Raul Castro y Hugo Chávez
Venezuela es el primer éxito real de un "castrismo" marcado por el fracaso, que sólo ha sabido generar opresión y miseria desde que Fidel Castro derrotó a Fulgencio Batista y entró en la Habana, en enero de 1959. Eufóricos porque han puesto la zarpa en un país con inmensas reservas de petróleo, los hermanos Castro están decididos a "colonizar" Venezuela y a mantenarla bajo control a cualquier precio, aunque para ello tengan que librar un guerra para la que se sienten preparados.
Para "asegurar la pieza", los Castro han "invadido" la colonia venezolana con 60.000 cubanos, la mayoría de los cuales son agentes de inteligencia, agitadores profesionales y expertos en asuntos militares, pero también hay médicos, técnicos, expertos en propaganda y cuadros especializados en someter al pueblo. Se trata de una invasión cuidadosamente ocultada a la opinión pública internacional y de la que ni siquiera es plenamente consciente el pueblo venezolano.
Cuba ya intentó en el pasado utilizar su fuerza militar expedicionaria para crear "colonias" comunistas en el Tercer Mundo, con episodios en Angola, Mozambique, Namibia, Etiopía, el antiguo Congo Brazaville y otros países, pero siempre cosechó derrotas porque ninguno de esos países quiso someterse a una dictadura como la cubana, internacionalmente desprestigiada y cuyo pueblo está sumido en la miseria, oprimido por el régimen y siempre dispuesto a emigrar.
España ha conocido hoy que Venezuela ha apoyado activamente el terrorismo de ETA. Zapatero ha tomado el micrófono para protestar, aparentemente escandalizado, pero él sabía de ese apoyo, como lo sabíamos miles de españoles que observamos el acontecer mundial con detenimiento y libertad. Zapatero y Moratinos saben todavía muchas más canalladas venezolano-cubanas, que silencian porque, en el fundo, se sienten miembros de la misma cofradía socialista que Fidel, Raul y el gorila de Caracas.
El papel de la España de Zapatero en relación con Venezuela y Cuba es vergonzoso y merecedor de críticas y rechazo por parte de la comunidad internacional, sobre todo de los países más democráticos y avanzados. Zapatero y su ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, consideran a Venezuela y a Cuba como sus mejores amigos en el mundo, sin tener en cuenta que los gobiernos de esos países están marcados por la opresión, la tiranía y el abuso de poder. España, que pugna constantemente por derribar las sanciones y cautelas que separan a la democrática Unión Europea con la Cuba tirana de los hermanos Castro, ni siquiera ha sido capaz de criticar o protestar ante los abusos de Hugo Chávez, convertido ya en un sátrapa por liquidar la democracia, cerrar medios de comunicación críticos, reprimir a los adversarios políticos y por permitir la "invasión" silenciosa de Venezuela por una fuerza expedicionaria cubana, incluyendo el bochornoso envío a Venezuela del ya anciano vicepresidente y torturador cubano Ramiro Valdés, uno de los más eficaces colaboradores de Fidel y de Raúl Castro en la tarea de someter a su pueblo.
Venezuela es un país vital para el castrismo, cuya revolución fracasada está siendo financiada por los petrodólares venezolanos, sustraídos por Hugo Chávez a su cada vez más empobrecido pueblo y empleados no sólo para inyectar dinero a Cuba, sino también a otros países "comprados" para el llamado "Socialismo del siglo XXI", entre los que figuran Bolivia, Ecuador y Nicaragua, una operación que esconde la exportación del viejo comunismo, ahora disfrazado de populismo y adobado con dosis de nacionalismo y de rasgos falsamente bolivarianos.
Estados Unidos, si sigue interesado en apoyar la democracia como la mejor fórmula para garantizar las libertades y derechos de los pueblos, terminará interviniendo para erradicar la locura ambiciosa y tiránica de los hermanos Castro en el continente latinoamericano, ahora financiada con el abundante dinero del petróleo, que el gorila Chávez sustrae a su pueblo.
Para "asegurar la pieza", los Castro han "invadido" la colonia venezolana con 60.000 cubanos, la mayoría de los cuales son agentes de inteligencia, agitadores profesionales y expertos en asuntos militares, pero también hay médicos, técnicos, expertos en propaganda y cuadros especializados en someter al pueblo. Se trata de una invasión cuidadosamente ocultada a la opinión pública internacional y de la que ni siquiera es plenamente consciente el pueblo venezolano.
Cuba ya intentó en el pasado utilizar su fuerza militar expedicionaria para crear "colonias" comunistas en el Tercer Mundo, con episodios en Angola, Mozambique, Namibia, Etiopía, el antiguo Congo Brazaville y otros países, pero siempre cosechó derrotas porque ninguno de esos países quiso someterse a una dictadura como la cubana, internacionalmente desprestigiada y cuyo pueblo está sumido en la miseria, oprimido por el régimen y siempre dispuesto a emigrar.
España ha conocido hoy que Venezuela ha apoyado activamente el terrorismo de ETA. Zapatero ha tomado el micrófono para protestar, aparentemente escandalizado, pero él sabía de ese apoyo, como lo sabíamos miles de españoles que observamos el acontecer mundial con detenimiento y libertad. Zapatero y Moratinos saben todavía muchas más canalladas venezolano-cubanas, que silencian porque, en el fundo, se sienten miembros de la misma cofradía socialista que Fidel, Raul y el gorila de Caracas.
El papel de la España de Zapatero en relación con Venezuela y Cuba es vergonzoso y merecedor de críticas y rechazo por parte de la comunidad internacional, sobre todo de los países más democráticos y avanzados. Zapatero y su ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, consideran a Venezuela y a Cuba como sus mejores amigos en el mundo, sin tener en cuenta que los gobiernos de esos países están marcados por la opresión, la tiranía y el abuso de poder. España, que pugna constantemente por derribar las sanciones y cautelas que separan a la democrática Unión Europea con la Cuba tirana de los hermanos Castro, ni siquiera ha sido capaz de criticar o protestar ante los abusos de Hugo Chávez, convertido ya en un sátrapa por liquidar la democracia, cerrar medios de comunicación críticos, reprimir a los adversarios políticos y por permitir la "invasión" silenciosa de Venezuela por una fuerza expedicionaria cubana, incluyendo el bochornoso envío a Venezuela del ya anciano vicepresidente y torturador cubano Ramiro Valdés, uno de los más eficaces colaboradores de Fidel y de Raúl Castro en la tarea de someter a su pueblo.
Venezuela es un país vital para el castrismo, cuya revolución fracasada está siendo financiada por los petrodólares venezolanos, sustraídos por Hugo Chávez a su cada vez más empobrecido pueblo y empleados no sólo para inyectar dinero a Cuba, sino también a otros países "comprados" para el llamado "Socialismo del siglo XXI", entre los que figuran Bolivia, Ecuador y Nicaragua, una operación que esconde la exportación del viejo comunismo, ahora disfrazado de populismo y adobado con dosis de nacionalismo y de rasgos falsamente bolivarianos.
Estados Unidos, si sigue interesado en apoyar la democracia como la mejor fórmula para garantizar las libertades y derechos de los pueblos, terminará interviniendo para erradicar la locura ambiciosa y tiránica de los hermanos Castro en el continente latinoamericano, ahora financiada con el abundante dinero del petróleo, que el gorila Chávez sustrae a su pueblo.
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