La campaña electoral del PSOE, centrada en destruir a la derecha, sin aportar soluciones a la ruina de España, es tan irresponsable y nociva como lo ha sido el gobierno de Zapatero, gran culpable de los actuales males de España por su mala gestión. Mientras España se hunde cada día más, con un gobierno al frente que ya es incapaz de decidir y de afrontar el drama, Rubalcaba y sus fanáticos se dedican a explotar el presunto "programa oculto" de Rajoy y a hacer lo que mejor saben hacer: utilizar el aparato de propaganda para dinamitar al adversario.
El último vídeo socialista, titulado "La rueda de prensa que Rajoy no quiere dar" es un claro ejemplo de que el PSOE. incluso en momentos tan dramáticos como los actuales, prefiere destruir al adversario antes que tender puentes para que todos unidos podamos salir de la terrible crisis que está sembrando las calles y plazas de España de parados, nuevos pobres y gente sumida en la desesperación y la tristeza.
La incorporación a la campaña de Felipe González y Alfonso Guerra, dos dinosaurios expertos en mentir y en lanzar ataques soeces al adversario, a pesar de que sus respectivas biografías están plagadas de irregularidades y sospechas de corrupción, es otro síntoma evidente de la descomposición y baja estofa de la campaña de Rubalcaba.
El PSOE se quivoca con su estrategia electoral, dirigida a fanatizar y enervar a los votantes de izquierda, esgrimiendo el miedo a la derecha y convocando a la desunión y a la división, justo cuando España necesita lo contrario. No es fácil justificar por qué el socialismo está haciendo este tipo de campaña de destrucción. Hay sólo dos explicaciones posibles: el partido ha perdido el norte y se ha convertido ya, abiertamente, es una asociación de malhechores, o simplemente lucha para exaltar a los radicales de izquierda y, con sus votos, lograr que el número de sus diputados en las próximas elecciones no descienda de 100, lo que sería todo un desastre.
El último vídeo socialista, titulado "La rueda de prensa que Rajoy no quiere dar" es un claro ejemplo de que el PSOE. incluso en momentos tan dramáticos como los actuales, prefiere destruir al adversario antes que tender puentes para que todos unidos podamos salir de la terrible crisis que está sembrando las calles y plazas de España de parados, nuevos pobres y gente sumida en la desesperación y la tristeza.
La incorporación a la campaña de Felipe González y Alfonso Guerra, dos dinosaurios expertos en mentir y en lanzar ataques soeces al adversario, a pesar de que sus respectivas biografías están plagadas de irregularidades y sospechas de corrupción, es otro síntoma evidente de la descomposición y baja estofa de la campaña de Rubalcaba.
El PSOE se quivoca con su estrategia electoral, dirigida a fanatizar y enervar a los votantes de izquierda, esgrimiendo el miedo a la derecha y convocando a la desunión y a la división, justo cuando España necesita lo contrario. No es fácil justificar por qué el socialismo está haciendo este tipo de campaña de destrucción. Hay sólo dos explicaciones posibles: el partido ha perdido el norte y se ha convertido ya, abiertamente, es una asociación de malhechores, o simplemente lucha para exaltar a los radicales de izquierda y, con sus votos, lograr que el número de sus diputados en las próximas elecciones no descienda de 100, lo que sería todo un desastre.
Inicio
Enviar
Versión para Imprimir
Comentarios: