Con la llegada del buen tiempo, la ciudad tarraconense de Salou se convierte, un año mas, en el símbolo de la España degradada, sin valores, sin dignidad y sin orgullo, prostituida a cambio de unos pocos euros turísticos. Las calles de Salou se convierten en un infierno para sus habitantes, obligados a soportar una invasión de jóvenes británicos, casi todos borrachos, drogadictos y brutalmente maleducados, que llenan la ciudad de ruidos, gamberrismo, vómitos, excrementos, orina y condones.
Todo eso a cambio de unos 300 euros semanales, un turismo de basura que esa España actual que nos ha fabricado la "democracia degradada", pobre y sin dignidad, recibe sin rechistar, convirtiéndose en el peor basurero de Europa.
Salou no es la única ciudad costera española que se prostituye a cambio de unos pocos euros, pero, por la cantidad de descerebrados y borrachos que recibe, es el estandarte de ese tipo de turismo degradado y prostituido.
Los habitantes de Salou que denuncian la suciedad, el abuso, los gritos y la porquería que colman la madrugada tienen que callarse porque los hosteleros dicen que necesitan para sobrevivir los millones de euros que esos vikingos guarros inyectan a la economía local.
Salou es la antítesis de la famosa "Marca España" que promociona el gobierno de Rajoy y el símbolo de esa nueva España endeudada y empobrecida, que se prostituye por dinero, que está preñada de corrupción y mal gobernada por políticos sin grandeza, a los que nada les importa salvo el poder, que ellos disfrutan aislados de una dura y triste realidad cotidiana, que jamás soportarían si tuvieran que padecerla.
Si Blas de Lezo, Gonzalo Fernandez de Córdoba o cualquier otro español de los tiempos del mérito y el heroísmo, gente que vivió siempre a la sombra de la dignidad y el orgullo, se alzaran de sus tumbas y contemplaran el espectáculo de la España ramera de Salou, donde los vástagos del Imperio Británico, el enemigo secular de España, convierten la calles en una pocilga inmunda, se enterrarían de nuevo para no tener que vivir tamaña indignidad.
¿De qué nos sirve defender la "marca España" si después prostituimos la patria recibiendo a una escoria que nadie recibiría? Países mas pobres que nosotros, como Marruecos, Túnez o Egipto, jamás soportarían que ese tipo de animales salvajes disfrutaran de su hospitalidad. Ni siquiera la denostada España de Franco sería capaz de soportar una humillación de tanto calado y tanta indignidad.
Nuestros políticos protestan porque en el mundo existen paraísos fiscales donde se esconde el dinero para pagar menos impuestos, pero ¿acaso no es mejor y mas digno un paraíso fiscal que el estercolero-España, donde el dinero sucio de la droga, de la trata de blancas y del comercio de armas llega sin que se le investigue el origen? ¿No es mejor ser un paraíso fiscal como Luxemburgo que un antro como España, que permite el espectáculo de Salou y que ocupa los puestos de cabeza en el ranking mundial de todo lo sucio y miserable, como la prostitución, el alcoholismo, el tráfico y consumo de drogas, el blanqueo de dinero, la corrupción y la delincuencia internacional?
Somos muchos los españoles a los que no nos importaría ser un poco mas pobres si a cambio pudiéramos conservar la cabeza alta y la dignidad intacta. No somos ni queremos ser como nuestros políticos, gente escasa de ética que cree que ha sido elegida sólo para solucionar los problemas económicos, olvidándose de la decencia, del decoro, de la dignidad y de los valores.
España, lo repetimos una vez mas, necesita mucho mas una regeneración ética que un despegue económico, pues el grueso de sus problemas se derivan de la baja estofa de su clase dirigente, que está convirtiendo el país en un vertedero.
Todo eso a cambio de unos 300 euros semanales, un turismo de basura que esa España actual que nos ha fabricado la "democracia degradada", pobre y sin dignidad, recibe sin rechistar, convirtiéndose en el peor basurero de Europa.
Salou no es la única ciudad costera española que se prostituye a cambio de unos pocos euros, pero, por la cantidad de descerebrados y borrachos que recibe, es el estandarte de ese tipo de turismo degradado y prostituido.
Los habitantes de Salou que denuncian la suciedad, el abuso, los gritos y la porquería que colman la madrugada tienen que callarse porque los hosteleros dicen que necesitan para sobrevivir los millones de euros que esos vikingos guarros inyectan a la economía local.
Salou es la antítesis de la famosa "Marca España" que promociona el gobierno de Rajoy y el símbolo de esa nueva España endeudada y empobrecida, que se prostituye por dinero, que está preñada de corrupción y mal gobernada por políticos sin grandeza, a los que nada les importa salvo el poder, que ellos disfrutan aislados de una dura y triste realidad cotidiana, que jamás soportarían si tuvieran que padecerla.
Si Blas de Lezo, Gonzalo Fernandez de Córdoba o cualquier otro español de los tiempos del mérito y el heroísmo, gente que vivió siempre a la sombra de la dignidad y el orgullo, se alzaran de sus tumbas y contemplaran el espectáculo de la España ramera de Salou, donde los vástagos del Imperio Británico, el enemigo secular de España, convierten la calles en una pocilga inmunda, se enterrarían de nuevo para no tener que vivir tamaña indignidad.
¿De qué nos sirve defender la "marca España" si después prostituimos la patria recibiendo a una escoria que nadie recibiría? Países mas pobres que nosotros, como Marruecos, Túnez o Egipto, jamás soportarían que ese tipo de animales salvajes disfrutaran de su hospitalidad. Ni siquiera la denostada España de Franco sería capaz de soportar una humillación de tanto calado y tanta indignidad.
Nuestros políticos protestan porque en el mundo existen paraísos fiscales donde se esconde el dinero para pagar menos impuestos, pero ¿acaso no es mejor y mas digno un paraíso fiscal que el estercolero-España, donde el dinero sucio de la droga, de la trata de blancas y del comercio de armas llega sin que se le investigue el origen? ¿No es mejor ser un paraíso fiscal como Luxemburgo que un antro como España, que permite el espectáculo de Salou y que ocupa los puestos de cabeza en el ranking mundial de todo lo sucio y miserable, como la prostitución, el alcoholismo, el tráfico y consumo de drogas, el blanqueo de dinero, la corrupción y la delincuencia internacional?
Somos muchos los españoles a los que no nos importaría ser un poco mas pobres si a cambio pudiéramos conservar la cabeza alta y la dignidad intacta. No somos ni queremos ser como nuestros políticos, gente escasa de ética que cree que ha sido elegida sólo para solucionar los problemas económicos, olvidándose de la decencia, del decoro, de la dignidad y de los valores.
España, lo repetimos una vez mas, necesita mucho mas una regeneración ética que un despegue económico, pues el grueso de sus problemas se derivan de la baja estofa de su clase dirigente, que está convirtiendo el país en un vertedero.
Comentarios: