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Mis fuentes próximas a la Moncloa aseguran que "el jefe", siempre seguro y autosuficiente, se encuentra confuso y desorientado tras los resultados electorales del 27 de mayo, inesperados y decepcionantes para la cúpula socialista, que no sabe cómo reacionar ni qué hacer, sobre todo con el espinoso asunto de Navarra.
Mis informadores opinan, como yo, que ZP ya se ha dado cuenta de que su estrategia de acosar y aislar al PP ha fracasado porque está despertando entre los españoles el instinto de proteger al débil frente al fuerte, el que lleva a situarse anímicamente al lado del héroe solitario que lucha contra todos.
Los expertos en demoscopia y marketing electoral le han dicho a Zapatero que ese instinto de protección al débil es el que ha otorgano al PP la inesperada victoria en las elecciones del 27 de mayo. Uno de ellos ha dicho a Zapatero que, sin quererlo, está convirtiendo a Rajoy en un héroe y le ha mencionado la película "Sólo ante el peligro", el inolvidable western (1952) de Fred Zinnemann en el que el sheriff, interpretado por Gary Cooper, debe enfrentarse en solitario, el día de su boda, a un nutrido grupo de forajidos.
El mensaje de esa película es claro: Cooper espera a los bandidos y cuanto más espera mayor es la tensión, mayor su soledad, su temor, el nuestro y el de los hombres de bien. Cuanto más solo está Cooper, más grande se hace el mito, más se gana nuestro apoyo, más legendaria se hace la figura del héroe...
A Zapatero le tiemblan las piernas de pensar que sea él quien esté convirtiendo en héroe al grisáceo Rajoy. El problema para ZP es que toda su estrategia política giraba sobre la idea de acosar y aislar al PP para hacerle imposible cualquier alianza y cerrarle el acceso al poder. Si esa línea no sirve, tendrá que improvisar y construir otra... y ya no le queda tiempo porque las generales se acercan, amenazantes, por el horizonte.
ZP está muy deprimido porque sabe que ha perdido también su "aura" de ganador nato. La ha perdido, sobre todo, en la batalla de Madrid, donde él se empeñó personalmente, y ya no podrá, en adelante, esgrimir su argumento favorito: "confia en mi porque yo nunca he perdido y sé lo que hago". En adelante va a tener que argumentar o imponer su autoridad, con todo lo que eso significa de desgaste intelectual y político.
Sabe ZP que si cede el gobierno de Navarra a UPN habrá reconocido su derrota, pero sabe también que si pacta con el nacionalismo extremo, manchado de sangre, para ganar el gobierno de Navarra, esa alianza "contra natura" terminará echándole de La Moncloa en manos de un año.
ZP está desconcertado y, según sus amigos más cercanos, muestra una debilidad inusual. Se le nota que carece de experiencia en la derrota y hasta tiene miedo de gobernar sin ser la lista más votada. Ha descubierto el desgaste y el ácido de la derrota le está quemando. Acaba de descubrir que la "alianza entre perdedores" para arregbatar el poder a la lista ganadora tiene un precio terrible.
Zapatero está inaugurando la inseguridad y la duda en su mandato. Algunos socialistas madrileños están felices, no sólo porque "el compañero Sebastián" se haya estrellado, sino porque Zapatero tiene ahora una ocasión de oro para aprender en la mejor de las escuelas, que es la derrota.
Me aseguran que el entorno del "presi" está muy preocupado y que, para animarlo, han forzado la publicación de esa increible encuesta reciente de PRISA, según la cual el PSOE, perdedor en las recientes elecciones de mayo, ganarías las generales, nada menos que con seis puntos de diferencia, si se celebraran en este momento.
Ha sido una encuesta cocinada para reforzar la "autoestima" de ZP.
Mis informadores opinan, como yo, que ZP ya se ha dado cuenta de que su estrategia de acosar y aislar al PP ha fracasado porque está despertando entre los españoles el instinto de proteger al débil frente al fuerte, el que lleva a situarse anímicamente al lado del héroe solitario que lucha contra todos.
Los expertos en demoscopia y marketing electoral le han dicho a Zapatero que ese instinto de protección al débil es el que ha otorgano al PP la inesperada victoria en las elecciones del 27 de mayo. Uno de ellos ha dicho a Zapatero que, sin quererlo, está convirtiendo a Rajoy en un héroe y le ha mencionado la película "Sólo ante el peligro", el inolvidable western (1952) de Fred Zinnemann en el que el sheriff, interpretado por Gary Cooper, debe enfrentarse en solitario, el día de su boda, a un nutrido grupo de forajidos.
El mensaje de esa película es claro: Cooper espera a los bandidos y cuanto más espera mayor es la tensión, mayor su soledad, su temor, el nuestro y el de los hombres de bien. Cuanto más solo está Cooper, más grande se hace el mito, más se gana nuestro apoyo, más legendaria se hace la figura del héroe...
A Zapatero le tiemblan las piernas de pensar que sea él quien esté convirtiendo en héroe al grisáceo Rajoy. El problema para ZP es que toda su estrategia política giraba sobre la idea de acosar y aislar al PP para hacerle imposible cualquier alianza y cerrarle el acceso al poder. Si esa línea no sirve, tendrá que improvisar y construir otra... y ya no le queda tiempo porque las generales se acercan, amenazantes, por el horizonte.
ZP está muy deprimido porque sabe que ha perdido también su "aura" de ganador nato. La ha perdido, sobre todo, en la batalla de Madrid, donde él se empeñó personalmente, y ya no podrá, en adelante, esgrimir su argumento favorito: "confia en mi porque yo nunca he perdido y sé lo que hago". En adelante va a tener que argumentar o imponer su autoridad, con todo lo que eso significa de desgaste intelectual y político.
Sabe ZP que si cede el gobierno de Navarra a UPN habrá reconocido su derrota, pero sabe también que si pacta con el nacionalismo extremo, manchado de sangre, para ganar el gobierno de Navarra, esa alianza "contra natura" terminará echándole de La Moncloa en manos de un año.
ZP está desconcertado y, según sus amigos más cercanos, muestra una debilidad inusual. Se le nota que carece de experiencia en la derrota y hasta tiene miedo de gobernar sin ser la lista más votada. Ha descubierto el desgaste y el ácido de la derrota le está quemando. Acaba de descubrir que la "alianza entre perdedores" para arregbatar el poder a la lista ganadora tiene un precio terrible.
Zapatero está inaugurando la inseguridad y la duda en su mandato. Algunos socialistas madrileños están felices, no sólo porque "el compañero Sebastián" se haya estrellado, sino porque Zapatero tiene ahora una ocasión de oro para aprender en la mejor de las escuelas, que es la derrota.
Me aseguran que el entorno del "presi" está muy preocupado y que, para animarlo, han forzado la publicación de esa increible encuesta reciente de PRISA, según la cual el PSOE, perdedor en las recientes elecciones de mayo, ganarías las generales, nada menos que con seis puntos de diferencia, si se celebraran en este momento.
Ha sido una encuesta cocinada para reforzar la "autoestima" de ZP.
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