La izquierda política española, con el PSOE al frente, dice que la Iglesia no paga el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por los privilegios que obtuvo gracias al Concordato firmado entre la Santa Sede y el Estado español, pero eso es falso porque la iglesia no paga el IBI porque es una de las centenares de instituciones y organizaciones amparadas por la ley española de Mecenazgo, que también exime del pago de ese impuesto a partidos políticos, sindicatos, ONGs y demás confesiones religiosas.
Los socialistas pedirán a todos los ayuntamientos de España que cobren el IBI a la Iglesia, ya que en la situación actual de crisis «todo el mundo» debe contribuir. Sin embargo, ellos podrían contribuir de manera sensible si renunciaran a las generosas subvenciones públicas que reciben los partidos políticos o pagando ellos mismos, también, el IBI, pero no lo hacen.
Después de doblar la rodilla muchas veces ante las sotanas en tiempos de Zapatero, sin haber hecho nada para romper el Concordato o para penalizar a la Iglesia Católica, el PSOE, ahora radicalizado en la oposición, se pone el disfraz anticlerical y miente para justificar el cobro del IBI a la Iglesia en sus ayuntamientos. Afirma que la Iglesia Católica goza de privilegios, pero la pura verdad es que la Iglesia no tiene ninguno más de los que disfrutan instituciones menos útiles para la nación y menos queridas por los ciudadanos, como son los partidos políticos, los sindicatos y algunas fundaciones y ONGs.
Los socialistas de Rubalcaba han decidido que sus ayuntamientos cobren el IBI a la Iglesia Católica, pero ¿es legal esa medida? ¿No es discriminatoria? ¿se lo cobrarán también a los partidos políticos y a los sindicatos?
La Iglesia Católica, a la que quieren castigar cobrándole el IBI, figura en las encuestas como una de las organizaciones más valoradas y queridas por los ciudadanos, mientras que los partidos políticos aparecen como el tercer gran problema para el conjunto de los españoles, sólo superados por la economía en crisis y el desempleo masivo. Que le pregunten a los ciudadanos si los partidos y los sindicatos deben pagar o no el IBI, pero no se atreverán a preguntarlo porque la humillación sería terrible. Si los partidos y sindicatos se sometieran, como hace la Iglesia, al criterio de los ciudadanos para recibir dinero procedente de los impuestos, se arruinarían. ¿Quién iba a colocar una cruz en la casilla del PSOE, de IU o de UGT sino sus propios militantes? Antes de entregárselo a ellos, millones de ciudadanos, indignados por su comportamiento y privilegios inmerecidos, preferirían arrojar sus billetes al mar.
Cuando los ciudadanos tienen problemas o no tienen qué comer, no acuden a las sedes de los partidos o a las centrales sindicales, sino a la Iglesia, donde siempre reciben socorro sin que nadie les pida nada a cambio. La Iglesia, a la que se le están retirando buena parte de las subvenciones públicas que antes recibía, mantiene con sus propios recursos miles de instituciones y actividades de gran utilidad social y benéfica, que sirven para apuntalar la sociedad que se derrumba por la ruina que han generado el mal gobierno de los políticos. Entre esas instituciones y actividades figuran ONGs como Cáritas, guarderías, asilos para ancianos, comedores sociales, hospitales, escuelas, universidades y parroquias que sirven de consuelo y apoyo a los más pobres en miles de ciudades y pueblos de España.
A cualquier demócrata español le puede parecer correcto que se cobre el IBI a la Iglesia en estos tiempos de crisis económica, pero les parecerá siempre una ignominia vergonzante que no se le cobre también a instituciones que valen menos y merecen menos respeto, como partidos políticos, sindicatos y algunas ONGs politizadas y minadas por la corrupción. ¿Por qué un partido político o un sindicato, que ya viven de las subvenciones públicas masivas que reciben, van a ser eximidos de pagar el IBI y no la Iglesia Católica, que presta a la sociedad servicios mil veces más útiles y generosos?
La decisión del socialismo español, claramente electoralista y con el único fin de recuperar votos perdidos en la izquierda tras la labor demoledora de España realizada por el PSOE de Zapatero, es un error cargado de brutalidad e injusticia que merece la condena de los ciudadanos demócratas y decentes de este país.
Los socialistas pedirán a todos los ayuntamientos de España que cobren el IBI a la Iglesia, ya que en la situación actual de crisis «todo el mundo» debe contribuir. Sin embargo, ellos podrían contribuir de manera sensible si renunciaran a las generosas subvenciones públicas que reciben los partidos políticos o pagando ellos mismos, también, el IBI, pero no lo hacen.
Después de doblar la rodilla muchas veces ante las sotanas en tiempos de Zapatero, sin haber hecho nada para romper el Concordato o para penalizar a la Iglesia Católica, el PSOE, ahora radicalizado en la oposición, se pone el disfraz anticlerical y miente para justificar el cobro del IBI a la Iglesia en sus ayuntamientos. Afirma que la Iglesia Católica goza de privilegios, pero la pura verdad es que la Iglesia no tiene ninguno más de los que disfrutan instituciones menos útiles para la nación y menos queridas por los ciudadanos, como son los partidos políticos, los sindicatos y algunas fundaciones y ONGs.
Los socialistas de Rubalcaba han decidido que sus ayuntamientos cobren el IBI a la Iglesia Católica, pero ¿es legal esa medida? ¿No es discriminatoria? ¿se lo cobrarán también a los partidos políticos y a los sindicatos?
La Iglesia Católica, a la que quieren castigar cobrándole el IBI, figura en las encuestas como una de las organizaciones más valoradas y queridas por los ciudadanos, mientras que los partidos políticos aparecen como el tercer gran problema para el conjunto de los españoles, sólo superados por la economía en crisis y el desempleo masivo. Que le pregunten a los ciudadanos si los partidos y los sindicatos deben pagar o no el IBI, pero no se atreverán a preguntarlo porque la humillación sería terrible. Si los partidos y sindicatos se sometieran, como hace la Iglesia, al criterio de los ciudadanos para recibir dinero procedente de los impuestos, se arruinarían. ¿Quién iba a colocar una cruz en la casilla del PSOE, de IU o de UGT sino sus propios militantes? Antes de entregárselo a ellos, millones de ciudadanos, indignados por su comportamiento y privilegios inmerecidos, preferirían arrojar sus billetes al mar.
Cuando los ciudadanos tienen problemas o no tienen qué comer, no acuden a las sedes de los partidos o a las centrales sindicales, sino a la Iglesia, donde siempre reciben socorro sin que nadie les pida nada a cambio. La Iglesia, a la que se le están retirando buena parte de las subvenciones públicas que antes recibía, mantiene con sus propios recursos miles de instituciones y actividades de gran utilidad social y benéfica, que sirven para apuntalar la sociedad que se derrumba por la ruina que han generado el mal gobierno de los políticos. Entre esas instituciones y actividades figuran ONGs como Cáritas, guarderías, asilos para ancianos, comedores sociales, hospitales, escuelas, universidades y parroquias que sirven de consuelo y apoyo a los más pobres en miles de ciudades y pueblos de España.
A cualquier demócrata español le puede parecer correcto que se cobre el IBI a la Iglesia en estos tiempos de crisis económica, pero les parecerá siempre una ignominia vergonzante que no se le cobre también a instituciones que valen menos y merecen menos respeto, como partidos políticos, sindicatos y algunas ONGs politizadas y minadas por la corrupción. ¿Por qué un partido político o un sindicato, que ya viven de las subvenciones públicas masivas que reciben, van a ser eximidos de pagar el IBI y no la Iglesia Católica, que presta a la sociedad servicios mil veces más útiles y generosos?
La decisión del socialismo español, claramente electoralista y con el único fin de recuperar votos perdidos en la izquierda tras la labor demoledora de España realizada por el PSOE de Zapatero, es un error cargado de brutalidad e injusticia que merece la condena de los ciudadanos demócratas y decentes de este país.
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