Cuando toda España esperaba por lo menos cambios profundos en el Partido Popular, tras la durísima derrota sufrida el 24 de mayo en las elecciones autonómicas y municipales, Mariano Rajoy decepcionó a los españoles y, en especial, a sus votantes potenciales negándose a reformar su partido, realizando simple cambios cosméticos y recurriendo al miedo como única arma para ganar las próximas elecciones generales.
Rajoy cree que el recuerdo de la ruina que trajo el socialismo con Zapatero y el miedo a que los perroflautas de Podemos invadan el Estado y quede paralizada la recuperación económica en marcha son argumentos suficientes para que millones de españoles vuelvan a confiar en el PP y le den la victoria en las próximas elecciones.
La postura de Rajoy es arriesgada porque, si bien es cierto que los españoles sienten miedo ante la irrupción en el poder de Podemos y del PSOE, con sus pactos alocados e irresponsables, no es menos cierto que también desean cambios y reformas profundas que, al serles negada por Rajoy, pueden provocar un incremento del sentimiento ciudadano de rabia y rechazo, que traería consigo otra derrota contundente del PP en los comicios.
Los cambios en la estructura del Partido Popular anunciados se limitan al relevo de Carlos Floriano al frente de la vicesecretaría de organización del PP por Fernando Martínez Maíllo, y el del secretario de Estudios y Programas, Esteban González Pons, por la catalana Andrea Levy. Se mantiene como vicesecretario de autonomías y ayuntamientos Javier Arenas y Javier Maroto, exalcalde de Vitoria, será vicesecretario sectorial, un cargo de nueva creación. Por último, el quinto vicesecretario, de Comunicación, será el diputado Pablo Casado, mientras que Jorge Moragas gana responsabilidad y peso al asumir la dirección de la campaña del PP para las próximas elecciones generales.
Eso es todo en un partido que se hunde con profundas vías de agua y en un país que acaba de votar a partidos nuevos como Podemos y Ciudadanos porque está harto de una política española, dominada por los viejos partidos PP y PSOE, donde son legión los sinvergüenzas, los ladrones y los arrogantes que incumplen sus promesas, gobiernan como dictadores antidemócratas sin ética y se endeudan como locos, poniendo en peligro la unidad del país, la prosperidad, la igualdad y el mismo futuro.
Ahora solo queda asistir a una batalla electoral donde el miedo será el gran protagonista y en la que se va a dilucidar si los españoles temen mas a los políticos sin corbata, bisoños, horteras, con greñas y asaltacapillas que llegan con Podemos o a los que han demostrado suficientemente sus habilidades como corruptos, saqueadores y antidemócratas.
Decepcionante un Rajoy al que muchos de los suyos le decían que el país esperaba una regeneración o, por lo menos, un cambio profundo y creíble, pero que, una vez mas, exhibe impávido su falta de brío, pulso, rigor democrático y sintonía con una sociedad que emite en otra onda y que navega por mares distintos a los de un presidente de gobierno cada día mas aislado y fracasado.
Rajoy cree que el recuerdo de la ruina que trajo el socialismo con Zapatero y el miedo a que los perroflautas de Podemos invadan el Estado y quede paralizada la recuperación económica en marcha son argumentos suficientes para que millones de españoles vuelvan a confiar en el PP y le den la victoria en las próximas elecciones.
La postura de Rajoy es arriesgada porque, si bien es cierto que los españoles sienten miedo ante la irrupción en el poder de Podemos y del PSOE, con sus pactos alocados e irresponsables, no es menos cierto que también desean cambios y reformas profundas que, al serles negada por Rajoy, pueden provocar un incremento del sentimiento ciudadano de rabia y rechazo, que traería consigo otra derrota contundente del PP en los comicios.
Los cambios en la estructura del Partido Popular anunciados se limitan al relevo de Carlos Floriano al frente de la vicesecretaría de organización del PP por Fernando Martínez Maíllo, y el del secretario de Estudios y Programas, Esteban González Pons, por la catalana Andrea Levy. Se mantiene como vicesecretario de autonomías y ayuntamientos Javier Arenas y Javier Maroto, exalcalde de Vitoria, será vicesecretario sectorial, un cargo de nueva creación. Por último, el quinto vicesecretario, de Comunicación, será el diputado Pablo Casado, mientras que Jorge Moragas gana responsabilidad y peso al asumir la dirección de la campaña del PP para las próximas elecciones generales.
Eso es todo en un partido que se hunde con profundas vías de agua y en un país que acaba de votar a partidos nuevos como Podemos y Ciudadanos porque está harto de una política española, dominada por los viejos partidos PP y PSOE, donde son legión los sinvergüenzas, los ladrones y los arrogantes que incumplen sus promesas, gobiernan como dictadores antidemócratas sin ética y se endeudan como locos, poniendo en peligro la unidad del país, la prosperidad, la igualdad y el mismo futuro.
Ahora solo queda asistir a una batalla electoral donde el miedo será el gran protagonista y en la que se va a dilucidar si los españoles temen mas a los políticos sin corbata, bisoños, horteras, con greñas y asaltacapillas que llegan con Podemos o a los que han demostrado suficientemente sus habilidades como corruptos, saqueadores y antidemócratas.
Decepcionante un Rajoy al que muchos de los suyos le decían que el país esperaba una regeneración o, por lo menos, un cambio profundo y creíble, pero que, una vez mas, exhibe impávido su falta de brío, pulso, rigor democrático y sintonía con una sociedad que emite en otra onda y que navega por mares distintos a los de un presidente de gobierno cada día mas aislado y fracasado.
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