Sí. Y, tras cien largos minutos de diálogo fluido, se vio la luz.
La buena voluntad y mejor disposición de ánimo (aún, si cabe) de los reunidos han sido los ingredientes fundamentales, necesarios, para volver a recobrar la imprescindible unidad democrática en contra del terrorismo etarra. En palabras de la vicepresidenta primera y ministra portavoz del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, “la reunión de hoy ha sido positiva, muy positiva”.
Somos muchos los españoles (de toda condición, gusto, ideario y/o tendencia) que reconocemos estar contentos y satisfechos de los mandamases de los dos principales partidos políticos; como unas castañuelas, vamos. Y es que no es para menos, pues la reunión que esta mañana han mantenido los presidentes del Ejecutivo y del PP, Zapatero y Rajoy, a pesar de los pésimos precedentes, no obstante los nigérrimos presagios que gravitaban alrededor de la misma y habían pronosticado los agoreros, ha salido que ni a pedir de boca.
Si el anterior encuentro entre ambos (ergo, el séptimo) acabó con un cruce de navajas metafóricas, quiero decir, con reproches recíprocos, o sea, como el rosario de la aurora, éste ha concluido de manera esperanzada (acaso los dos hayan leído a Julio Cortázar, quien, si no marro, en el capítulo 28 de “Rayuela” escribió lo siguiente: “Probablemente, de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida; es la vida misma defendiéndose”).
La hodierna, la cuarta reunión centrada o focalizada en el ámbito casi exclusivo de la política antiterrorista, ha coronado (y de ahí la dicha que a tantos nos embarga; a los “hunos” y a los “hotros”, a los propios y a los extraños, a los anejos y a los ajenos) con un acuerdo cuerdo, que muchos españoles esperaban y deseaban. Y es que, tras las nuevas amenazas de ETA, lo lógico es que los demócratas estemos unidos ante el dolor y el horror que nos aguarda.
Aunque de los tres temas planteados por Rajoy (sobre la ilegalización de Acción Nacionalista Vasca, el Gobierno de la Comunidad Foral para UPN y la Alcaldía de Vitoria para el PP) no ha recibido respuesta de Zapatero, para los populares es plausible que José Ignacio de Juana Chaos y Arnaldo Otegui se hallen actualmente entre rejas. Para los susodichos, sería la repanocha que ETA no lograra colarse de rondón en las instituciones por la rendija subrepticia de ANV. Pero, para el Gobierno, esto es jurídicamente inviable. Rajoy lo que ha ofrecido a Zapatero es su compromiso total de un apoyo sin fisuras para acabar de una vez por todas con ETA.
Rajoy, preguntado por si ahora es partidario de incluir al PNV en el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, respondió que “estaría encantado” de que los nacionalistas se sumaran a las tesis de la derrota de ETA y restaran de las del diálogo y la negociación política con los de la sierpe y el hacha.
Ah; olvidábaseme decir que a servidor le sigue llamando la atención que sea la vicepresidenta primera, que no asistió a la reunión, y no el jefe del Gobierno, que sí, quien dé las oportunas explicaciones sobre la misma.
E. S. O., un andoba de Cornago
La buena voluntad y mejor disposición de ánimo (aún, si cabe) de los reunidos han sido los ingredientes fundamentales, necesarios, para volver a recobrar la imprescindible unidad democrática en contra del terrorismo etarra. En palabras de la vicepresidenta primera y ministra portavoz del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, “la reunión de hoy ha sido positiva, muy positiva”.
Somos muchos los españoles (de toda condición, gusto, ideario y/o tendencia) que reconocemos estar contentos y satisfechos de los mandamases de los dos principales partidos políticos; como unas castañuelas, vamos. Y es que no es para menos, pues la reunión que esta mañana han mantenido los presidentes del Ejecutivo y del PP, Zapatero y Rajoy, a pesar de los pésimos precedentes, no obstante los nigérrimos presagios que gravitaban alrededor de la misma y habían pronosticado los agoreros, ha salido que ni a pedir de boca.
Si el anterior encuentro entre ambos (ergo, el séptimo) acabó con un cruce de navajas metafóricas, quiero decir, con reproches recíprocos, o sea, como el rosario de la aurora, éste ha concluido de manera esperanzada (acaso los dos hayan leído a Julio Cortázar, quien, si no marro, en el capítulo 28 de “Rayuela” escribió lo siguiente: “Probablemente, de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida; es la vida misma defendiéndose”).
La hodierna, la cuarta reunión centrada o focalizada en el ámbito casi exclusivo de la política antiterrorista, ha coronado (y de ahí la dicha que a tantos nos embarga; a los “hunos” y a los “hotros”, a los propios y a los extraños, a los anejos y a los ajenos) con un acuerdo cuerdo, que muchos españoles esperaban y deseaban. Y es que, tras las nuevas amenazas de ETA, lo lógico es que los demócratas estemos unidos ante el dolor y el horror que nos aguarda.
Aunque de los tres temas planteados por Rajoy (sobre la ilegalización de Acción Nacionalista Vasca, el Gobierno de la Comunidad Foral para UPN y la Alcaldía de Vitoria para el PP) no ha recibido respuesta de Zapatero, para los populares es plausible que José Ignacio de Juana Chaos y Arnaldo Otegui se hallen actualmente entre rejas. Para los susodichos, sería la repanocha que ETA no lograra colarse de rondón en las instituciones por la rendija subrepticia de ANV. Pero, para el Gobierno, esto es jurídicamente inviable. Rajoy lo que ha ofrecido a Zapatero es su compromiso total de un apoyo sin fisuras para acabar de una vez por todas con ETA.
Rajoy, preguntado por si ahora es partidario de incluir al PNV en el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, respondió que “estaría encantado” de que los nacionalistas se sumaran a las tesis de la derrota de ETA y restaran de las del diálogo y la negociación política con los de la sierpe y el hacha.
Ah; olvidábaseme decir que a servidor le sigue llamando la atención que sea la vicepresidenta primera, que no asistió a la reunión, y no el jefe del Gobierno, que sí, quien dé las oportunas explicaciones sobre la misma.
E. S. O., un andoba de Cornago