Vergüenza debería darle a los actuales dirigentes europeos que Vladimir Putin, un antiguo KGB mal reciclado en demócrata, critique el rescate de Chipre y lo califique de “peligroso, injusto y no profesional”, demostrando ser más demócrata que la Merkel, Hollande, Rajoy y los demás sátrapas que han metido la mano en el bolsillo de los chipiotras para robarles sus ahorros, violando así la seguridad jurídica y las leyes de la Unión.
Tiene razón el primer ministro ruso Medvédev cuando afirma que la quita "se asemeja a una simple confiscación de dinero ajeno", una forma elegante de llamar "ladrones" a los políticos de la Unión Europea. Que Rusia, un país que convive fácilmente con la corrupción en todas sus vertientes, de lecciones de honradez política y ética financiera a los actuales líderes europeos es un síntoma alarmante de que la Unión Europea es ya una verdadera pocilga.
El paso dado por Europa en Chipre es peligroso y mas propio de delincuentes que de políticos democráticos. La "confiscación" de parte de los ahorros depositados en los bancos viola la normativa europea, que protege los depósitos bancarios, y genera dos males terribles: inseguridad ante el sistema financiero y desconfianza en unos políticos que cada día se asemejan más a los cuatreros del viejo Far West.
El primer ministro de Luxemburgo, Jean Claude Juncker, resume perfectamente la situación creada tras el robo de Chipre: "Tengo una gran preocupación de que se produzca un derrumbe de la confianza, no solo entre los bancos, sino también entre los ciudadanos". Juncker fue hasta enero jefe del Eurogrupo.
La Unión Europea ha cometido un error grave al ordenar el robo del dinero de los ahorradores chipiotras. Tal vez sin pretenderlo, Bruselas, bajo el liderazgo de Alemania, ha descubierto su alma de pirata y su sucio patrocinio de la injusticia. Lo justo sería que pagaran los gestores y no los ahorradores, los políticos que deciden y no los ciudadanos que obedecen. Cuando esas leyes básicas no se respetan, se viola la legalidad, los mandatarios actúan como canallas y se pierde la legitimidad. A partir de ahí todo es injusto. El PP, en España, ha demostrado la suciedad de su alma al justificar el atraco al ciudadano en Chipre, lo que aconseja esperar que cualquier día también ellos nos roben aquí. Cuando se gobierna desde la injusticia, la respuesta debe ser la lucha, nunca la sumisión. Europa puede y debe rectificar, si no quiere verse envuelta en la ignominia y provocar el desprecio y la rebelión ciudadana contra sus inicuas élites dirigentes.
Primero se habló de la Europa de los Estados; después de la Europa de los Pueblos; mas tarde de la Europa de los Ciudadanos; después parecía que se imponía la Europa de los Gobiernos; Finalmente empezó a hablarse de la Europa de los Mercados; hoy, después del robo perpetrado en Chipre, donde, por orden de Bruselas, han robado dinero a los ciudadanos que depositaron sus ahorros en los bancos, habrá que hablar de la Europa verdadera: la "Europa de los Carteristas".
Tiene razón el primer ministro ruso Medvédev cuando afirma que la quita "se asemeja a una simple confiscación de dinero ajeno", una forma elegante de llamar "ladrones" a los políticos de la Unión Europea. Que Rusia, un país que convive fácilmente con la corrupción en todas sus vertientes, de lecciones de honradez política y ética financiera a los actuales líderes europeos es un síntoma alarmante de que la Unión Europea es ya una verdadera pocilga.
El paso dado por Europa en Chipre es peligroso y mas propio de delincuentes que de políticos democráticos. La "confiscación" de parte de los ahorros depositados en los bancos viola la normativa europea, que protege los depósitos bancarios, y genera dos males terribles: inseguridad ante el sistema financiero y desconfianza en unos políticos que cada día se asemejan más a los cuatreros del viejo Far West.
El primer ministro de Luxemburgo, Jean Claude Juncker, resume perfectamente la situación creada tras el robo de Chipre: "Tengo una gran preocupación de que se produzca un derrumbe de la confianza, no solo entre los bancos, sino también entre los ciudadanos". Juncker fue hasta enero jefe del Eurogrupo.
La Unión Europea ha cometido un error grave al ordenar el robo del dinero de los ahorradores chipiotras. Tal vez sin pretenderlo, Bruselas, bajo el liderazgo de Alemania, ha descubierto su alma de pirata y su sucio patrocinio de la injusticia. Lo justo sería que pagaran los gestores y no los ahorradores, los políticos que deciden y no los ciudadanos que obedecen. Cuando esas leyes básicas no se respetan, se viola la legalidad, los mandatarios actúan como canallas y se pierde la legitimidad. A partir de ahí todo es injusto. El PP, en España, ha demostrado la suciedad de su alma al justificar el atraco al ciudadano en Chipre, lo que aconseja esperar que cualquier día también ellos nos roben aquí. Cuando se gobierna desde la injusticia, la respuesta debe ser la lucha, nunca la sumisión. Europa puede y debe rectificar, si no quiere verse envuelta en la ignominia y provocar el desprecio y la rebelión ciudadana contra sus inicuas élites dirigentes.
Primero se habló de la Europa de los Estados; después de la Europa de los Pueblos; mas tarde de la Europa de los Ciudadanos; después parecía que se imponía la Europa de los Gobiernos; Finalmente empezó a hablarse de la Europa de los Mercados; hoy, después del robo perpetrado en Chipre, donde, por orden de Bruselas, han robado dinero a los ciudadanos que depositaron sus ahorros en los bancos, habrá que hablar de la Europa verdadera: la "Europa de los Carteristas".
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