El desgaste de Rajoy está siendo brutal, inédito en la España moderna. Nadie ha perdido tanto apoyo ciudadano y prestigio político en menos tiempo. El inepto y lamentable Zapatero, una de las peores plagas de la Historia moderna de España, tardó años en desgastarse, pero Rajoy se está abrasando en semanas. La clave del hundimiento del presidente no es su dura política de ajustes, ni su reforma laboral, ni siquiera su traicionera subida de impuestos, contraria a lo que prometió, sino su patética debilidad, la imagen de cobarde que arrastra, incapaz de hacer uso de la mayoría absoluta que los españoles le han otorgado para embridar a las comunidades autónomás rebeldes, para luchar contra la corrupción y abrir las cárceles para que las llenen los muchos delincuentes afincados en el Estado.
La primeras medidas que debe adoptar Rajoy es tomar una sobredosis de testosterona política, hasta que sienta como le pesan sus genitales, dejar de escuchar al corifeo de gallinas que le rodea, esos que le aconsejan un "perfil plano" y mesura infinita, y optar de una vez por cumplir el mandato que le han encomendado sus electores: cambiar la España podrida del presente y limpiarla de chorizos, canallas y parásitos.
Salvador Sostres afirma que "Lo peor de Rajoy es la mala conciencia de ser de derechas, la actitud vergonzante con que acomete sus reformas, tan necesarias como insuficientes, precisamente por culpa de esta mala conciencia. Si tan incómodo se siente Rajoy con su política y con sus políticas, que se presente a las elecciones bajo las siglas del PSOE y a ver qué pasa."
Otro catalán, Juan Carlos Girauta, partiendo del comportamiento del Gobierno, refuta la idea de que existe un pensamiento único en economía de carácter liberal, al menos en España: "Argüir que el PP es en realidad liberal, que cree en los impuestos bajos y el Estado pequeño, pero que al llegar al poder se encontró con una situación más grave de lo que se imaginaba, constituye un insulto a la inteligencia y al ideario liberal; equivale a presentar las políticas socialdemócratas como la fórmula que verdaderamente funciona cuando las cosas se ponen muy feas."
Las críticas, durísimas, reflejan el pensamiento de cientos de miles de votantes del PP que hoy se sienten desconcertados ante los complejos y debilidades de un gobierno que contaba con un apoyo inmenso para cambiar España, pero que, asustado, no se atreve a meter la escoba en los sucios rincones del poder, ni a levantar unas alfombras bajo las cuales hay nidos de gusanos y carroña política fermentada. Millones de españoles quieren que Rajoy por lo menos intente cambiar el país y acabar con la dinámica de destrucción y podredumbre impuesta por los políticos, especialmente por Zapatero. Aunque ya sea casi imposible curar la putrefacta España, queremos por lo menos intentarlo.
La gente descubre con sorpresa que el gobierno del PP miente como Zapatero cuando afirma que no le queda más remedio que aprobar el injusto indulto fiscal a los chorizos,in haber suprimido antes lo que buena parte de España reclama: las subvenciones a los sindicatos, patronales y partidos políticos, clave y punto de partida para que el país pueda regenerarse. Ni siquiera ha suprimido las costosas e inútiles televisiones públicas y ha preferido esquilmar a los ciudadanos con impuestos claramente abusivos e injustos.
Tiene razón Sostres cuando pide a Rajoy que se presente la próxima vez bajo las siglas del PSOE. Así engañará a menos gente cuando gobierne.
Rajoy debe meditar y rectificar si no quiere descubrir pronto, por el horizonte, cómo se acerca a España, tras su fracaso, un gobierno de técnicos despolitizados, semejante al que encabeza en Italia Monti. Para muchos españoles demócratas y decentes, un gobierno de ese tipo no sería un retroceso en democracia, como dicen los partidos políticos, sino un respiro, dado que nuestros gobiernos democráticos han domostrado estar plagados de cobardía, tolerancia hacia la corrupción, arbitrariedad, despotismo y una insoportable tendencia a mantener los privilegios inmerecidos de la casta y de esquilmar a los ciudadanos. ¡Que hagan un referendum y pregunten a los ciudadanos si prefieren un gobierno de técnicos, impuesto desde Europa, o un gobierno de cobardes e ineptos, elegido por esos partidos políticos españoles fracasados que son los que elaboran las listas electorales?.
¿Acaso cree Rajoy que España va a salir de la crisis sólo ahorrando y practicando recortes y subidas de impuestos? Para salir de la crisis se requiere un esfuerzo casi sobrehumano que la sociedad actual no está dispuesta a realizar mientras esté liderada por impresentables y mientras lo injusto y lo sucio sigan presidiendo la vida cotidiana de España. Hasta que los delincuentes no estén tras las rejas, hasta que ser político en España no incluya asumir riesgos y el deber de servir a los ciudadanos, hasta que las comunidades autónomas y sus sátrapas no sean domesticados y sometidos al interés general, hasta que el Estado no recupere, por lo menos en parte, las decenas de miles de millones de euros robados por los políticos, hasta que los ciudadanos no sientan que están gobernados por líderes democráticos y decentes, este país no dejará de ser un cadáver y no resucitará.
¡Zapatero debe ser castigado!
La primeras medidas que debe adoptar Rajoy es tomar una sobredosis de testosterona política, hasta que sienta como le pesan sus genitales, dejar de escuchar al corifeo de gallinas que le rodea, esos que le aconsejan un "perfil plano" y mesura infinita, y optar de una vez por cumplir el mandato que le han encomendado sus electores: cambiar la España podrida del presente y limpiarla de chorizos, canallas y parásitos.
Salvador Sostres afirma que "Lo peor de Rajoy es la mala conciencia de ser de derechas, la actitud vergonzante con que acomete sus reformas, tan necesarias como insuficientes, precisamente por culpa de esta mala conciencia. Si tan incómodo se siente Rajoy con su política y con sus políticas, que se presente a las elecciones bajo las siglas del PSOE y a ver qué pasa."
Otro catalán, Juan Carlos Girauta, partiendo del comportamiento del Gobierno, refuta la idea de que existe un pensamiento único en economía de carácter liberal, al menos en España: "Argüir que el PP es en realidad liberal, que cree en los impuestos bajos y el Estado pequeño, pero que al llegar al poder se encontró con una situación más grave de lo que se imaginaba, constituye un insulto a la inteligencia y al ideario liberal; equivale a presentar las políticas socialdemócratas como la fórmula que verdaderamente funciona cuando las cosas se ponen muy feas."
Las críticas, durísimas, reflejan el pensamiento de cientos de miles de votantes del PP que hoy se sienten desconcertados ante los complejos y debilidades de un gobierno que contaba con un apoyo inmenso para cambiar España, pero que, asustado, no se atreve a meter la escoba en los sucios rincones del poder, ni a levantar unas alfombras bajo las cuales hay nidos de gusanos y carroña política fermentada. Millones de españoles quieren que Rajoy por lo menos intente cambiar el país y acabar con la dinámica de destrucción y podredumbre impuesta por los políticos, especialmente por Zapatero. Aunque ya sea casi imposible curar la putrefacta España, queremos por lo menos intentarlo.
La gente descubre con sorpresa que el gobierno del PP miente como Zapatero cuando afirma que no le queda más remedio que aprobar el injusto indulto fiscal a los chorizos,in haber suprimido antes lo que buena parte de España reclama: las subvenciones a los sindicatos, patronales y partidos políticos, clave y punto de partida para que el país pueda regenerarse. Ni siquiera ha suprimido las costosas e inútiles televisiones públicas y ha preferido esquilmar a los ciudadanos con impuestos claramente abusivos e injustos.
Tiene razón Sostres cuando pide a Rajoy que se presente la próxima vez bajo las siglas del PSOE. Así engañará a menos gente cuando gobierne.
Rajoy debe meditar y rectificar si no quiere descubrir pronto, por el horizonte, cómo se acerca a España, tras su fracaso, un gobierno de técnicos despolitizados, semejante al que encabeza en Italia Monti. Para muchos españoles demócratas y decentes, un gobierno de ese tipo no sería un retroceso en democracia, como dicen los partidos políticos, sino un respiro, dado que nuestros gobiernos democráticos han domostrado estar plagados de cobardía, tolerancia hacia la corrupción, arbitrariedad, despotismo y una insoportable tendencia a mantener los privilegios inmerecidos de la casta y de esquilmar a los ciudadanos. ¡Que hagan un referendum y pregunten a los ciudadanos si prefieren un gobierno de técnicos, impuesto desde Europa, o un gobierno de cobardes e ineptos, elegido por esos partidos políticos españoles fracasados que son los que elaboran las listas electorales?.
¿Acaso cree Rajoy que España va a salir de la crisis sólo ahorrando y practicando recortes y subidas de impuestos? Para salir de la crisis se requiere un esfuerzo casi sobrehumano que la sociedad actual no está dispuesta a realizar mientras esté liderada por impresentables y mientras lo injusto y lo sucio sigan presidiendo la vida cotidiana de España. Hasta que los delincuentes no estén tras las rejas, hasta que ser político en España no incluya asumir riesgos y el deber de servir a los ciudadanos, hasta que las comunidades autónomas y sus sátrapas no sean domesticados y sometidos al interés general, hasta que el Estado no recupere, por lo menos en parte, las decenas de miles de millones de euros robados por los políticos, hasta que los ciudadanos no sientan que están gobernados por líderes democráticos y decentes, este país no dejará de ser un cadáver y no resucitará.
¡Zapatero debe ser castigado!
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