencia para redimir a esos mastodontes de acero. Pero hoy las cosas han cambiado y Podemos se ha convertido, por voluntad del pueblo español, que le apoya de manera sorprendente, en la única herramienta capaz de imponer una regeneración de la política o desalojar del poder a los que han arruinado y envilecido nuestra nación. Por esa razón, no atacaré a ese partido. Debilitar a Podemos ahora equivale a fortalecer a los verdugos de España.
Jamás militaré en un partido político porque no creo en esas organizaciones. Los partidos, como están concebidos hoy, sobre todo en España, son escuelas de mediocres, corruptos y dictadores egoístas. Los partidos carecen de democracia interna y padecen vicios dramáticos, incompatibles con la decencia política, como el servilismo al líder, la ausencia de verdadero debate, la omertá y, sobre todo, el egoísmo mas feroz, que se plasma en anteponer los intereses del partido y de sus líderes al bien común. Tal como están concebidos y funcionan, esos partidos, protagonistas de cientos de casos de corrupción y abuso de poder, algunos ya en los tribunales de Justicia, han acumulado "méritos" suficientes para ser precintados y proscritos, si existiera en España una verdadera Justicia independiente y democrática.
Aclarado esto, creo también firmemente que lo mejor para España sería una democracia severa, con controles fuertes a los partidos, con intensa participación ciudadana, con leyes inquebrantables, con una Justicia independiente, basada en la separación estricta de los poderes básicos del Estado, con controladores éticos que impongan la decencia en las Administraciones públicas y con un sistema que impidiera vicios hoy tan extendidos como la rapiña, el saqueo, la mentira, la corrupción en todas sus facetas y el abuso de poder.
Desde estas premisas, considero que el respeto a Podemos es necesario porque ese partido es la única vía real para cambiar el actual sistema español y para abrir un camino hacia una política mas digna y decente. De Podemos me separan muchas cautelas y reservas, sobre todo el miedo a que derive en algún tipo de totalitarismo, pero me une el convencimiento de que es la única cuña capaz de erradicar una política que ha hecho de España un estercolero injusto y corrompido, empobrecido, plagado de nuevos pobres y desempleados, con impuestos injustos y con políticos sin valores, culpables del desastre, repudiados por los ciudadanos, que los consideran uno de los grandes problemas, que se aferran al poder como lapas malignas y que tienen mas poder del que merecen y les permitiría una democracia decente.
Creo que el principal deber de un demócrata español en estos momentos es conseguir que la política cambie y que los que han convertido a España en un país endeudado hasta las cejas, despilfarrador, con políticos inútiles y arrogantes, corrompido, injusto y triste, abandonen el poder y sean sustituidos por gente decente y justa, que consideren la política como un servicio, no como un privilegio, que no mientan, que traten al ciudadano como el soberano del sistema y propicien su participación en la vida política, que reconstruyan y recuperen los valores masacrados y que antepongan el bien común a todo lo demás.
En su momento, desde esta tribuna criticaremos a Podemos, si fuera necesario, con toda la fuerza de la palabra, como hemos hecho en el pasado con aquellos que gobernaron mal o desarrollaron una política corrupta, degenerada y contraria a los valores democráticos.
Estas son mis ideas básicas y mis intenciones, las cuales constituyen un compromiso ante mis lectores, necesario en estas vísperas de unas contiendas electorales que, sin duda, serán las mas cruciales desde la muerte del dictador y en las que España se juega su futuro. Ante las urnas, de manera pacífica y civilizada, nos enfrentaremos los que queremos un cambio y una nueva política basada en el servicio y la decencia y los que prefieren seguir como están, ya sea porque creen en los viejos partidos o porque viven bien dentro de este sistema.
Cuando se analizan datos tan estremecedores como que los 20 españoles mas ricos poseen la misma riqueza que los 10 millones de españoles mas pobres, uno solo puede desear con todas sus fuerzas un cambio de rumbo en la actual política y luchar por un liderazgo mas ético y justo.
En Voto en Blanco escribimos y debatimos para impulsar ese mundo mejor.
Muchos se extrañan, con razón, que siendo demócrata militante no ataque con furia al partido "Podemos", contra el que está disparando toda la artillería pesada de los partidos hegemónicos españoles, desde el PSOE y el PP a los nacionalismos extremos que odian a España. Sin embargo, esa aparente contradicción tiene lógica democrática: en el presente de España, Podemos, un partido sobre el que, como muchos otros españoles, tengo dudas y miedos, merece ser apoyado porque es la única manera real de cambiar la política española, convertida en una pestilente cloaca por los partidos que han gobernado el país desde la muerte del general Franco. Si Podemos, que es el fruto de la indignación y el hartazgo de millones de españoles, no existiera, aquellos viejos partidos que mienten, roban, generan injusticia y malgobiernan España con gran parte de la ciudadanía en contra, serían invencibles y seguirían manteniéndose en el poder. Hace apenas tres años, el PP y el PSOE parecían invencibles y a los demócratas que soñábamos con obligarles a regenerarse nos invadía la tristeza al contemplar nuestra impotencia para redimir a esos mastodontes de acero. Pero hoy las cosas han cambiado y Podemos se ha convertido, por voluntad del pueblo español, que le apoya de manera sorprendente, en la única herramienta capaz de imponer una regeneración de la política o desalojar del poder a los que han arruinado y envilecido nuestra nación. Por esa razón, no atacaré a ese partido. Debilitar a Podemos ahora equivale a fortalecer a los verdugos de España.
Jamás militaré en un partido político porque no creo en esas organizaciones. Los partidos, como están concebidos hoy, sobre todo en España, son escuelas de mediocres, corruptos y dictadores egoístas. Los partidos carecen de democracia interna y padecen vicios dramáticos, incompatibles con la decencia política, como el servilismo al líder, la ausencia de verdadero debate, la omertá y, sobre todo, el egoísmo mas feroz, que se plasma en anteponer los intereses del partido y de sus líderes al bien común. Tal como están concebidos y funcionan, esos partidos, protagonistas de cientos de casos de corrupción y abuso de poder, algunos ya en los tribunales de Justicia, han acumulado "méritos" suficientes para ser precintados y proscritos, si existiera en España una verdadera Justicia independiente y democrática.
Aclarado esto, creo también firmemente que lo mejor para España sería una democracia severa, con controles fuertes a los partidos, con intensa participación ciudadana, con leyes inquebrantables, con una Justicia independiente, basada en la separación estricta de los poderes básicos del Estado, con controladores éticos que impongan la decencia en las Administraciones públicas y con un sistema que impidiera vicios hoy tan extendidos como la rapiña, el saqueo, la mentira, la corrupción en todas sus facetas y el abuso de poder.
Desde estas premisas, considero que el respeto a Podemos es necesario porque ese partido es la única vía real para cambiar el actual sistema español y para abrir un camino hacia una política mas digna y decente. De Podemos me separan muchas cautelas y reservas, sobre todo el miedo a que derive en algún tipo de totalitarismo, pero me une el convencimiento de que es la única cuña capaz de erradicar una política que ha hecho de España un estercolero injusto y corrompido, empobrecido, plagado de nuevos pobres y desempleados, con impuestos injustos y con políticos sin valores, culpables del desastre, repudiados por los ciudadanos, que los consideran uno de los grandes problemas, que se aferran al poder como lapas malignas y que tienen mas poder del que merecen y les permitiría una democracia decente.
Creo que el principal deber de un demócrata español en estos momentos es conseguir que la política cambie y que los que han convertido a España en un país endeudado hasta las cejas, despilfarrador, con políticos inútiles y arrogantes, corrompido, injusto y triste, abandonen el poder y sean sustituidos por gente decente y justa, que consideren la política como un servicio, no como un privilegio, que no mientan, que traten al ciudadano como el soberano del sistema y propicien su participación en la vida política, que reconstruyan y recuperen los valores masacrados y que antepongan el bien común a todo lo demás.
En su momento, desde esta tribuna criticaremos a Podemos, si fuera necesario, con toda la fuerza de la palabra, como hemos hecho en el pasado con aquellos que gobernaron mal o desarrollaron una política corrupta, degenerada y contraria a los valores democráticos.
Estas son mis ideas básicas y mis intenciones, las cuales constituyen un compromiso ante mis lectores, necesario en estas vísperas de unas contiendas electorales que, sin duda, serán las mas cruciales desde la muerte del dictador y en las que España se juega su futuro. Ante las urnas, de manera pacífica y civilizada, nos enfrentaremos los que queremos un cambio y una nueva política basada en el servicio y la decencia y los que prefieren seguir como están, ya sea porque creen en los viejos partidos o porque viven bien dentro de este sistema.
Cuando se analizan datos tan estremecedores como que los 20 españoles mas ricos poseen la misma riqueza que los 10 millones de españoles mas pobres, uno solo puede desear con todas sus fuerzas un cambio de rumbo en la actual política y luchar por un liderazgo mas ético y justo.
En Voto en Blanco escribimos y debatimos para impulsar ese mundo mejor.