Según mis cálculos, que coinciden con los de los mayas, el año 2013 podría ser el primero de una nueva era, en la que se producirá un gran cambio positivo y el mundo, poco a poco, dejará de ser un territorio franco para sinvergüenzas, ladrones y depredadores. Cuando la nueva era se afiance, el mundo se acercará a los valores y ya no se dejará conducir fácilmente por mequetrefes, rufianes y padrinos de la injusticia. Personajes tan mediocres, injustos y pobres de moral como González, Zapatero, Aznar y Rajoy, artífices de la ruina y la degeneración de España, nunca podrán elevarse hasta un liderazgo que en los nuevos tiempos exigirá solvencia ética, preparación y ejemplaridad.
Al felicitar a los lectores y colaboradores de este blog Voto en Blanco por la llegada del año 2013, quiero invitaros a que contribuyamos con nuestro ejemplo personal y, en segundo lugar, con nuestras ideas y reflexiones, a que la nueva era se abra camino y se afiance pronto entre nosotros. El viejo mundo ha causado demasiado daño y debe ser erradicado con urgencia. Los personajes que conducen nuestro mundo deben ser desplazados y sustituido por gente decente y digna de admiración, como corresponde a líderes de seres humanos que aspiran a convivir en libertad y en un mundo mejor.
Este no es un mensaje de complacencia, ni de optimismo fácil, sino de lucha y de sacrificio. Desterrar a los miserables nos costará sangre, sudor y lágrimas porque los hijos del mal se han hecho fuerte y se han apoderado de casi todos los poderes: fiananzas, leyes, ejércitos, propaganda... y se han hecho dueños de la tierra, el mar, el aire y la opinión. La democracia y la decencia nos obligan a ser implacables con los malos gobernantes que destruyen la prosperidad y la justicia. Ser tolerantes con ellos equivale a ser cobardes y esclavos. Ellos se resistirán a la nueva era, pero su resistencia será inútil porque, al final, las leyes del Universo terminan por imponerse. De lo que se trata es de acelerar el proceso, de lograr que la luz y el bien imperen pronto y que fenómenos tan oscuros y genuinos del mundo viejo como los partidos políticos, los políticos profesionales y su desdeñable y rastrera afición a la opresión y al privilegio sean desplazados y olvidados lo antes posible.
Para eso hemos luchado y luchamos, pero a partir de ahora con la seguridad de que al final, y ojalá sea pronto, la nueva era impondrá sus leyes y el mundo antiguo y oscuro que habitamos descenderá a los infiernos.
Al felicitar a los lectores y colaboradores de este blog Voto en Blanco por la llegada del año 2013, quiero invitaros a que contribuyamos con nuestro ejemplo personal y, en segundo lugar, con nuestras ideas y reflexiones, a que la nueva era se abra camino y se afiance pronto entre nosotros. El viejo mundo ha causado demasiado daño y debe ser erradicado con urgencia. Los personajes que conducen nuestro mundo deben ser desplazados y sustituido por gente decente y digna de admiración, como corresponde a líderes de seres humanos que aspiran a convivir en libertad y en un mundo mejor.
Este no es un mensaje de complacencia, ni de optimismo fácil, sino de lucha y de sacrificio. Desterrar a los miserables nos costará sangre, sudor y lágrimas porque los hijos del mal se han hecho fuerte y se han apoderado de casi todos los poderes: fiananzas, leyes, ejércitos, propaganda... y se han hecho dueños de la tierra, el mar, el aire y la opinión. La democracia y la decencia nos obligan a ser implacables con los malos gobernantes que destruyen la prosperidad y la justicia. Ser tolerantes con ellos equivale a ser cobardes y esclavos. Ellos se resistirán a la nueva era, pero su resistencia será inútil porque, al final, las leyes del Universo terminan por imponerse. De lo que se trata es de acelerar el proceso, de lograr que la luz y el bien imperen pronto y que fenómenos tan oscuros y genuinos del mundo viejo como los partidos políticos, los políticos profesionales y su desdeñable y rastrera afición a la opresión y al privilegio sean desplazados y olvidados lo antes posible.
Para eso hemos luchado y luchamos, pero a partir de ahora con la seguridad de que al final, y ojalá sea pronto, la nueva era impondrá sus leyes y el mundo antiguo y oscuro que habitamos descenderá a los infiernos.