Cuando un partido político cuida y paga un sueldo a un individuo sin pedirle nada a cambio, la razón es que es o ha sido un recaudador en el pasado. La tesis es simple pero certera: los recaudadores son los verdaderos dueños de los partidos políticos por dos razones: porque saben demasiado y porque son los que traen el dinero que esos partidos necesitan, de manera imperiosa e insaciable, para alimentar a su clientela y ganar.
Contrariamente a lo que se cree, la cofradía de los recaudadores es muy númerosa. A ella suelen pertenecer no sólo los tesosreros y administradores del dinero de los partidos, sino muchos consejeros, alcaldes y miembros de la administración que, desde sus cargos, pueden conseguir dinero o desviarlo hacia las arcas del partidos. Algunas consejerías de gobiernos autonómicos han sido especialmente eficaces a la hora de recaudar, sobre todo las de Vivienda y Obras Públicas. No ha existido ningún mecanismo mas rentable y eficaz para los recaudadores de los partidos que las obras públicas y las promociones inmobiliarias. Ese afan recaudador en las obras explica en parte la burbuja inmobiliaria, el urbanismo salvaje desarrollado en España y las obras faraónicas inútiles, como los aeropuertos sin aviones, las carreteras sin tráfico y los trenes ultramodernos sin apenas viajeros. Muchas veces se hicieron sin otro fin que poder cobrar comisiones.
Los recaudadores son aquellos que aprovechan su posición para recaudar dinero en nombre del partido, un dinero que no siempre llega íntegro al partido porque suele repartirse clandestinamente por el camino. Parte se lo quedan los mismos recaudadores y otra parte suele ir al bolsillo de personas que tienen poder e influencia en el partido. Tipos discretos y oscuros, los recaudadores consiguen arrancar bocados de contratos públicos, concesiones, subvenciones, recalificaciones, favores de todo tipo y donaciones que nunca son desinteresadas. El dinero que recaudan suele ser negro, en más del 90 por ciento de los casos, lo que implica que su actividad es doblemente delictiva.
El mecanismo recaudador es muy sencillo. Algunos ejemplos: (1) Una gran superficie se quiere instalar en una ciudad y conversa con el alcalde, con quien negocia los impuestos, los declarados y los clandestinos "para el partido", que el alcalde cobra y una parte desvía a su organización, mientras que otra tal vez se quede en su entorno, bajo su directa y exclusiva administración. (2) Un promotor quiere construir una urbanización en un determinado lugar, pero hay problemas porque esos terrenos no están destinados a viviendas y requieren un cambio en el PGOU o una recalificación especial, algo que se consigue tras una gestión del alcalde, que tiene que repartir con las autoridades regionales que tienen las competencias en el PGOU y también con el propio partido, que reclama su parte.
El sistema recaudador se ha sofisticado y se ha hecho muy discreto y casi automático en los últimos años para burlar los escasos controles y a la opinión pública, funcionando a la perfección en casos tan diferentes como las subvenciones, los concursos públicos, las concesiones y otros favores que dependen de las administraciones. Esos dineros siempre circulan por las vías clandestinas y jamás figuran en la contabilidad de los partidos, donde sólo aparecen los dineros legales, los procedentes de las cuotas de los afiliados, de las subvneciones públicas y de algunas donaciones, muchas de las cuales también llegan en negro. El que un político haga pública su declaración de la renta o que un partido audite su contabilidad no indica nada porque en esos ducumentos nunca queda reflejada el dinero sucio y clandestino que engrasa a los partidos y convierte a muchos de sus miembros en auténticos delincuentes silenciosos.
El mecanismo ha recaudado muchas decenas, probablemente centenares de miles de millones de euros durante más de tres décadas, dotando de riqueza y poder a los partidos y, sobre todo, a muchos de sus dirigentes. El sistema recaudador es tan viejo como la falsa democracia española y comenzó en tiempos de UCD, donde algunas compañías electricas pagaron muchas facturas clandestinas a cambio de favores y de subidas altas y continuadas en las tarifas. Sin embargo, fue el socialismo, bajo Felipe González, el que extendió y perfeccionó el mecanismo recaudador hasta niveles sofisticados, creando, incluso, tramas artificiales destinadas a financiar ilegalmente el partidos, como la famosa FILESA.
Hay mucho secreto y grandes incognitas en torno a los mecanismos de recaudación. Algunos sospechan que se han utilizado, incluso, los fondos reservados de algunos ministerios y grandes instituciones del Estado, pero demostrarlo es casi imposible porque los partidos han aprendido a trabajar con sigilo, en la oscuridad y sin dejar pruebas. Otra de las grandes incognitas es si el dinero oscuro que llegaba a los partidos se repartía entre los altos dirigentes, justo lo que pretende demostrarse con los famosos papeles de Bárcenas, un tema de rabiosa actualidad y sometido a tenso debate y a la Justicia en el presente.
Contrariamente a lo que se cree, la cofradía de los recaudadores es muy númerosa. A ella suelen pertenecer no sólo los tesosreros y administradores del dinero de los partidos, sino muchos consejeros, alcaldes y miembros de la administración que, desde sus cargos, pueden conseguir dinero o desviarlo hacia las arcas del partidos. Algunas consejerías de gobiernos autonómicos han sido especialmente eficaces a la hora de recaudar, sobre todo las de Vivienda y Obras Públicas. No ha existido ningún mecanismo mas rentable y eficaz para los recaudadores de los partidos que las obras públicas y las promociones inmobiliarias. Ese afan recaudador en las obras explica en parte la burbuja inmobiliaria, el urbanismo salvaje desarrollado en España y las obras faraónicas inútiles, como los aeropuertos sin aviones, las carreteras sin tráfico y los trenes ultramodernos sin apenas viajeros. Muchas veces se hicieron sin otro fin que poder cobrar comisiones.
Los recaudadores son aquellos que aprovechan su posición para recaudar dinero en nombre del partido, un dinero que no siempre llega íntegro al partido porque suele repartirse clandestinamente por el camino. Parte se lo quedan los mismos recaudadores y otra parte suele ir al bolsillo de personas que tienen poder e influencia en el partido. Tipos discretos y oscuros, los recaudadores consiguen arrancar bocados de contratos públicos, concesiones, subvenciones, recalificaciones, favores de todo tipo y donaciones que nunca son desinteresadas. El dinero que recaudan suele ser negro, en más del 90 por ciento de los casos, lo que implica que su actividad es doblemente delictiva.
El mecanismo recaudador es muy sencillo. Algunos ejemplos: (1) Una gran superficie se quiere instalar en una ciudad y conversa con el alcalde, con quien negocia los impuestos, los declarados y los clandestinos "para el partido", que el alcalde cobra y una parte desvía a su organización, mientras que otra tal vez se quede en su entorno, bajo su directa y exclusiva administración. (2) Un promotor quiere construir una urbanización en un determinado lugar, pero hay problemas porque esos terrenos no están destinados a viviendas y requieren un cambio en el PGOU o una recalificación especial, algo que se consigue tras una gestión del alcalde, que tiene que repartir con las autoridades regionales que tienen las competencias en el PGOU y también con el propio partido, que reclama su parte.
El sistema recaudador se ha sofisticado y se ha hecho muy discreto y casi automático en los últimos años para burlar los escasos controles y a la opinión pública, funcionando a la perfección en casos tan diferentes como las subvenciones, los concursos públicos, las concesiones y otros favores que dependen de las administraciones. Esos dineros siempre circulan por las vías clandestinas y jamás figuran en la contabilidad de los partidos, donde sólo aparecen los dineros legales, los procedentes de las cuotas de los afiliados, de las subvneciones públicas y de algunas donaciones, muchas de las cuales también llegan en negro. El que un político haga pública su declaración de la renta o que un partido audite su contabilidad no indica nada porque en esos ducumentos nunca queda reflejada el dinero sucio y clandestino que engrasa a los partidos y convierte a muchos de sus miembros en auténticos delincuentes silenciosos.
El mecanismo ha recaudado muchas decenas, probablemente centenares de miles de millones de euros durante más de tres décadas, dotando de riqueza y poder a los partidos y, sobre todo, a muchos de sus dirigentes. El sistema recaudador es tan viejo como la falsa democracia española y comenzó en tiempos de UCD, donde algunas compañías electricas pagaron muchas facturas clandestinas a cambio de favores y de subidas altas y continuadas en las tarifas. Sin embargo, fue el socialismo, bajo Felipe González, el que extendió y perfeccionó el mecanismo recaudador hasta niveles sofisticados, creando, incluso, tramas artificiales destinadas a financiar ilegalmente el partidos, como la famosa FILESA.
Hay mucho secreto y grandes incognitas en torno a los mecanismos de recaudación. Algunos sospechan que se han utilizado, incluso, los fondos reservados de algunos ministerios y grandes instituciones del Estado, pero demostrarlo es casi imposible porque los partidos han aprendido a trabajar con sigilo, en la oscuridad y sin dejar pruebas. Otra de las grandes incognitas es si el dinero oscuro que llegaba a los partidos se repartía entre los altos dirigentes, justo lo que pretende demostrarse con los famosos papeles de Bárcenas, un tema de rabiosa actualidad y sometido a tenso debate y a la Justicia en el presente.
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