La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, un mes después de su nombramiento, se perfila ya como la posible sucesora de Rubalcaba al frente del PSOE. Su valentía política le está permitiendo destacar en un mundo de hombres acobardados que confunden la lealtad con el sometimiento al líder y a la mentira y que son incapaces de reconocer que los socialistas, con su mal gobierno, han empujado a España hacia el abismo y el fracaso.
El partido socialista está cargado de culpa y el gobierno andaluz que ella preside es campeón en suciedades y fracasos, pero Susana Díaz está dando algunos pasos esperanzadores, como el que acaba de protagonizar al culpar a Zapatero de la actual situación de Cataluña. Es la primera socialista importante que reconoce en público que aquella imbecilidad del imbécil Zapatero, cuando dijo que aceptaría todo lo que llegara del Parlament de Cataluña, fue un error garrafal. Le queda mucho camino por recorrer, pero ya se perfila como la mas valiente y sincera entre una manada de dirigentes socialistas cobardes, hipócritas e incapaces de reconocer sus miserias.
Los pasos siguientes de Susana Díaz en su ruta hacia el liderazgo de un PSOE mas decente pasan por reconocer que sus socios de IU en el gobierno andaluz son una rémora poco democrática, que sus amigos de UGT son campeones en choriceos y suciedades y que el gobierno que ha heredado tiene una deuda casi impagable con los ciudadanos de Andalucía, a los que ha saqueado, engañado, empobrecido y gobernado sin ética. Ha sido valiente como ningún hombre del socialismo español, todos asustados y confundiendo lealtad con la omertá, cuando ha dicho, delante de Pere Navarro, un catalán hipocritón, cada día mas alejado del PSOE y de España, que hay que acabar pronto con la trampa del "derecho a decidir", que es una clara vía hacia la independencia para los que odian lo español. Tan sólo por haber dicho eso, ya está colocada por delante de Rubalcaba y del resto de la manada de cobardes, en la carrera del futuro socialista.
Todos pensábamos que Susana, a la que no se le conoce otra vida que la interna en su partido, iba a ser otro producto mas del decepcionante horno socialista, experto en fabricar mediocres engreídos, hipócritas e ineptos, pero hoy es lícito pensar que, aunque esté hecha de la misma pasta que sus colegas socialistas, tiene, sorprendentemente, algunos rasgos de vergüenza política y asomos de decencia.
Muchos dentro del PSOE lo han pensado siempre y lo habían reconocido delante de sus amigos, pero ninguno se había atrevido a plantearlo con tanta claridad y en público. “Creo que no fue un acierto afirmar que se aceptaría cualquier texto del Estatut que viniese de Catalunya”, ha asegurado la nueva presidenta de la Junta de Andalucía en su primer acto público en Madrid, justo un mes después de haber tomado posesión del cargo, apuntando a la nefasta decisión de José Luis Rodríguez Zapatero como una de las causas que han provocado el actual “desafío soberanista” en que está inmersa Catalunya. “Parte de la culpa la hemos tenido todos”, ha añadido, admitiendo la parte de la responsabilidad que le corresponde al PSOE.
Susana, nada mas ocupar la presidencia de la Junta, dijo que lucharía con todas sus fuerzas contra la corrupción y mas tarde, refiriéndose a los sucios EREs fraudulentos del socialismo andaluz, dijo que habría que asumir la responsabilidad y lograr que los ladrones devuelvan lo robado. Ese es el camino, pero hay que ir mas allá de las palabras y cambiar el pozo negro del socialismo andaluz como un calcetín.
Ese es el camino, aunque sólo es el principio de un larga vereda de tormentos que conduce a la regeneración y que pasa por reconocer que en el PSOE, como en el PP, IU y los distintos nacionalismos con representación en los parlamentos españoles, se han cometido irregularidades, fechorías, delitos, canalladas, abusos y muchas tropelías antidemocráticas y exentas de ética, siempre en detrimento de los ciudadanos, a los que tenían la obligación de servir y conducir hacia la prosperidad y la felicidad. Pero no bastará con reconocer los pecados de los socialistas españoles, culpables de muchas de las actuales calamidades de España, incluso de parte de su ruina económica. Tendrá también que cambiar las cosas y luchar por convertir al PSOE en una formación de demócratas dignos y decentes, no como ahora, que es una banda de políticos denostados por la ciudadanía, ya casi odiados por todos los españoles decentes, en la que se esconden malhechores, trileros, sinvergüenzas y saqueadores.
Pero el mayor reto de Susana y del socialismo que aspira a renovarse será aprender a ser demócratas en un país de sátrapas con alma totalitaria que se comportan como energúmenos abusadores, arbitrarios y elitistas. Tendrán que democratizar la vida interna del partido, un desafío casi imposible en un mundo diseñado para que sólo los babosos y los cobardes sometidos puedan prosperar. Tendrán que aprender a escuchar los deseos y anhelos del ciudadano, que es el soberano del sistema, hoy despreciado por los políticos y exiliado del proceso de toma de decisiones. Tendrán que someterse a controles férreos que limiten sus poderes, a vivir sin subvenciones públicas y a entender y asumir, con todas las consecuencias, valores que son imprescindibles en democracia, como el imperio de una ley igual para todos, el castigo para los ladrones y el respeto a una sociedad civil que los antidemocráticos partidos políticos españoles han ocupado como si fueran ejércitos invasores.
Su camino es difícil, casi imposible, pero merece la pena emprenderlo en esta España atormentada por su nefasta casta política. Aunque sea derrotada por la legión de miserables que le rodea, siempre contará con el reconocimiento de los demócratas españoles y de los millones de ciudadanos que anhelamos la regeneración de la pocilga.
El partido socialista está cargado de culpa y el gobierno andaluz que ella preside es campeón en suciedades y fracasos, pero Susana Díaz está dando algunos pasos esperanzadores, como el que acaba de protagonizar al culpar a Zapatero de la actual situación de Cataluña. Es la primera socialista importante que reconoce en público que aquella imbecilidad del imbécil Zapatero, cuando dijo que aceptaría todo lo que llegara del Parlament de Cataluña, fue un error garrafal. Le queda mucho camino por recorrer, pero ya se perfila como la mas valiente y sincera entre una manada de dirigentes socialistas cobardes, hipócritas e incapaces de reconocer sus miserias.
Los pasos siguientes de Susana Díaz en su ruta hacia el liderazgo de un PSOE mas decente pasan por reconocer que sus socios de IU en el gobierno andaluz son una rémora poco democrática, que sus amigos de UGT son campeones en choriceos y suciedades y que el gobierno que ha heredado tiene una deuda casi impagable con los ciudadanos de Andalucía, a los que ha saqueado, engañado, empobrecido y gobernado sin ética. Ha sido valiente como ningún hombre del socialismo español, todos asustados y confundiendo lealtad con la omertá, cuando ha dicho, delante de Pere Navarro, un catalán hipocritón, cada día mas alejado del PSOE y de España, que hay que acabar pronto con la trampa del "derecho a decidir", que es una clara vía hacia la independencia para los que odian lo español. Tan sólo por haber dicho eso, ya está colocada por delante de Rubalcaba y del resto de la manada de cobardes, en la carrera del futuro socialista.
Todos pensábamos que Susana, a la que no se le conoce otra vida que la interna en su partido, iba a ser otro producto mas del decepcionante horno socialista, experto en fabricar mediocres engreídos, hipócritas e ineptos, pero hoy es lícito pensar que, aunque esté hecha de la misma pasta que sus colegas socialistas, tiene, sorprendentemente, algunos rasgos de vergüenza política y asomos de decencia.
Muchos dentro del PSOE lo han pensado siempre y lo habían reconocido delante de sus amigos, pero ninguno se había atrevido a plantearlo con tanta claridad y en público. “Creo que no fue un acierto afirmar que se aceptaría cualquier texto del Estatut que viniese de Catalunya”, ha asegurado la nueva presidenta de la Junta de Andalucía en su primer acto público en Madrid, justo un mes después de haber tomado posesión del cargo, apuntando a la nefasta decisión de José Luis Rodríguez Zapatero como una de las causas que han provocado el actual “desafío soberanista” en que está inmersa Catalunya. “Parte de la culpa la hemos tenido todos”, ha añadido, admitiendo la parte de la responsabilidad que le corresponde al PSOE.
Susana, nada mas ocupar la presidencia de la Junta, dijo que lucharía con todas sus fuerzas contra la corrupción y mas tarde, refiriéndose a los sucios EREs fraudulentos del socialismo andaluz, dijo que habría que asumir la responsabilidad y lograr que los ladrones devuelvan lo robado. Ese es el camino, pero hay que ir mas allá de las palabras y cambiar el pozo negro del socialismo andaluz como un calcetín.
Ese es el camino, aunque sólo es el principio de un larga vereda de tormentos que conduce a la regeneración y que pasa por reconocer que en el PSOE, como en el PP, IU y los distintos nacionalismos con representación en los parlamentos españoles, se han cometido irregularidades, fechorías, delitos, canalladas, abusos y muchas tropelías antidemocráticas y exentas de ética, siempre en detrimento de los ciudadanos, a los que tenían la obligación de servir y conducir hacia la prosperidad y la felicidad. Pero no bastará con reconocer los pecados de los socialistas españoles, culpables de muchas de las actuales calamidades de España, incluso de parte de su ruina económica. Tendrá también que cambiar las cosas y luchar por convertir al PSOE en una formación de demócratas dignos y decentes, no como ahora, que es una banda de políticos denostados por la ciudadanía, ya casi odiados por todos los españoles decentes, en la que se esconden malhechores, trileros, sinvergüenzas y saqueadores.
Pero el mayor reto de Susana y del socialismo que aspira a renovarse será aprender a ser demócratas en un país de sátrapas con alma totalitaria que se comportan como energúmenos abusadores, arbitrarios y elitistas. Tendrán que democratizar la vida interna del partido, un desafío casi imposible en un mundo diseñado para que sólo los babosos y los cobardes sometidos puedan prosperar. Tendrán que aprender a escuchar los deseos y anhelos del ciudadano, que es el soberano del sistema, hoy despreciado por los políticos y exiliado del proceso de toma de decisiones. Tendrán que someterse a controles férreos que limiten sus poderes, a vivir sin subvenciones públicas y a entender y asumir, con todas las consecuencias, valores que son imprescindibles en democracia, como el imperio de una ley igual para todos, el castigo para los ladrones y el respeto a una sociedad civil que los antidemocráticos partidos políticos españoles han ocupado como si fueran ejércitos invasores.
Su camino es difícil, casi imposible, pero merece la pena emprenderlo en esta España atormentada por su nefasta casta política. Aunque sea derrotada por la legión de miserables que le rodea, siempre contará con el reconocimiento de los demócratas españoles y de los millones de ciudadanos que anhelamos la regeneración de la pocilga.
Comentarios: