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2007: el año del payaso torpe



Balance amargo de un año 2007 y de toda una legislatura presidida por José Luis Rodríguez Zapatero, un payaso sonriente pero lo bastante torpe para poner en peligro la integridad y el futuro de la nación más antigua de Europa.



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Al terminar el año 2007, último de la actual legislatura, José Luis Rodríguez Zapatero se perfila como un mal presidente de gobierno, probablemente el peor desde que murio Franco, que hizo retroceder a España en casi todos los terrenos: en la convivencia, en la política exterior, en el consenso, en la cohesión nacional, en la justicia y en la seguridad ciudadana. Sus dos mayores éxitos fueron algunos derechos de minorías ampliados y el llamado "talante", un novedoso estilo de gobierno con la sonrisa en los labios y sin elevar el tono que, sin embargo, no logró que descendiera la crispación ni el enfrentamiento entre unos españoles y otros.

El 2007 es "el año del payaso torpe", el de Zapatero, un tipo sonriente pero tan torpe y bobo que convierte en certera la frase de Arturo Pérez Reverte: "Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado". Por lo pronto ha colocado al borde del abismo la cohesión y el futuro de España, la nación más antigua de Europa.

El año se cierra con tres imágenes inquietentes: la del aquelarre antiespañol del encuentro entre las selecciones de fútbol vasca y catalana del 29 de diciembre, vergonzoso espectáculo presidido por el cartel de la "Puta España", enarbolado en Bilbao por los nacionalistas amigos de Zapatero; la del millón de personas concentradas en Madrid para protestar por las agresiones de Zapatero a la familia, la principal columna de la sociedad española; y la del ventrílocuo y promotor de televisión José Luís Moreno, destrozado a golpes en su propio hogar por una de las innumerables mafias violentas extranjeras que han encontrado en la España del payaso el mejor lugar de Europa para robar y matar.

La aprobación del canon para la Sociedad General de Autores de España (SGAE) es otra imagen desoladora de fin de año, proyectada por el poder, que ha preferido contentar a sus amigos artistas y creadores, a los que debe muchos favores, que al grueso de la opinión pública española, contraria a un canon injusto y confiscador que convierte al ciudadano en delincuente y que, seguro, disparará la piratería hasta niveles de record.

En 2007 España ocupa la cabeza del ranking europeo más negativo: primera en precariedad laboral, con un 30% de los empleos de baja cualificación españoles frente al 17% de media de la Unión Europa; primera en fracaso escolar, primera en crecimiento de la delincuencia e inseguridad ciudadana y líder en consumo de alcohol y drogas, todo un "blasón" para un gobierno marcado por el fracaso que sólo se mantiene vivo porque la oposición de derechas ha demostrado una sorprendente e insuperable torpeza y falta de atractivo.

La inesperada llegada de Zapatero al poder fue un estigma en toda la legislatura, evidenciando que su victoria electoral traumática, marcada por los atentados terroristas de Atocha, sorprendió a los socialistas sin un programa de gobierno preparado.

La economía funcionó bien durante tres años, pero al final de la legislatura, al disminuir el ritmo de la construcción de viviendas, reaparecieron los fantasmas y las amenazas, especialmente evidentes en una drástica disminución del poder adquisitivo de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables.

La negociación con ETA fue un fracaso y hoy ETA es mucho más fuerte que hace un año. Zapatero mimó a la banda torrorista y le ayudó imprudentemente en sus relaciones públicas internacionales, presentándola ante el Parlamento Europeo. ZP quería conseguir por todos los medios la paz con ETA porque creía que con ese éxito se aseguraría un segundo mandato. Trató a los terroristas con delicadeza, mejor que a la oposición y a las víctimas del terrorismo, y hasta interpretó las leyes de manera benévola para beneficiar a los asesinos, pero al final de su mandato, pese a los cambios de rumbo y correcciones, no ha podido eludir presentarse a las elecciones del 2008 con la imagen del fracaso grabada en la frente.

Pero su mayor fracaso ha sido el cosechado frente a los nacionalismos más extremos, con los que se ha aliado para gobernar. Sus amigos nacionalistas, espoleados por la alianza con el PSOE y por la debilidad de Zapatero, babean ante la posibilidad de despedazar la nación española, reclaman abiertamente la independencia y luchan por conseguirla ante un Zapatero atontado que sólo los contempla como aliados para controlar su querido poder monclovita.

Los estatutos de Cataluña y Andalucía fueron dos estruendosos fracasos, presentados como éxitos por la propaganda gubernamental, quizás la única política que le ha funcionado. El estatuto catalán, sospechoso de inconstitucionalidad y pendiente de la decisión del Tribunal Constitucional, consagra la desigualdad entre los españoles, instaura el privilegio, pulveriza la solidaridad y dinamita los principios dque permiten la creación de una nación.

Sin embargo, el fracaso más trascendente y amargo es el de la educación de los españoles, cuya calidad ha descendido, año tras año, desde el triunfo der Zapatero y que hoy está en una situación lamentable, cruelmente reflejada en el informe Prisa. A pesar de ello, un Zapatero cobarde y dado al engaño, incapaz de asumir sus errores, dice, evadiendo su culpa, que "lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres".

El erario público, por primera vez en la democracia, se ha utilizado abierta y descaradamente para captar poder y votos, para comprar voluntades y para aislar a la oposición.

La sociedad española, bajo el mandato de ZP, se ha dividido, retrocediendo a tiempos ya olvidados como los que precedieron a la guerra civil. La aprobación de leyes innecesarias y laicistas, el acoso a una sociedad que todavía se declara mayoritariamente católica y ciertos abusos contra las tradiciones y derechos, como la permisividad en el aborto, el matrimonio homesexual y la ley de memoria histórica han incrementado la división social y potenciado el rechazo ciudadano a la política y a la privilegiada y arrogante casta dirigente.

Las oleadas de inmigrantes ilegales, sin control y recibidas sin que estuvieran dispuestos mecanismos de integración cultural, han desestabilizado la la sociedad y despertado sentimientos xenófobos que estaban ausentes en España.

La Ley de dependencia parece ser el punto positivo a resaltar de la legislatura, apenas un lunar en un mar de despropósitos y desatinos cuyos efectos sobre la moral y la política parecen demoledores. Los valores han caido, la moral se debilita y el desprestigio de los políticos y del sistema, propiciados por el mal gobierno, permiten vaticinar tiempos de divorcio entre las castas gobernantes y los ciudadanos y desolación en las urnas, con incrementos de la abstención y del voto en blanco de castigo.


   
Lunes, 31 de Diciembre 2007
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