Parece increíble que España pueda soportar tanta indecencia en el poder político y sus aliados. El país se levanta cada día con nuevos escándalos aireados por la prensa, que afectan a la clase política y. especialmente, al sindicato UGT, hechos vergonzosos que generan desasosiego y rabia en la ciudadanía, cada día mas convencida de que el poder ha caído en manos de desalmados. A pesar del bochorno general y de la caída en picado de la imagen del sindicato socialista, Cándido Méndez, su líder máximo, afirma sin ruborizarse que su sindicato tiene «las raíces muy sanas». Es la prueba de que en España se ha entronizado la corrupción y la mentira y que el poder, estúpido y sin grandeza, cree que el tiempo y el olvido lo curan todo.
El sindicalismo español está perdiendo el apoyo de los ciudadanos y se encuentra al borde de la bancarrota. Miles de miembros de los sindicatos mayoritarios UGT y CC.OO. se están dando de baja como protesta por la corrupción que infecta al sindicalismo español, sobre todo a la UGT, implicada en escándalos y suciedades que difícilmente serán olvidadas por los ciudadanos.
La utilización masiva de dinero público para financiar comidas, regalos y viajes parece demostrada y está ya en manos de la Justicia. El borrado de los archivos en UGT donde se explicaban ciertos gastos bajo sospecha y la posible implicación en las actividades de malversación y fraude por parte de Comisiones Obreras son las últimas novedades del nauseabundo escándalo sindical español, cuyas fechorías podrían acabar con el sindicalismo por muchos años.
El sindidato UGT está en el punto de mira de la prensa y es posible que sus escándalos le lleven hasta la tumba. Su desprestigio es enorme y su imagen se torna deleznable. En lugar de una organización para la defensa de los trabajadores, aparece ahora ante los desconcertados ojos de los españoles como una enorme empresa de poder y dinero, donde anidaron jaurías de chorizos y aprovechados.
Pero lo más sorprendente de este gran escándalo sindical es que el PSOE, en lugar de exigir a los sindicalistas corruptos que devuelvan el dinero que han utilizado con indecencia, se solidariza con UGT y habla de "campaña" de la derecha y de la prensa para acabar con el sindicalismo en España, una actitud que demuestra que lo corrupto está profundamente incrustado en la vida política.
La corrupción vuelve a ser el segundo problema de España (sólo por detrás del paro) según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de noviembre y esta tendencia también señala como los ciudadanos se alejan cada vez mas de los sindicatos y de los partidos políticos.
El sindicalismo español está perdiendo el apoyo de los ciudadanos y se encuentra al borde de la bancarrota. Miles de miembros de los sindicatos mayoritarios UGT y CC.OO. se están dando de baja como protesta por la corrupción que infecta al sindicalismo español, sobre todo a la UGT, implicada en escándalos y suciedades que difícilmente serán olvidadas por los ciudadanos.
La utilización masiva de dinero público para financiar comidas, regalos y viajes parece demostrada y está ya en manos de la Justicia. El borrado de los archivos en UGT donde se explicaban ciertos gastos bajo sospecha y la posible implicación en las actividades de malversación y fraude por parte de Comisiones Obreras son las últimas novedades del nauseabundo escándalo sindical español, cuyas fechorías podrían acabar con el sindicalismo por muchos años.
El sindidato UGT está en el punto de mira de la prensa y es posible que sus escándalos le lleven hasta la tumba. Su desprestigio es enorme y su imagen se torna deleznable. En lugar de una organización para la defensa de los trabajadores, aparece ahora ante los desconcertados ojos de los españoles como una enorme empresa de poder y dinero, donde anidaron jaurías de chorizos y aprovechados.
Pero lo más sorprendente de este gran escándalo sindical es que el PSOE, en lugar de exigir a los sindicalistas corruptos que devuelvan el dinero que han utilizado con indecencia, se solidariza con UGT y habla de "campaña" de la derecha y de la prensa para acabar con el sindicalismo en España, una actitud que demuestra que lo corrupto está profundamente incrustado en la vida política.
La corrupción vuelve a ser el segundo problema de España (sólo por detrás del paro) según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de noviembre y esta tendencia también señala como los ciudadanos se alejan cada vez mas de los sindicatos y de los partidos políticos.
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