El 86% de los españoles rechaza a Zapatero y opina que su gobierno no ha actuado de forma eficaz para combatir la crisis económica y financiera, frente a sólo el 10% que considera que ha respondido de forma adecuada. Los ciudadanos de España son, junto con los de Eslovenia y Letonia, los más descontentos de la UE con el papel de su Gobierno, según la última encuesta del Eurobarómetro, publicada este miércoles por la Comisión Europea.
El porcentaje del rechazo es tan brutal que Zapatero, si tuviera decencia política, debería dimitir, pues ha perdido la legitimidad democrática, que no procede de haber sido elegido en un momento por las urnas, sino de contar con la aprobación y el apoyo de los ciudadanos, que son los soberanos en democracia.
Ni siquiera el gobierno griego, que ha tenido que padecer un humillante rescate de su economía, es rechazado con tanta intensidad como el de Zapatero. El 83% de los griegos censura la gestión de su gobierno, que cuenta con el apoyo del 16% de la población.
Lejos de sentirse abrumado por el rechazo popular, Zapatero se comporta como un déspota descarado y afirma ante la prensa que "duermo a pierna suelta", sin que ni siquiera turben su sueño los casi cinco millones de parados y los diez millones de pobres que ha creado su gobierno,
Zapatero se perfila ya como un fenómeno digno de estudio en la sociología y en la política mundial. Es probable que su gobierno sea citado como modelo de degradación democrática y de falta de sintonía con su propio pueblo, También es más que probable que la Historia le contemple como el dirigente que más daño causó a su pueblo en menos tiempo, como el líder político que más oprobio ha acumulado en el siglo XXI y como la antítesis de la legitimidad en democracia y de la "sociedad decente", de la que tanto hablan los politólogos de todo el mundo.
"Sociedades decentes" son aquellas en la que los ciudadanos no se sienten humillados por el poder político, justo lo contrario de lo que ocurre en la España de Zapatero, donde nada menos que el 86 por ciento de los españoles se sienten frustrados y humillados por un tipo que, en contra de la voluntad popular masiva, se mantiene atrincherado en el poder, después de causar verdaderos estragos a la nación que gobierna. En una sociedad decente, la legitimidad no procede de la elección en las urnas, sino de la voluntad del pueblo, lo que significa que si un gobierno pierde el apoyo popular, debe dimitir, aunque haya sido elegido para una legislatura.
El atrincheramiento de Zapatero en el poder, en contra de la voluntad de la inmensa mayoría de los españoles, es una vergüenza no sólo para España sino para toda la Unión Europea y para el mismo sistema, del mismo modo que el optimismo alienado de Zapatero es ya una ofensa para una sociedad cuyo gobierno ha llenado las calles de desempleados, pobres y corruptos y que sufre al contemplar los despojos de España.
Al ver los daños que Zapatero ha causado, muchos pensamos que la dimisión de Zapatero ya no es suficiente. Debería ser procesado.
El porcentaje del rechazo es tan brutal que Zapatero, si tuviera decencia política, debería dimitir, pues ha perdido la legitimidad democrática, que no procede de haber sido elegido en un momento por las urnas, sino de contar con la aprobación y el apoyo de los ciudadanos, que son los soberanos en democracia.
Ni siquiera el gobierno griego, que ha tenido que padecer un humillante rescate de su economía, es rechazado con tanta intensidad como el de Zapatero. El 83% de los griegos censura la gestión de su gobierno, que cuenta con el apoyo del 16% de la población.
Lejos de sentirse abrumado por el rechazo popular, Zapatero se comporta como un déspota descarado y afirma ante la prensa que "duermo a pierna suelta", sin que ni siquiera turben su sueño los casi cinco millones de parados y los diez millones de pobres que ha creado su gobierno,
Zapatero se perfila ya como un fenómeno digno de estudio en la sociología y en la política mundial. Es probable que su gobierno sea citado como modelo de degradación democrática y de falta de sintonía con su propio pueblo, También es más que probable que la Historia le contemple como el dirigente que más daño causó a su pueblo en menos tiempo, como el líder político que más oprobio ha acumulado en el siglo XXI y como la antítesis de la legitimidad en democracia y de la "sociedad decente", de la que tanto hablan los politólogos de todo el mundo.
"Sociedades decentes" son aquellas en la que los ciudadanos no se sienten humillados por el poder político, justo lo contrario de lo que ocurre en la España de Zapatero, donde nada menos que el 86 por ciento de los españoles se sienten frustrados y humillados por un tipo que, en contra de la voluntad popular masiva, se mantiene atrincherado en el poder, después de causar verdaderos estragos a la nación que gobierna. En una sociedad decente, la legitimidad no procede de la elección en las urnas, sino de la voluntad del pueblo, lo que significa que si un gobierno pierde el apoyo popular, debe dimitir, aunque haya sido elegido para una legislatura.
El atrincheramiento de Zapatero en el poder, en contra de la voluntad de la inmensa mayoría de los españoles, es una vergüenza no sólo para España sino para toda la Unión Europea y para el mismo sistema, del mismo modo que el optimismo alienado de Zapatero es ya una ofensa para una sociedad cuyo gobierno ha llenado las calles de desempleados, pobres y corruptos y que sufre al contemplar los despojos de España.
Al ver los daños que Zapatero ha causado, muchos pensamos que la dimisión de Zapatero ya no es suficiente. Debería ser procesado.
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