Dicen que había una vez un auténtico "progre" español que salió a cenar un sábado por la noche con su mujer y, al pasar por un parque y ver a su hijo de 19 años tirado en la acera, víctima de un coma etílico, exclamó: "Ahora sí que hay libertad en España".
Dos meses más tarde, cuando llevó a su hija de 16 años a abortar a la clínica, dijo: "Además de libertad, hay igualdad".
Un día, cuando llegó a casa desde el trabajo y encontró a su mujer con un moro en la cama, gritó: ¡Viva la integración, goza Mohamed, goza!, y se sentó en el sofá a ver la televisión, mientras el morito terminaba la faena.
Entonces, al escuchar en el telediario que una banda integrada por dos españoles, tres marroquíes, cuatro colombianos y tres turcos había introducido en España 3000 Kg. de hachís, dijo: "¡He ahí ahí la alianza de civilizaciones!.
Después, cuando el morito terminó, lo llevó a su casa en el coche. Eran casi las tres de la madrugada y, al pasar por una carretera solitaria y ver a unos gitanos robando en un campo de melones, pensó ¡Que bien va España; hasta los gitanos hacen horas extras!
Cuando llegó al poblado chabolista y dejó al morito en casa, vino un camello y le ofreció toda clase de drogas. El le dijo: ¡Joder, qué gran variedad de productos¡ Y exclamó con orgullo: ¡Luego diden que los autónomos están mal!
Al día siguiente fue de visita a casa de su hermana y allí vio a su sobrino, de 12 años, y le preguntó: "¿Qué has aprendido hoy en el colegio?"
- "Hoy nos han enseñado 40 formas distintas de masturbarse". La respuesta de su tío el "progre" fue entusiasta: "Yo tuve que aprender sólo. ¡Viva la educación para la ciudadanía!"
Al volver a su casa, vio a unos jóvenes de la izquierda aberzale quemando un autobús. Entonces se dijo: "Sí señor, ahora la izquierda puede llevar a cabo sus proyectos, no como antes que estábamos perseguidos por la dictadura".
Unos metros más allá, en la azotea de un edificio, vio como un empresario, agobiado por sus problemas económicos, saltaba al vacío. Y pensó: "Luego dicen que no hay soluciones para salir de la crisis".
Y así, mientras paseaba, iba reflexionando, satisfecho, sobre lo bien que, según él, estaba España. Al llegar al bar, le dijo a sus amigos: "¡Pues aún hay algún tonto de los cojones que vota a la derecha!"
Dos meses más tarde, cuando llevó a su hija de 16 años a abortar a la clínica, dijo: "Además de libertad, hay igualdad".
Un día, cuando llegó a casa desde el trabajo y encontró a su mujer con un moro en la cama, gritó: ¡Viva la integración, goza Mohamed, goza!, y se sentó en el sofá a ver la televisión, mientras el morito terminaba la faena.
Entonces, al escuchar en el telediario que una banda integrada por dos españoles, tres marroquíes, cuatro colombianos y tres turcos había introducido en España 3000 Kg. de hachís, dijo: "¡He ahí ahí la alianza de civilizaciones!.
Después, cuando el morito terminó, lo llevó a su casa en el coche. Eran casi las tres de la madrugada y, al pasar por una carretera solitaria y ver a unos gitanos robando en un campo de melones, pensó ¡Que bien va España; hasta los gitanos hacen horas extras!
Cuando llegó al poblado chabolista y dejó al morito en casa, vino un camello y le ofreció toda clase de drogas. El le dijo: ¡Joder, qué gran variedad de productos¡ Y exclamó con orgullo: ¡Luego diden que los autónomos están mal!
Al día siguiente fue de visita a casa de su hermana y allí vio a su sobrino, de 12 años, y le preguntó: "¿Qué has aprendido hoy en el colegio?"
- "Hoy nos han enseñado 40 formas distintas de masturbarse". La respuesta de su tío el "progre" fue entusiasta: "Yo tuve que aprender sólo. ¡Viva la educación para la ciudadanía!"
Al volver a su casa, vio a unos jóvenes de la izquierda aberzale quemando un autobús. Entonces se dijo: "Sí señor, ahora la izquierda puede llevar a cabo sus proyectos, no como antes que estábamos perseguidos por la dictadura".
Unos metros más allá, en la azotea de un edificio, vio como un empresario, agobiado por sus problemas económicos, saltaba al vacío. Y pensó: "Luego dicen que no hay soluciones para salir de la crisis".
Y así, mientras paseaba, iba reflexionando, satisfecho, sobre lo bien que, según él, estaba España. Al llegar al bar, le dijo a sus amigos: "¡Pues aún hay algún tonto de los cojones que vota a la derecha!"
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