Rajoy debe dimitir, pero no sólo porque todo en su entorno huele a podrido y porque las sospechas de haber recibido sobresueldos ilegales cuendo era ministro se convierten en asfixiantes, sino también por los estragos que esta causando a España y a los españoles. Su escala de valores es injusta y sus prioridades de gobierno son indecentes.
Mencionemos, por ejemplo, la ciencia: el CSIC esta en bancarrota, miles de investigadores en el paro y la fuga de cerebros el pleno apogeo, todo por falta de dinero, mientras los partidos políticos, entidades rechazadas por los españoles por corruptas y nocivas para España, siguen atiborrandose de dinero público y las ruinosas televisiones autonómicas públicas, que sólo sirven para colocar a periodistas sometidos y a amigos del poder, mientras desinforman y sirven de turiferario a los políticastros regionales, siguen abiertas.
El mandato de Rajoy, aunque en el se produzca el fin de la crisis económica, pasara la historia como un periodo indecente en el que España, después de haber sido saqueado su sistema financiero, renuncio a perseguir a los ladrones culpables, permitió estafas tan sucias e injustas como la de las preferentes y opto por acribillar a sus ciudadanos con impuestos injustos e insoportables antes que adelgazar un Estado monstruoso y plagado de políticos inútiles cuyos sueldos públicos lastran la economía, indignan a los ciudadanos y constituyen una prueba invencible de la naturaleza perversa y sucia de los políticos gobernantes.
Rajoy es dañino para España y para la moral pública y eso es más grave que el hecho de que haya cobrado sobresueldos ilegales, algo que han hecho casi todos los políticos de cualquier partido español importante, aunque lo nieguen. La corrupción no sólo es meter la mano en las arcas públicas sino tambien violar la democracia, demoler los valores y gobernar sin justicia ni respeto a los ciudadanos.
Una página de internet lleva recogidas casi 1.2 millones de firmas solicitando la dimisión de Rajoy, en apenas un par de días, lo que refleja la indignación de los españoles ante un gobierno que sólo se mantiene en el poder sostenido por el descaro y la falta de ética democrática.
Muchos españoles, también indignados ante el comportamiento del gobierno, piensan que una dimisión de Rajoy en estos momentos y la convocatoria de elecciones dañarían el proceso de recuperación de la economía española, pero deberían sabe dos cosas importantes: la primera es que no hay proceso de recuperación alguno sino una política de contención del drama que consiste en resistir, empobreciendo a la sociedad, hasta que la economía mundial se reactivé y tiré de España, y segundo que cuando un partido político cruza la línea roja, como ha hecho el PP con la corrupción y como hizo antes el PSOE, lo único correcto en democracia es que la ciudadanía se muestre implacable y erradique sin contemplaciones la infección para evitar que se vuelva crónica y que en España resulten normales y habituales el robo, la mentira, la injusticia, el abuso de poder y otras suciedades.
Mencionemos, por ejemplo, la ciencia: el CSIC esta en bancarrota, miles de investigadores en el paro y la fuga de cerebros el pleno apogeo, todo por falta de dinero, mientras los partidos políticos, entidades rechazadas por los españoles por corruptas y nocivas para España, siguen atiborrandose de dinero público y las ruinosas televisiones autonómicas públicas, que sólo sirven para colocar a periodistas sometidos y a amigos del poder, mientras desinforman y sirven de turiferario a los políticastros regionales, siguen abiertas.
El mandato de Rajoy, aunque en el se produzca el fin de la crisis económica, pasara la historia como un periodo indecente en el que España, después de haber sido saqueado su sistema financiero, renuncio a perseguir a los ladrones culpables, permitió estafas tan sucias e injustas como la de las preferentes y opto por acribillar a sus ciudadanos con impuestos injustos e insoportables antes que adelgazar un Estado monstruoso y plagado de políticos inútiles cuyos sueldos públicos lastran la economía, indignan a los ciudadanos y constituyen una prueba invencible de la naturaleza perversa y sucia de los políticos gobernantes.
Rajoy es dañino para España y para la moral pública y eso es más grave que el hecho de que haya cobrado sobresueldos ilegales, algo que han hecho casi todos los políticos de cualquier partido español importante, aunque lo nieguen. La corrupción no sólo es meter la mano en las arcas públicas sino tambien violar la democracia, demoler los valores y gobernar sin justicia ni respeto a los ciudadanos.
Una página de internet lleva recogidas casi 1.2 millones de firmas solicitando la dimisión de Rajoy, en apenas un par de días, lo que refleja la indignación de los españoles ante un gobierno que sólo se mantiene en el poder sostenido por el descaro y la falta de ética democrática.
Muchos españoles, también indignados ante el comportamiento del gobierno, piensan que una dimisión de Rajoy en estos momentos y la convocatoria de elecciones dañarían el proceso de recuperación de la economía española, pero deberían sabe dos cosas importantes: la primera es que no hay proceso de recuperación alguno sino una política de contención del drama que consiste en resistir, empobreciendo a la sociedad, hasta que la economía mundial se reactivé y tiré de España, y segundo que cuando un partido político cruza la línea roja, como ha hecho el PP con la corrupción y como hizo antes el PSOE, lo único correcto en democracia es que la ciudadanía se muestre implacable y erradique sin contemplaciones la infección para evitar que se vuelva crónica y que en España resulten normales y habituales el robo, la mentira, la injusticia, el abuso de poder y otras suciedades.
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