Algunos sienten miedo ante la posibilidad de que Rajoy dimita en estos momentos y que esa dimision sea un obstaculo para la recuperacion de la economía. Otros temen que la salida del poder del PP permita la llegada del PSOE, un partido quizas menos fiable todavia y manchado por corrupciones, abusos y todo tipo de irregularidades ajenas a la democracia y a la etica. Les aconsejo que no miren tanto las consecuencias que trae consigo cumplir con el deber y que nos limitamos a cumplirlo. Rajoy debe dimitir porque no es un demócrata, ni un gobernante limpio, ni un buen administrador público, ni un tipo veraz, ni muy honrado, según parece, ni eficiente, ni justo. Si esa dimisión benéfica a los del PSOE, se trata de una consecuencia no deseada, pero que nunca debería impedir el cumplimiento del deber. Si actuamos según convenga a cada cual, estamos burlando también las reglas de la democracia, que es, sobre todo, el imperio de lo legal. Primero que dimita porque no es digno y después procuráremos evitar que otros sinvergüenzas le sucedan.
En cuanto al daño a la recuperación, conviene advertir que no existe recuperación alguna de la economía española sino únicamente una estrategia de resistir, empobreciendo cada día más al país, mientras se espera que un repunte de la economía mundial arrastre a España y reactive su economía. Que nadie olvide que los impuestos siguen siendo abusivos, que las empresas siguen cerrando, que el Estado no ha adelgazado y que lacras como el despilfarro, el endeudamiento, la corrupción y las violaciones continuas a los derechos y a las reglas de la democracia siguen produciendo se a diario.
Si la dimisión de Rajoy como consecuencia de la presión popular ante las mentiras, la ineficacia, los casos de corrupción y los abusos y sospechas que jalonan su mandato, trajera consigo una regeneración del sistema y una democracia más real y efectiva, con controles al poder de los partidos, imperio de la ley y castigo asegurado para los políticos que roban y envilecen la nación, entonces que sea bienvenida y es seguro que contribuirá también a la reactivación de una economía que, aunque no se diga, esta lastrada por el peso de lo corrupto y por la inseguridad jurídica que reina en una España donde el pueblo señala a sus dirigentes políticos como el mayor problema de la nación y esta aprendiendo a odiarlos.
En cuanto al daño a la recuperación, conviene advertir que no existe recuperación alguna de la economía española sino únicamente una estrategia de resistir, empobreciendo cada día más al país, mientras se espera que un repunte de la economía mundial arrastre a España y reactive su economía. Que nadie olvide que los impuestos siguen siendo abusivos, que las empresas siguen cerrando, que el Estado no ha adelgazado y que lacras como el despilfarro, el endeudamiento, la corrupción y las violaciones continuas a los derechos y a las reglas de la democracia siguen produciendo se a diario.
Si la dimisión de Rajoy como consecuencia de la presión popular ante las mentiras, la ineficacia, los casos de corrupción y los abusos y sospechas que jalonan su mandato, trajera consigo una regeneración del sistema y una democracia más real y efectiva, con controles al poder de los partidos, imperio de la ley y castigo asegurado para los políticos que roban y envilecen la nación, entonces que sea bienvenida y es seguro que contribuirá también a la reactivación de una economía que, aunque no se diga, esta lastrada por el peso de lo corrupto y por la inseguridad jurídica que reina en una España donde el pueblo señala a sus dirigentes políticos como el mayor problema de la nación y esta aprendiendo a odiarlos.
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