Podemos, después de haber recibido el inesperado apoyo de mas de un millón de votantes y de crecer como la espuma en intención de voto, causando pavor entre los viejos partidos y sus políticos fracasados, se encuentra en un momento decisivo de su historia, en una encrucijada clave, debatiendo sobre su naturaleza, su estrategia y su futuro, intentando hacer compatible la horizontalidad y la organización eficaz, demostrando que se pueden hacer las cosas de otra manera y que la participación de la gente en la toma de decisiones es posible y positiva para construir una sociedad mejor, un debate fascinante del que depende su futuro y el de la misma España.
Podemos nació en vísperas de las pasadas elecciones europeas, cuando un grupo de líderes, encabezado por Pablo Iglesias, asumió la coordinación efectiva de cientos de movimientos y grupos populares que se reunían por toda España y pugnaban por cambiar la realidad política y social de España, convencidos de que era necesario crear una oferta para que los millones de españoles decepcionados con los viejos partidos, la corrupción, el abuso de poder y la injusticia pudieran sentirse representados y llevar sus gritos de "basta" hasta el corazón del Estado.
Izquierda Anticapitalista, un grupúsculo escindido de IU pero con capacidad política y experiencia, aporta la cobertura inicial, pero pronto Podemos empieza a crecer de manera desmesurada, incorporando a miles de grupos acostumbrados a debatir, a protestar en las calles y a tomar sus decisiones en asambleas. Esas incorporaciones marcan profundamente a Podemos y lo convierten en lo que hoy es: algo único en el mundo, el único partido político que combina y mantiene vivo en su interior una organización horizontal democrática poderosa y un debate intenso y vivo.
Por su estructura y por su horizontalidad pujante, Podemos no es un partido político al uso sino una organización moderna e innovadora que pretende nada menos que ser al mismo tiempo horizontal, eficaz y verdaderamente democrática en su vida interna, cuando lo que practican los demás partidos políticos del planeta, con mas o menos intensidad, es el verticalismo puro y duro, sin debate serio alguno, en el que las élites dirigentes imponen siempre su voluntad a las bases.
El programa La Tuerca y algunos medios de comunicación proporcionaron la proyección publica inicial a Podemos, que consigue un sorprendente éxito en las elecciones europeas de 2014, irrumpiendo con cinco eurodiputados y rompiendo el control férreo y monopólico que los viejos partidos ejercían sobre todo proceso electoral en España.
Tras las elecciones, Podemos inicia un camino de crecimiento vertiginoso, impulsado por un fortísimo apoyo popular, que ve en el nuevo grupo político algo distinto a los viejos partidos y capacidad para cambiar el sistema corrupto y antidemocrático.
Pero Podemos está sufriendo en sus propias carnes el terrible efecto del crecimiento veloz y lo pretende resolver a través del debate, una opción correcta y brillante que merece el apoyo y el reconocimiento de los demócratas. En estos momentos hay mas debate real en cualquiera de los numerosos "Círculos" de Podemos que en todo el PP y el PSOE juntos.
En mi libro "Democracia Secuestrada", primero de la trilogía que publiqué entre 2005 y 2009 sobre la "Degeneración de la democracia", defendía el debate como la clave de una democracia verdadera y afirmaba que "sin debate no hay democracia". El recurso al debate libre de Podemos es insólito en los partidos políticos tradicionales y representa la demostración palpable de que hay mas democracia en su seno que en todo el resto del espectro político español.
Hay muchos debates dentro de Podemos, sobre organización, estrategia, dirección, toma de decisiones, etc., pero hay unos pocos que destacan: Hay uno sobre la participación o no en las próximas elecciones municipales y autonómicas, de vital importancia, otro sobre la actitud ante Ganemos, que en el fondo es una organización creada por Izquierda Unida para neutralizar a Podemos, y otro, mas importante todavía, sobre la estructura del partido y la forma de que convivan la horizontalidad y la democracia interna con la verticalidad y la autoridad delegada que se requiere para la toma rápida de decisiones. Lo único claro en esos debates es que hay que huir de todo lo que se parezca al PSOE, al PP, IU y otras viejas formaciones, convertidas con el tiempo en fábricas de chorizos, adictos al privilegios y antidemócratas elitistas.
Los que piensan y debaten en Podemos saben que las acusaciones del PP y del PSOE les fortalecen y que acusarles de populistas equivale a acercarlos a un pueblo que siempre ha estado marginado de la política española y despreciado por los partidos y los políticos profesionales. Pero también saben que crecer de manera ordenada y solvente con tanta rapidez es muy difícil.
Ese crecimiento y necesidad de organización está en el corazón de los grandes debates que protagoniza el grupo, del que analiza la participación o no en las próximas elecciones y el de crear una organización interna democrática y, al mismo tiempo, eficiente. Las tendencia mayoritarias, en estos momentos, abogan por presentarse a las próximas elecciones, aunque Pablo Iglesias haya anunciado que "No", porque no hacerlo equivaldría a frustrar a los millones de españoles que, bajo la bandera de Podemos, quieren expulsar a los caciques locales y regionales y cambiar para mejor la política en los pueblos y ciudades.
El otro debate, el de hacer compatible el debate asambleario con la dirección eficaz, es crucial y resolverlo de manera honrada y democrática representaria una solución y una aportación a la política mundial. Hay teóricos que están siendo estudiados con profundidad, al mismo otiempo oque se estudian modelos de democracia participativa desarrollados en algunos paises, sobre todo en América Latina.
Lo unico que está claro en esos debates es que cualquier solución vale con tal de que cumpla dos requisitos: que las decisiones no las tomen unos cuantos dirigentes convertidos en élite y que todo es posible menos parecerse a partidos como el PSOE, el PP, IU y otros, verdaderas monstruosidades antidemocráticas, sin valores, adictas al privilegio y a lo corrupto, sin ciudadanos y sin noción alguna de la democracia y del servicio a la sociedad.
Podemos nació en vísperas de las pasadas elecciones europeas, cuando un grupo de líderes, encabezado por Pablo Iglesias, asumió la coordinación efectiva de cientos de movimientos y grupos populares que se reunían por toda España y pugnaban por cambiar la realidad política y social de España, convencidos de que era necesario crear una oferta para que los millones de españoles decepcionados con los viejos partidos, la corrupción, el abuso de poder y la injusticia pudieran sentirse representados y llevar sus gritos de "basta" hasta el corazón del Estado.
Izquierda Anticapitalista, un grupúsculo escindido de IU pero con capacidad política y experiencia, aporta la cobertura inicial, pero pronto Podemos empieza a crecer de manera desmesurada, incorporando a miles de grupos acostumbrados a debatir, a protestar en las calles y a tomar sus decisiones en asambleas. Esas incorporaciones marcan profundamente a Podemos y lo convierten en lo que hoy es: algo único en el mundo, el único partido político que combina y mantiene vivo en su interior una organización horizontal democrática poderosa y un debate intenso y vivo.
Por su estructura y por su horizontalidad pujante, Podemos no es un partido político al uso sino una organización moderna e innovadora que pretende nada menos que ser al mismo tiempo horizontal, eficaz y verdaderamente democrática en su vida interna, cuando lo que practican los demás partidos políticos del planeta, con mas o menos intensidad, es el verticalismo puro y duro, sin debate serio alguno, en el que las élites dirigentes imponen siempre su voluntad a las bases.
El programa La Tuerca y algunos medios de comunicación proporcionaron la proyección publica inicial a Podemos, que consigue un sorprendente éxito en las elecciones europeas de 2014, irrumpiendo con cinco eurodiputados y rompiendo el control férreo y monopólico que los viejos partidos ejercían sobre todo proceso electoral en España.
Tras las elecciones, Podemos inicia un camino de crecimiento vertiginoso, impulsado por un fortísimo apoyo popular, que ve en el nuevo grupo político algo distinto a los viejos partidos y capacidad para cambiar el sistema corrupto y antidemocrático.
Pero Podemos está sufriendo en sus propias carnes el terrible efecto del crecimiento veloz y lo pretende resolver a través del debate, una opción correcta y brillante que merece el apoyo y el reconocimiento de los demócratas. En estos momentos hay mas debate real en cualquiera de los numerosos "Círculos" de Podemos que en todo el PP y el PSOE juntos.
En mi libro "Democracia Secuestrada", primero de la trilogía que publiqué entre 2005 y 2009 sobre la "Degeneración de la democracia", defendía el debate como la clave de una democracia verdadera y afirmaba que "sin debate no hay democracia". El recurso al debate libre de Podemos es insólito en los partidos políticos tradicionales y representa la demostración palpable de que hay mas democracia en su seno que en todo el resto del espectro político español.
Hay muchos debates dentro de Podemos, sobre organización, estrategia, dirección, toma de decisiones, etc., pero hay unos pocos que destacan: Hay uno sobre la participación o no en las próximas elecciones municipales y autonómicas, de vital importancia, otro sobre la actitud ante Ganemos, que en el fondo es una organización creada por Izquierda Unida para neutralizar a Podemos, y otro, mas importante todavía, sobre la estructura del partido y la forma de que convivan la horizontalidad y la democracia interna con la verticalidad y la autoridad delegada que se requiere para la toma rápida de decisiones. Lo único claro en esos debates es que hay que huir de todo lo que se parezca al PSOE, al PP, IU y otras viejas formaciones, convertidas con el tiempo en fábricas de chorizos, adictos al privilegios y antidemócratas elitistas.
Los que piensan y debaten en Podemos saben que las acusaciones del PP y del PSOE les fortalecen y que acusarles de populistas equivale a acercarlos a un pueblo que siempre ha estado marginado de la política española y despreciado por los partidos y los políticos profesionales. Pero también saben que crecer de manera ordenada y solvente con tanta rapidez es muy difícil.
Ese crecimiento y necesidad de organización está en el corazón de los grandes debates que protagoniza el grupo, del que analiza la participación o no en las próximas elecciones y el de crear una organización interna democrática y, al mismo tiempo, eficiente. Las tendencia mayoritarias, en estos momentos, abogan por presentarse a las próximas elecciones, aunque Pablo Iglesias haya anunciado que "No", porque no hacerlo equivaldría a frustrar a los millones de españoles que, bajo la bandera de Podemos, quieren expulsar a los caciques locales y regionales y cambiar para mejor la política en los pueblos y ciudades.
El otro debate, el de hacer compatible el debate asambleario con la dirección eficaz, es crucial y resolverlo de manera honrada y democrática representaria una solución y una aportación a la política mundial. Hay teóricos que están siendo estudiados con profundidad, al mismo otiempo oque se estudian modelos de democracia participativa desarrollados en algunos paises, sobre todo en América Latina.
Lo unico que está claro en esos debates es que cualquier solución vale con tal de que cumpla dos requisitos: que las decisiones no las tomen unos cuantos dirigentes convertidos en élite y que todo es posible menos parecerse a partidos como el PSOE, el PP, IU y otros, verdaderas monstruosidades antidemocráticas, sin valores, adictas al privilegio y a lo corrupto, sin ciudadanos y sin noción alguna de la democracia y del servicio a la sociedad.
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