Satisfacción ante la derrota socialista
Al PSOE se le tenía que caer la cara de vergüenza por no haberse atrevido a realizar algunas reformas aprobadas recientemente por el PP de Rajoy, que han sido recibidas por la opinión pública y la sociedad española con júbilo y aplausos, destacando entre ellas tres de profundo calado popular y justicia social, como son la reducción drástica del sueldo de los banqueros que hayan recibido ayudas estatales, la disminución del número de consejeros con sueldo en las empresas públicas y el intenso recorte de los salarios de los directores de las empresas públicas españolas, limitado ahora a 105.000 euros anuales.
Esas medidas, junto con la ya próxima reducción del número de empresas públicas y del adelgazamiento general del Estado, son profundamente justas y populares, reflejando, para vergüenza de los socialistas, que el Partido Popular pone en práctica medidas que la izquierda ha reivindicado como propias durante mucho tiempo y demuestra más conciencia de igualdad, sentido de la Justicia y sensibilidad social que el PSOE en todos sus mandatos, desde la muerte de Franco.
Las medidas adoptadas dan en la diana porque es archiconocido que las dietas dobles o triples y los pagos concedidos por los presidentes y los partidos políticos (que están detrás) a los consejos de administración de las empresas públicas españolas, donde abundan los políticos aparcados que saben demasiado para dejarlos sin sustento y los sindicalistas comprados, eran un grave cancer del Estado. Estas decisiones demuestran que el PP no sólo es un partido socialmente más consciente que el PSOE, sino también que es más libre y tiene menos ataduras con el gran empresariado y las élites poderosas de este país, contra las que el PSOE nunca se ha atrevido a levantar la mano.
Si el PP continúa afrontando la regeneración y sigue adelante con sus reformas de alto calado popular y social, como pueden ser la reducción del número de sindicalistas liberados, una legión de vagos por lo menos es cuatro veces superior a lo necesario, y una disminución más profunda de las subvenciones a los partidos políticos y sindicatos, que han llegado a ser abusivas y escandalosas bajo el mandato de Zapatero, el grueso de la sociedad española asumirá por mucho tiempo la verdad patente de que el Partido Popular, a pesar de sus defectos, complejos y evidente responsabilidad en la corrupción, tiene más sentido de la justicia, la política social y de la limpieza que el devaluado, desorientado y degenerado socialismo español.
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Esas medidas, junto con la ya próxima reducción del número de empresas públicas y del adelgazamiento general del Estado, son profundamente justas y populares, reflejando, para vergüenza de los socialistas, que el Partido Popular pone en práctica medidas que la izquierda ha reivindicado como propias durante mucho tiempo y demuestra más conciencia de igualdad, sentido de la Justicia y sensibilidad social que el PSOE en todos sus mandatos, desde la muerte de Franco.
Las medidas adoptadas dan en la diana porque es archiconocido que las dietas dobles o triples y los pagos concedidos por los presidentes y los partidos políticos (que están detrás) a los consejos de administración de las empresas públicas españolas, donde abundan los políticos aparcados que saben demasiado para dejarlos sin sustento y los sindicalistas comprados, eran un grave cancer del Estado. Estas decisiones demuestran que el PP no sólo es un partido socialmente más consciente que el PSOE, sino también que es más libre y tiene menos ataduras con el gran empresariado y las élites poderosas de este país, contra las que el PSOE nunca se ha atrevido a levantar la mano.
Si el PP continúa afrontando la regeneración y sigue adelante con sus reformas de alto calado popular y social, como pueden ser la reducción del número de sindicalistas liberados, una legión de vagos por lo menos es cuatro veces superior a lo necesario, y una disminución más profunda de las subvenciones a los partidos políticos y sindicatos, que han llegado a ser abusivas y escandalosas bajo el mandato de Zapatero, el grueso de la sociedad española asumirá por mucho tiempo la verdad patente de que el Partido Popular, a pesar de sus defectos, complejos y evidente responsabilidad en la corrupción, tiene más sentido de la justicia, la política social y de la limpieza que el devaluado, desorientado y degenerado socialismo español.
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