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Un cada vez más extenso grupo de ciudadanos considera una urgente necesidad democrática reformar la actual Ley Electoral.
No es de justicia que a Izquierda Unida le cueste cada escaño 481.520 votos y a UPyD 303.535 votos mientras que al PNV le cuesta solamente 50.541, a Nafarroa Bai 62.073, al PSOE 65.470 y al PP 66.470 votos.
No es justo que IU, tercera fuerza política en número de votos tenga 2 escaños y CIU con 200.000 votos menos obtenga 10 diputados.
No es justo que UPyD, quinta fuerza política en número de votos alcance únicamente 1 asiento en el Parlamento y el PNV también con menos votos consiga 6 escaños.
Este sistema adultera la voluntad de los ciudadanos emitida en las urnas, escamotea la representatividad y proporcionalidad de un sistema multipartidista como el español y burla el deseo de gran parte de los votantes que observan como su voto no vale nada en virtud de una Ley Electoral caduca.
Por tanto:
Exigimos a las dos grandes formaciones políticas españolas una profunda reflexión sobre el tema desvinculada de sus intereses partidistas, coyunturales y electorales.
Reclamamos que escuchen las voces que se alzan en la sociedad representando a una mayoría deseosa de un cambio que permita que el voto de todos los ciudadanos tenga el mismo valor.
Demandamos una reforma de la actual Ley Electoral, por injusta y alejada del principio "Un ciudadano, un voto".
POR UNA REFORMA DE LA LEY ELECTORAL.
UN CIUDADANO, UN VOTO.
Existe un "Manifiesto de Córdoba", convertido en una campaña de recogida de firmas, cuyo contenido es el siguiente:
A.A.: "A las más altas instituciones del Estado español"
Lo que tenemos:
Listas bloqueadas y cerradas confeccionadas por las élites de los partidos.
Los candidatos sólo responden ante quienes les colocan y no ante los ciudadanos.
Políticos profesionales vitalicios.
Injusto reparto de escaños que concede una desmesurada influencia a los partidos nacionalistas/ separatistas.
Abismal lejanía entre los políticos y los ciudadanos.
Total impunidad de los políticos ante los incumplimientos de las promesas o programas electorales.
Lo que pedimos:
Un cambio profundo en el sistema de representación que propicie una mayor libertad del individuo a la hora de elegir a sus representantes.
Que quien aspire a un cargo político demuestre una independencia económica previa, producto de su esfuerzo personal, que acredite su voluntad de anteponer el interés general al suyo personal.
Limitación de los mandatos: que nadie pueda estar más de 8 años ostentando un cargo político.
Mayor cercanía de los políticos a los ciudadanos para la mejor recepción de las demandas y necesidades de los individuos.
Exigencia de responsabilidad a los políticos por parte de sus electorales ante los incumplimientos de las promesas y programas electorales.
Lo que debiera ser una democracia se ha convertido en una partitocracia corrupta, que roba a los ciudadanos la soberanía que les corresponde, mantenida por una oligarquía política, institucional, financiera, empresarial y mediática, dejando fuera a la inmensa mayoría de ciudadanos, eliminando así su libertad. Y, si no hay libertad, no hay democracia.
No es de justicia que a Izquierda Unida le cueste cada escaño 481.520 votos y a UPyD 303.535 votos mientras que al PNV le cuesta solamente 50.541, a Nafarroa Bai 62.073, al PSOE 65.470 y al PP 66.470 votos.
No es justo que IU, tercera fuerza política en número de votos tenga 2 escaños y CIU con 200.000 votos menos obtenga 10 diputados.
No es justo que UPyD, quinta fuerza política en número de votos alcance únicamente 1 asiento en el Parlamento y el PNV también con menos votos consiga 6 escaños.
Este sistema adultera la voluntad de los ciudadanos emitida en las urnas, escamotea la representatividad y proporcionalidad de un sistema multipartidista como el español y burla el deseo de gran parte de los votantes que observan como su voto no vale nada en virtud de una Ley Electoral caduca.
Por tanto:
Exigimos a las dos grandes formaciones políticas españolas una profunda reflexión sobre el tema desvinculada de sus intereses partidistas, coyunturales y electorales.
Reclamamos que escuchen las voces que se alzan en la sociedad representando a una mayoría deseosa de un cambio que permita que el voto de todos los ciudadanos tenga el mismo valor.
Demandamos una reforma de la actual Ley Electoral, por injusta y alejada del principio "Un ciudadano, un voto".
POR UNA REFORMA DE LA LEY ELECTORAL.
UN CIUDADANO, UN VOTO.
Existe un "Manifiesto de Córdoba", convertido en una campaña de recogida de firmas, cuyo contenido es el siguiente:
A.A.: "A las más altas instituciones del Estado español"
Lo que tenemos:
Listas bloqueadas y cerradas confeccionadas por las élites de los partidos.
Los candidatos sólo responden ante quienes les colocan y no ante los ciudadanos.
Políticos profesionales vitalicios.
Injusto reparto de escaños que concede una desmesurada influencia a los partidos nacionalistas/ separatistas.
Abismal lejanía entre los políticos y los ciudadanos.
Total impunidad de los políticos ante los incumplimientos de las promesas o programas electorales.
Lo que pedimos:
Un cambio profundo en el sistema de representación que propicie una mayor libertad del individuo a la hora de elegir a sus representantes.
Que quien aspire a un cargo político demuestre una independencia económica previa, producto de su esfuerzo personal, que acredite su voluntad de anteponer el interés general al suyo personal.
Limitación de los mandatos: que nadie pueda estar más de 8 años ostentando un cargo político.
Mayor cercanía de los políticos a los ciudadanos para la mejor recepción de las demandas y necesidades de los individuos.
Exigencia de responsabilidad a los políticos por parte de sus electorales ante los incumplimientos de las promesas y programas electorales.
Lo que debiera ser una democracia se ha convertido en una partitocracia corrupta, que roba a los ciudadanos la soberanía que les corresponde, mantenida por una oligarquía política, institucional, financiera, empresarial y mediática, dejando fuera a la inmensa mayoría de ciudadanos, eliminando así su libertad. Y, si no hay libertad, no hay democracia.
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