Alfredo Pérez Rubalcaba, el único socialista de la vieja guardia presente en el anterior gobierno de Zapatero, ha sido promovido a vicepresidente primero, sustituyéndo a María Teresa Fernández de la Vega, cuyas discrepancias con Zapatero eran cada día más difíciles de ocultar. Rubalcaba ha sido promocionado para que controle el partido, atraiga a los felipista, neutralice a los guerristas e inspire miedo a los críticos y disidentes. Con Rubalcaba, Zapatero quiere garantizarse el sometimiento de su partido en el periodo crítico que va desde hoy a las elecciones generales de 2012.
El actual ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, será vicepresidente primero y portavoz, Ramón Jáuregui (Presidencia), Valeriano Gómez (Trabajo), Leire Pajín (Sanidad) y Rosa Aguilar (Medio Ambiente). Trinidad Jiménez cambia Sanidad por Exteriores. Desaparecen Vivienda e Igualdad. De la Vega y Moratinos salen del Gobierno.
Zapatero ha demostrado otra vez que es un mentiroso compulsivo al realizar una remodelación amplia de su gobierno, algo que había negado varias veces, la última de las cuales el pasado domingo, en Ponferrada.
La remodelación, demuestra que Zapatero se resiste a ser tratado como una momia embalsamada, ya preparada para el entierro. Se ha desembarazado sin piedad de los ministros críticos, de los menos entusiastas y de los que habían perdido prestigio e imagen. Ha querido soltar lastre y, al mismo tiempo, fortalecer la disciplina a través de un Rubalcaba que ejercerá como perro de presa del "zapaterismo" agonizante y ya momificado.
Rubalcaba tiene la misión de controlar y someter a todo lo que se mueva en el entorno del PSOE y del gobierno. Por eso mantiene el ministerio del Interior. Pepiño Blanco, el otro vencedor de la crisis, tiene la misión de controlar al partido. Los dos actuaran como los guardaespaldas políticos de un Zapatero que, aunque parezca increíble, piensa ya en presentarse de nuevo como candidato en 2012, toda una bofetada para la decencia, la democracia y la esperanza de España.
La presencia de Rubalcaba en el nuevo gobierno, con las máximas responsabilidades, es también una noticia inquietante para los demócratas españoles, muchos de los cuales creen que los derechos individuales y el sistema jurídico de protección personal podrían quedar en peligro.
Pero, a pesar de todo, ahí va un vaticinio: la remodelación no le servirá de nada al inepto Zapatero porque los españoles han captado ya su escasa valía como gobernante y su pobre calidad política y moral. Se ha equivocado con su golpe de fuerza porque los cadáveres como él no tienen ya autoridad suficiente para imponer grandes cambios. Los rebeldes y los ciudadanos dignos de España seguirán alzandose y muchos de los que hoy han sido expulsados y otros muchos que no han sido elegidos se convertirán en enemigos y trabajarán desde la trastienda para que la momia del inepto faraón fracasado sea enterrada lo antes posible y no siga destruyendo el socialismo y el futuro de los españoles.
El actual ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, será vicepresidente primero y portavoz, Ramón Jáuregui (Presidencia), Valeriano Gómez (Trabajo), Leire Pajín (Sanidad) y Rosa Aguilar (Medio Ambiente). Trinidad Jiménez cambia Sanidad por Exteriores. Desaparecen Vivienda e Igualdad. De la Vega y Moratinos salen del Gobierno.
Zapatero ha demostrado otra vez que es un mentiroso compulsivo al realizar una remodelación amplia de su gobierno, algo que había negado varias veces, la última de las cuales el pasado domingo, en Ponferrada.
La remodelación, demuestra que Zapatero se resiste a ser tratado como una momia embalsamada, ya preparada para el entierro. Se ha desembarazado sin piedad de los ministros críticos, de los menos entusiastas y de los que habían perdido prestigio e imagen. Ha querido soltar lastre y, al mismo tiempo, fortalecer la disciplina a través de un Rubalcaba que ejercerá como perro de presa del "zapaterismo" agonizante y ya momificado.
Rubalcaba tiene la misión de controlar y someter a todo lo que se mueva en el entorno del PSOE y del gobierno. Por eso mantiene el ministerio del Interior. Pepiño Blanco, el otro vencedor de la crisis, tiene la misión de controlar al partido. Los dos actuaran como los guardaespaldas políticos de un Zapatero que, aunque parezca increíble, piensa ya en presentarse de nuevo como candidato en 2012, toda una bofetada para la decencia, la democracia y la esperanza de España.
La presencia de Rubalcaba en el nuevo gobierno, con las máximas responsabilidades, es también una noticia inquietante para los demócratas españoles, muchos de los cuales creen que los derechos individuales y el sistema jurídico de protección personal podrían quedar en peligro.
Pero, a pesar de todo, ahí va un vaticinio: la remodelación no le servirá de nada al inepto Zapatero porque los españoles han captado ya su escasa valía como gobernante y su pobre calidad política y moral. Se ha equivocado con su golpe de fuerza porque los cadáveres como él no tienen ya autoridad suficiente para imponer grandes cambios. Los rebeldes y los ciudadanos dignos de España seguirán alzandose y muchos de los que hoy han sido expulsados y otros muchos que no han sido elegidos se convertirán en enemigos y trabajarán desde la trastienda para que la momia del inepto faraón fracasado sea enterrada lo antes posible y no siga destruyendo el socialismo y el futuro de los españoles.
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