La agencia Moody pone el dedo en la llaga: España es el país que menos ha hecho por reducir gastos públicos en toda Europa

Uno de los elementos fundamentales en el cambio de un modelo político, económico, social etc.. es que este cause el menor trauma posible entre los ciudadanos. Para ello nada mas importante que la política de comunicación o la neolengua con la que se tratan de suavizar los términos para que los ciudadanos abran sus tragaderas como el carburador de un Formula I y acaben asumiendo que no hay mas remedio que aceptar lo que se nos viene encima.

Cuando se reclama racionalidad económica, austeridad o nuevo orden mundial no se está reclamando otra cosa que no sea que nos dispongamos a trabajar mas cobrando menos para pagar hasta el último céntimo de una deuda que no hemos generado ni producido los ciudadanos sino el robo execrable, el despilfarro y la corrupción política que asciende al 1% del PIB. Pero claro, resulta mucho mas fácil desplumar a todo un pueblo que antes ha sido deseducado para poder ser manipulado y hacer lo que se quiera con él.

Se llama racionalidad económica a que los bancos alemanes no caigan como cayeron las Cajas españolas, fruto del delictivo desmadre de sus consejos de administración plagados de analfabetos financieros pero listos e inteligentes cuando el dinero llevaba la dirección de sus bolsillos. Se llama austeridad a que sea el ciudadano el que no pueda llegar a fin de mes pero que al político no le siga faltando de na, que la fiesta no pare, que la red clientelar siga gozando del flujo de dinero que hace que se mantenga el sistema de golfos y chorizos y que a su vez hace que la deuda llegue ya al 100% del PIB, algo que no se podrá pagar a no ser que nos pongan a trabajar gratis durante un par de años, lo cual lleva todas las trazas de hacerse realidad al paso que vamos.

Los inventores del neolenguaje fueron los nazis utilizando palabras aladas para llegar al corazón de los alemanes. Llamaban interrogatorios forzosos a la tortura, llamaban sacrificios por el bien del pueblo alemán al genocidio de judios, homosexuales, gitanos y disidentes. El propio Goebbels decía que una mentira repetida 100 veces se acababa convirtiendo en verdad.

Hoy, la deseducación juega un papel clave en la manipulación y el dirigismo del poder hacía sus ciudadanos. Los medios son la voz de su amo y los encargados de transmitir a ese pueblo ignorante la imposibilidad de que haya vida fuera del sistema, incluso fuera de las ideologías imperantes. Uno se puede encontrar en un desierto sin la protección del Estado y de los poderes que le dan trabajo, techo y una vida decente donde solo es posible encontrarla si además te atienes a su discurso. Obedece y lleva una vida dentro del sistema, fuera no hay vida alguna. Debes trabajar mas para pagar la deuda que otros han generado o perderás tu condición de ciudadano.

No existe alternativa a las ideologías, estás dentro de un pack que es parte del sistema. Estás etiquetado dentro del dogma ideológico y no vale pensar, todas las categorias deben encajar en el modelo político que pertenece al sistema, el pensamiento no existe, o eres de izquierdas o de derechas y eso es ser muy frágil porque nos convierte en débiles ante los cisnes negros, esos sucesos improbables que nadie tiene pero que se producen y cambian por completo las cosas porque sus consecuencias son importantes. El cisne negro se produce por azar, por casualidad pero hasta ahora el sistema queno puede dejar nada al azar los hace pasar por causalidades cuando en realidad son casualidades, solo que la única forma de introducirlos en su modelo son etiquetarlos como causales. No son la causa de nada, son acontecimientos que ocurren porque a lo largo de la historia han acontecido miles de sucesos sin que sean fruto de causas programadas.

La realidad es que los poderes ya no son tan absolutos, duran menos porque llegan "los cualquiera", los que nunca han estado preparados para detentar el poder o porque el poder seguramente no sean ellos, por eso llegan. El poder ya no está en esos palacios de invierno sino que cada día mas están en las plaza públicas, los micropoderes están erosionando a los macropoderes, están ocurriendo hechos nuevos, la geopolítica está cambiando. Están cambiando muchas cosas, solo la deseducación y el neolenguaje están reprimiendo y conteniendo la explosión que tendrá lugar tarde o temprano porque la realidad tal y como la están diseñando no va a ser soportable por los ciudadanos. El nuevo orden mundial es el mismo viejo orden mundial solo que peor si me lo permiten. Será la mayor esclavitud del hombre a lo largo de la historia, el control total de sus movimientos, de su vida, de sus conversaciones, de sus activos, de todo paso que de hasta del día en que tendrá que morir, quizás incluso, porque ya no sea válido para el sistema. Esa es la dirección del abismo al que nos dirigimos y mientras tanto seguimos discutiendo por lo insignificante como parte del programa de deseducación al que estamos sometidos.

Muy interesante lo que se habla hoy, si. Y sobre el tema de la "exploxion" social quisiera decir que hoy en día hay que tener mucho cuidado con ellas. Las explosiones sociales, lo que de toda la vida de Dios se ha llamado revolución, siempre han sido contra un Estado para crear otro Estado, porque ninguna revolución ha derrocado un Estado y se ha quedado ahí, la revolución anarquista no existe ni ha existido ni existirá.
Por tanto, nada de crear nuevos Estados, la anarquía, como decía Hermann Hesse, debe implantarse en las mentes de cada uno, para que cada persona sea su propio Estado y no necesite de ninguno externo.

Conviene leer este articulo para llegar a la conclusión de que ya tienen un sistema para hacernos votar en contra de nuestros propios intereses.


¿Y si los perdedores no quieren ganar?
escrito por Roger Senserrich el 23 abril, 2014 en Economía, Internacional
Los Estados Unidos durante décadas han declarado con orgullo ser el país de la clase media, el lugar en el mundo donde el ciudadano de a pie vive mejor que en cualquier otro lugar. Esta afirmación ha sido cierta como mínimo desde principios del siglo XX, y lo fue con rotundidad en los cincuenta y sesenta, cuando Estados Unidos no solo era el país más rico del mundo, sino también uno de los más igualitarios.

El NYT publicaba ayer un artículo explicando una verdad dolorosa: la clase media americana ya no es la más rica del mundo. Esa distinción ahora recae sobre la clase media canadiense por primera vez, a pesar que los vecinos del norte tienen un PIB por cápita casi 10.000 menor. Estados Unidos sigue siendo el país grande más rico de la tierra (Noruega siendo el único país que les hace sombra), pero el tremebundo aumento de la desigualdad durante las últimas décadas ha hecho que la clase media haya perdido posiciones.

El artículo, además, incluye una serie de gráficos absolutamente fascinantes con la evolución de los ingresos por decila de renta en diez países, incluyendo España. Los gráficos muestran que Estados Unidos no es un caso típico: la distribución de la riqueza ha tendido a hacerse más desigual en todos los países, pero no al mismo ritmo. La economía americana ha crecido igual o más rápido que en casi cualquier país desarrollado, pero la clase media apenas ha recibido el fruto de este crecimiento.

¿Por qué? Estos días en Politikon estamos citando con cierta frecuencia el libro de Thomas Piketty sobre desigualdad y capital en el siglo XXI, y su teoría sobre la concentración de la riqueza y sus efectos sobre la distribución de los ingresos en la población. No me voy a meter demasiado con el libro (Octavio y Jorge ya lo han hecho, y media internet ha escrito una reseña ya), pero ayer hubo una noticia que pasó casi completamente desapercibida sobre una posible explicación ante esta concentración de riqueza.

Hace unos meses en Tennessee los trabajadores de una fábrica de Volkswagen fueron llamados a votar. Tennessee, como la mayoría de los estados del sur del país, basa sus derechos laborales en el principio de “right to work“, un eufemismo legislativo para referirse a una prohibición explícita a que un puesto de trabajo pueda requerir la afiliación y pago de cuotas a un sindicato. Esto quiere decir que no existe la negociación colectiva como tal, con muy contadas excepciones; los trabajadores no pueden organizarse de forma efectiva, dando como resultado salarios más bajos y pensiones y seguros médicos menos generosos.

Los trabajadores de la planta de Volkswagen en Chattanooga, Tennessee iban a votar si querían formar un sindicato. Volkswagen, como muchas otras empresas alemanas, tiene amplia representación sindical en el consejo de administración, y los sindicatos alemanes llevaban tiempo presionando para extender su presencia a las fábricas del sur de Estados Unidos. De forma inusual, la empresa no hizo campaña en contra de sindicarse, en contra de lo que vemos en otras empresas en el país. La United Auto Workers les apoyaba. El partido republicano de Tennessee, por supuesto, hizo una furibunda campaña a favor del no.

El resultado: 712 trabajadores votaron que no, 626 que sí. A pesar que Volkswagen poco menos que apoyó la creación del sindicato, y pidió activamente a la constelación de políticos y grupos externos que hacían campaña en contra que no se metieran en la votación, los trabajadores se negaron. Ante una votación en que la empresa ofrecía a sus empleados poder negociar unas condiciones laborales mejores hablando directamente con sus dirigentes, pudiendo recoger un porcentaje mayor de los ingresos netos de la compañía en mayores salarios, una mayoría de los obreros de la fábrica dijeron que no.

Ayer la U.A.W anunció que no iba a recurrir la votación – no querían tirarse años litigando sobre un tema donde habían perdido una votación abierta. Los trabajadores habían preferido renunciar a ganar poder de mercado y poder aumentar sus ingresos explícitamente. En un mundo de capitalistas y mano de obra de Piketty, pocas veces veremos ejemplos de un sistema político generando desigualdades de forma tan activa y evidente.

La pregunta, por supuesto, es por qué esto sucede. Es fácil ponerse marxista y hablar de la alienación de la clase obrera, ciertamente. Más allá de eso, el sur de los Estados es un ejemplo de libro de sistemas políticos y legislación laboral diseñados para dar un abrumador poder de negociación a los empresarios sobre los trabajadores. El origen de estos sistemas es complicado, y no tiene demasiado que ver con obreros votando en contra de sus intereses; hable sobre ello con cierto detalle el año pasado. La democracia, el gobierno de muchos, debería producir redistribución. El por qué esto no sucede es una de las preguntas más importantes para los próximos años. No tiene una respuesta fácil.

El espectáculo circense del juicio al magistrado Elpidio Silva, está siendo visto por millones de españoles.
Es decir, nos están transmitiendo EN DIRECTO la podredumbre del único pilar en el que todavía confiábamos y AQUÍ no pasa nada.
Creo que va siendo el momento de que nos invadan los bárbaros (o sea, Alemania) para acabar con esta pantomima de democracia.
Nos están retransmitiendo la pederastía del pueblo español.

En cuánto a NO VOTAR, lo dejo para los ingenuos y/o interesados. Esa es la peor solución cuándo te dan la ÚNICA oportunidad de vengarse.

VOTAD,VOTAD,VOTAD.....siempre que no sea al PP, al PSOE o a IU.

No nos queda otra....sin violencia.

cuando los andaluces entiendan que el paro en Andalucía NO solo NO ES CASUAL sino que ha sido rentable para la Junta...seguiremos igual. El paro es rentable electoral y clientelarmente para la Junta.