Colaboraciones

25-N, LA EFEMÉRIDE





El próximo sábado, 25 de noviembre, se celebra el Día Internacional para que cese, se elimine o suprima de una vez para siempre la violencia contra las mujeres.

Acaso no huelgue reseñar aquí que dicha data se escogió para conmemorar (y que no volviera a acontecer) un hecho atroz, tan pletórico de alevosía como rebosante de ensañamiento (que no miento), que, mientras el mundo siga siendo (in)mundo, continuará denigrando a la especie humana, el vil asesinato de tres hermanas dominicanas, apellidadas Mirabal, María Teresa, Minerva y Patria.

Las hermanas mentadas participaban tan activamente en contra del régimen autoritario de Rafael Trujillo, que no es extraño que éste las motejara de “peligro” y les colocara el sambenito de “revolucionarias”. El propio dictador, en cierta ocasión y pequeño comité, llegó a reconocer que los dos únicos asuntos o problemas que, de verdad, le quitaban el sueño eran las hermanas Mirabal y la Iglesia, por este orden.

Rememora(re)mos sucintamente el suceso. El 25 de noviembre de 1960 María Teresa y Minerva decidieron acudir a la cárcel para ver a sus respectivos esposos, presos. En esta oportunidad les acompañaba su hermana Patria. Bueno, pues varios agentes del Servicio Militar de Inteligencia detuvieron el auto en el que viajaban las Mirabal en un paraje desolado del trayecto. Arrastradas a un cañaveral anejo a la carretera, fueron víctimas de las torturas más horrendas y los crímenes más nefandos que recogen los anales de la República Dominicana. Tras la fechoría, emética, repugnante, colocaron los cuerpos exánimes, inertes, en el coche, que empujaron y despeñaron por un barranco, dando a entender que les había ocurrido un accidente de tráfico.

Amable, atento, dilecto, discreto y selecto lector, ojalá sirvan estos renglones torcidos del menda lerenda, “Otramotro”, para rendir el homenaje que se merecen las tres hermanas, o sea, para testimoniar el predicamento cabal y en grado sumo que muchos tenemos y sentimos por las (in)mortales Mirabal.

Ángel Sáez García

Franky  
Lunes, 20 de Noviembre 2006
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