Cualquier demócrata español bien informado y medianamente culto puede demostrar, con la ley en la mano y con argumentos científicos e imbatibles, que el "acoso" que practica el gobierno de Rajoy contra el ciudadano es mas antidemocrático, indecente y grave que el "acoso" que practican algunos grupos de ciudadanos indignados, entre ellos el de Ada Colau. El "escrache" a los políticos puede, como mucho, traspasar la línea roja del derecho personal a la intimidad, pero el de los políticos causa estragos y daños terribles a la sociedad y genera dolor a las personas, algunas de las cuales, incapaces de soportar la presión humillante, llegan a suicidarse.
Si el ciudadano acosa al político, practica el "escrache" y el poder reacciona acusándolo de antidemocracia, desacreditándolo y arrojándole encima a la policía y a la prensa sometida, pero si es el político el que acosa al ciudadano, no suele ocurrir nada porque el ciudadano, en una democracia falsa como la española, está indefenso y ni siquiera puede elevar su voz sin recibir palos desde el poder.
Sin embargo, no existe un sólo pensador político de prestigio en el mundo que no considere mucho más grave y terrible el acoso del gobierno al ciudadano que el simple y, en definitiva, nada lesivo y suave "escrache" que algunos ciudadanos practican.
¿Qué hacen los ciudadanos cuando "escrachean" a los políticos? Se concentran en sus domicilios, gritan, protestan y empapelan las paredes con fotos del que ellos consideran culpable de las desgracias y tribulaciones del pueblo. Sin embargo, el acoso del político español al ciudadano es mucho mas cruel, antidemocrático y éticamente detestable porque:
Obliga al ciudadano, contra su voluntad, a pagar impuestos injustos y desproporcionados (los mas altos de toda Europa, proporcionalmente), sin recibir a cambio servicios de calidad.
Obliga al ciudadano, contra su voluntad, a financiar con el dinero de sus impuestos a los partidos políticos, sindicatos y patronales, organizaciones que son las principales culpables del desastre de España y que el pueblo rechaza, como evidencias las encuestas, en las que aparece que más del 90 por ciento de los ciudadano no quieren que los partidos políticos se financien con dinero público.
Aprican la ley de manera desigual y arbitraria.
El actual partido en el poder ha situado a sus votantes ante la traición de haber incumplido todas las promesas electorales que emitió en campaña.
Practican recortes de derechos y de servicios sin que los políticos hayan cerrado antes ni siquiera un televisión pública, ni suprimido los cientos de empresas públicas inútiles que crearon para colocar a los amigos, ni han adelgazado un Estado que es tan monstruoso, lleno de enchufados y vagos con carné de partido, que resulta insostenible e incosteable.
No han perseguido a los políticos ladrones y a sus amigos que se han enriquecido ilegal e ilícitamente, cometiendo fechorías como el cobro de comisiones, el saqueo de las cajas de ahorro y otras muchas.
Tampoco se ha obligado a los políticos ladrones ni a sus amigos y aliados a que devuelvan el dinero que han robado, a pesar de que la dvolución de esos fondos aliviaría notablemente los problemas de España y evitarían muchos recortes y dramas.
Durante décadas han mantenido vigente una ley inicua, que atentaba contra la Justicia y los derechos básicos, la que regulaba las hipotecas y los desahucios, recientemente declarada ilegal por el Tribunal Europeo de Justicia, Ningún político español hizo nada por derogarla, a pesar de que esa ley arrebataba viviendas, generaba desesperación y provocó suicidios de desahuciados que se quemaron a lo bonzo o se arrojaron desde las ventanas de sus viviendas.
Han permitido y legalizado el robo que los bancos han realizado con las participaciones preferentes y subordinadas, una estafa realizada con el consentimiento del Banco de España y con la posterior aprobación del Consejo de Ministros.
Han construido, desde el poder, una sociedad injusta, donde el muro que separa a ricos y pobres se agranda cada día mas y en la que los políticos y sus aliados del poder financiero mantienen sueldos altos y privilegios mientras el pueblo es privado de derechos constitucionales como el del trabajo y es sumido en la pobreza, generándose dolor, tristeza y hasta suicidios numerosos de personas desesperadas.
Por último, los políticos españoles han perdido la confianza de los ciudadanos, son rechazados abiertamente por el pueblo, como queda reflejado en las encuestas y, según muchos analistas y pensadores, esa pérdida de confianza, motivada por la corrupción, la arbitrariedad y el abuso de poder, es el origen de una evidente y clara deslegitimidad, ya que la democracia no puede funcionar sin la confianza y la adhesión de los administrados en sus administradores.
Toda esa "ristra" de acosos al ciudadano que, al mismo tiempo, son también atentados contra la ética, la democracia y la justicia, pesan cien veces mas y son mas indecentes que gritar delante del hogar de un político y empapelar las paredes con su imagen.
El político español, asustado y sin conciencia de haber cometido errores, sin pedir perdón por ellos, ha reaccionado con arrogancia, esgrimiendo su condición de "representantes" del pueblo para justificar su recurso a la represión contra los ciudadanos que acosan, pero a esos ciudadanos de nada les sirve esgrimir su condición de "soberanos" del sistema, un título de naturaleza superior que les concede la democracia. Además, en España no existe duda alguna de que el ciudadano es ciudadano por derecho propio, mientras que es lícito y democrático dudar que los representantes elegidos en listas cerradas y bloqueadas, elaboradas por sus propios partidos políticos y frente a las que los ciudadanos no pueden ni siquiera añadir o quitar una coma, sean realmente representantes populares democráticos.
Es obvio que los políticos acosadores del ciudadano (un vicio llamado "opresión" en democracia) son mas fuertes que los "escracheadores", a los que pueden "aplastar" con el peso de la ley, la policía, los periodistas esclavos y algunos jueces controlados, pero no es menos obvio que su "pecado" también es mucho mas indecente, trascendente y antidemocrático.
Si el ciudadano acosa al político, practica el "escrache" y el poder reacciona acusándolo de antidemocracia, desacreditándolo y arrojándole encima a la policía y a la prensa sometida, pero si es el político el que acosa al ciudadano, no suele ocurrir nada porque el ciudadano, en una democracia falsa como la española, está indefenso y ni siquiera puede elevar su voz sin recibir palos desde el poder.
Sin embargo, no existe un sólo pensador político de prestigio en el mundo que no considere mucho más grave y terrible el acoso del gobierno al ciudadano que el simple y, en definitiva, nada lesivo y suave "escrache" que algunos ciudadanos practican.
¿Qué hacen los ciudadanos cuando "escrachean" a los políticos? Se concentran en sus domicilios, gritan, protestan y empapelan las paredes con fotos del que ellos consideran culpable de las desgracias y tribulaciones del pueblo. Sin embargo, el acoso del político español al ciudadano es mucho mas cruel, antidemocrático y éticamente detestable porque:
Obliga al ciudadano, contra su voluntad, a pagar impuestos injustos y desproporcionados (los mas altos de toda Europa, proporcionalmente), sin recibir a cambio servicios de calidad.
Obliga al ciudadano, contra su voluntad, a financiar con el dinero de sus impuestos a los partidos políticos, sindicatos y patronales, organizaciones que son las principales culpables del desastre de España y que el pueblo rechaza, como evidencias las encuestas, en las que aparece que más del 90 por ciento de los ciudadano no quieren que los partidos políticos se financien con dinero público.
Aprican la ley de manera desigual y arbitraria.
El actual partido en el poder ha situado a sus votantes ante la traición de haber incumplido todas las promesas electorales que emitió en campaña.
Practican recortes de derechos y de servicios sin que los políticos hayan cerrado antes ni siquiera un televisión pública, ni suprimido los cientos de empresas públicas inútiles que crearon para colocar a los amigos, ni han adelgazado un Estado que es tan monstruoso, lleno de enchufados y vagos con carné de partido, que resulta insostenible e incosteable.
No han perseguido a los políticos ladrones y a sus amigos que se han enriquecido ilegal e ilícitamente, cometiendo fechorías como el cobro de comisiones, el saqueo de las cajas de ahorro y otras muchas.
Tampoco se ha obligado a los políticos ladrones ni a sus amigos y aliados a que devuelvan el dinero que han robado, a pesar de que la dvolución de esos fondos aliviaría notablemente los problemas de España y evitarían muchos recortes y dramas.
Durante décadas han mantenido vigente una ley inicua, que atentaba contra la Justicia y los derechos básicos, la que regulaba las hipotecas y los desahucios, recientemente declarada ilegal por el Tribunal Europeo de Justicia, Ningún político español hizo nada por derogarla, a pesar de que esa ley arrebataba viviendas, generaba desesperación y provocó suicidios de desahuciados que se quemaron a lo bonzo o se arrojaron desde las ventanas de sus viviendas.
Han permitido y legalizado el robo que los bancos han realizado con las participaciones preferentes y subordinadas, una estafa realizada con el consentimiento del Banco de España y con la posterior aprobación del Consejo de Ministros.
Han construido, desde el poder, una sociedad injusta, donde el muro que separa a ricos y pobres se agranda cada día mas y en la que los políticos y sus aliados del poder financiero mantienen sueldos altos y privilegios mientras el pueblo es privado de derechos constitucionales como el del trabajo y es sumido en la pobreza, generándose dolor, tristeza y hasta suicidios numerosos de personas desesperadas.
Por último, los políticos españoles han perdido la confianza de los ciudadanos, son rechazados abiertamente por el pueblo, como queda reflejado en las encuestas y, según muchos analistas y pensadores, esa pérdida de confianza, motivada por la corrupción, la arbitrariedad y el abuso de poder, es el origen de una evidente y clara deslegitimidad, ya que la democracia no puede funcionar sin la confianza y la adhesión de los administrados en sus administradores.
Toda esa "ristra" de acosos al ciudadano que, al mismo tiempo, son también atentados contra la ética, la democracia y la justicia, pesan cien veces mas y son mas indecentes que gritar delante del hogar de un político y empapelar las paredes con su imagen.
El político español, asustado y sin conciencia de haber cometido errores, sin pedir perdón por ellos, ha reaccionado con arrogancia, esgrimiendo su condición de "representantes" del pueblo para justificar su recurso a la represión contra los ciudadanos que acosan, pero a esos ciudadanos de nada les sirve esgrimir su condición de "soberanos" del sistema, un título de naturaleza superior que les concede la democracia. Además, en España no existe duda alguna de que el ciudadano es ciudadano por derecho propio, mientras que es lícito y democrático dudar que los representantes elegidos en listas cerradas y bloqueadas, elaboradas por sus propios partidos políticos y frente a las que los ciudadanos no pueden ni siquiera añadir o quitar una coma, sean realmente representantes populares democráticos.
Es obvio que los políticos acosadores del ciudadano (un vicio llamado "opresión" en democracia) son mas fuertes que los "escracheadores", a los que pueden "aplastar" con el peso de la ley, la policía, los periodistas esclavos y algunos jueces controlados, pero no es menos obvio que su "pecado" también es mucho mas indecente, trascendente y antidemocrático.
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