Colaboraciones

300.000 MILLONES DE DÓLARES EN GUERRAS





África envejecida y agotada poco a poco se muere. El hambre y la sed, la guerra y la explotación la llevan a la extinción.

La sangre y la muerte se han cobrado unos 300.000 millones de dólares entre 1990 y 2005. Es una cantidad equivalente al efectivo aportado por la cooperación internacional al Continente, en el mismo periodo de tiempo, según datos de Oxfam Internacional, Fundació per la Pau y Saferworld. Mientras diplomáticos de todo el mundo, congregados en la ONU, deliberan sobre un Tratado de Comercio de Armas, se presenta el documento “Los millones perdidos de África” que determina los efectos globales de los conflictos africanos sobre su PIB.

El informe señala que los países africanos desgarrados por las guerras, odios e insurgencia han encontrado mermada su economía en un 15% anual; la mortalidad infantil ha aumentado un 50%, la desnutrición, más de un 15% y la esperanza de vida es cinco años más baja que en las naciones en paz. La agresión y la violencia armada es una de las plagas más amenazantes`para el desarrollo de África`. "El coste es escandaloso, apunta Intermón. Nuestros datos son, casi con total certeza, una estimación mínima y, aún así, con los 18.000 millones de dólares al año que calculamos que pierden las economías africanas por causa de los conflictos podría resolverse la crisis del sida, prevenir la malaria y la tuberculosis, o proporcionar agua potable, sistemas de saneamiento y educación a la población".

La investigación estima, que el 95% de los fusiles kalashnikov de sanguinarios combatientes, que ignoran las normas de la guerra, abusan y pisotean los derechos humanos, provienen del exterior africano.

"El dictamen, dice E. Barquero, apunta que, pese a la dificultad para establecer el origen de la munición que se utiliza en África, se puede afirmar que España es la principal suministradora de munición del África Subsahariana. Se necesitan reglas claras sobre el comercio de armas, que garanticen y eliminen el abastecimiento a las regiones en grave conflicto". El africano, Joseph Dube clama: "Pido a todos los gobiernos de este Continente y a los gobiernos productores de armas del mundo que apoyen un Tratado, sobre el Comercio de Armas, efectivo".

La ambición y el lucro cabalgan sobre la inconsciencia y el egoísmo de aquellos que venden y trafican con armas. No se les ocurre que han de contribuir al apaciguamiento y la mediación eficientes y, sobre todo, a la provisión de un justo reparto de los bienes de esta tierra, que les pertenece también a los pobres y a los pacientes de la guerra, con todo derecho y no a unos pocos rufianes. El impacto económico y la inseguridad política contaminan también a los países vecinos, con el dolor y el flujo repentino de refugiados. Añádese que gran parte de los costes de la guerra, el incremento del gasto militar y las dificultades económicas, se alargan en el tiempo aún después de la lucha, así como, la destrucción de infraestructuras, la deuda, la inflación, el gran desempleo y el desvío a particulares de los fondos de explotación de recursos. Es preciso gritar de rabia y detener la masacre.


Camilo Valverde Mudarra

   
Martes, 16 de Octubre 2007
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