Esta noche, por fin, se celebra la gran cena. No todas las cenas de Nochebuena son un suplicio. Algunas son entrañables y sirven para que los que se quieren se reencuentren y disfruten. Sin embargo, muchas son reuniones convencionales, forzadas por la tradición y el compromiso. En algunos casos, sobrevivir a cada Nochebuena y a las fiestas navideñas es una proeza.
La cena de Navidad (y también la de Fin de Año) suele ser el acontecimiento mas delicado y peligroso de las fiestas, rico en emboscadas, desencuentros, conflictos y hasta en rupturas matrimoniales. Por todas esas razones, he elaborado y publico una pequeña guía de supervivencia para salir ilesos de esas dos cenas festivas navideñas. Muchos anfitriones de esas cenas sufren por las ausencias, por las sensibilidades desenfocadas, los desencuentros, la dificultad en colocar a las personas en la mesa y por los que se negaron a asistir con las palabras terribles: "Si viene ella (o él), yo no voy".
El primer gran consejo es nunca forzar las cosas para que los que se odian o rechazan sin remedio se sienten en la misma mesa. Es mejor invitar a unos en Nochevieja y a otros en Navidad o fin de año. Una mezcla forzada de irreconciliables puede destrozar la magia de la gran noche.
Y no olviden las cinco grandes reglas de supervivencia:
1. Antes de acudir a la cena calcula la dosis de alcohol exacta que puedes consumir. No sobrepasarla es imprescindible porque si te pasas puedes empezar a decir verdades y eso es peligroso. Intenta no llegar ya bebido porque eso sería un suicidio. Recuerda que a tu lado hay gente que bebe poco y observa. Tu suegro, tu suegra, tu yerno o nuera suelen ser de esos que observan y cazan, quizás con la ayuda de algún cuñado o cuñada. Abstenerse y controlarse es clave. Sé que no es fácil, pero intenta no llegar demasiado borracho. La sobriedad no te hará mas agradable el suplicio chino de la velada, pero te ayudará a sobrevivir sin daños irreparables.
2. Está terminantemente prohibido hablar de política, herencias, religión, deudas o de lo gordas que están tu suegra, tu cuñada o algunos otros de los presentes. Todo lo que digas podrá ser empleado en tu contra y pronto lo comprobarías, quizás esa misma noche, al regresar a casa.
3. Hay que aprender a sonreír cuando sientas ganas de gritar y dar bofetadas o cuando estés hasta las narices de los chistes y gracias de algún comensal pelmazo. Haz ejercicios en los días previos delante de un espejo: te pellizcas con fuerza donde mas te duela y pon cara de amor, sin expresar dolor alguno. Eso de disimular es lo primero que enseñan a los espías. Cuando lo consigas, ya podrás escuchar las sandeces de tu cuñado o de tu nuera, yernos o suegros sin riesgos excesivos.
4. Evita cualquier contacto visual con el imbécil o la imbécil, si es que acuden a la cena, como suele ocurrir. Colócate lejos, a ser posible en el lado opuesto. Tampoco debes ser demasiado simpático con nadie y menos lanzar miradas amorosas. Sonríe mucho, pero con cara de tonto. Disimula tu inteligencia porque es peligrosa y ofensiva para los torpes. Ni se te ocurra ligar, ni de broma. En las cenas de nochebuena no existen los cuñados, ni las cuñadas, ni los suegros,ni los yernos, ni los mentecatos, ni los guapos, ni los feos. Todos son comensales, nada mas que eso. La verdad es otro peligro que tampoco debería existir en la cena y no la digas nunca porque muchas veces hiere mas que la mentira.
Y 5.- No comas demasiado. Puede caerte mal y suele caerle mal a tus compañeros de mesa. Recuerda que "la parsimonia en el manjar y la bebida potencia tu voluntad y te hace fuerte" (el autor de esta frase soy yo).
Mucho ánimo, suerte y disfruta de las fiestas. Si puedes, contribuye para que la cena sea entrañable y positiva. Te sentirás mucho mejor contigo mismo si lo haces. No me des las gracias. Yo he cometido errores en el pasado y me han ayudado a aprender y a salir ileso de esas terribles emboscadas y de otras casi tan peligrosas, como suelen ser las comidas de empresa.
Si alguien desea un consejo mas concreto o específico, que me contacte por correo electrónico. De verdad que he padecido tanto en esas emboscadas que me he convertido en un experto.
Francisco Rubiales
La cena de Navidad (y también la de Fin de Año) suele ser el acontecimiento mas delicado y peligroso de las fiestas, rico en emboscadas, desencuentros, conflictos y hasta en rupturas matrimoniales. Por todas esas razones, he elaborado y publico una pequeña guía de supervivencia para salir ilesos de esas dos cenas festivas navideñas. Muchos anfitriones de esas cenas sufren por las ausencias, por las sensibilidades desenfocadas, los desencuentros, la dificultad en colocar a las personas en la mesa y por los que se negaron a asistir con las palabras terribles: "Si viene ella (o él), yo no voy".
El primer gran consejo es nunca forzar las cosas para que los que se odian o rechazan sin remedio se sienten en la misma mesa. Es mejor invitar a unos en Nochevieja y a otros en Navidad o fin de año. Una mezcla forzada de irreconciliables puede destrozar la magia de la gran noche.
Y no olviden las cinco grandes reglas de supervivencia:
1. Antes de acudir a la cena calcula la dosis de alcohol exacta que puedes consumir. No sobrepasarla es imprescindible porque si te pasas puedes empezar a decir verdades y eso es peligroso. Intenta no llegar ya bebido porque eso sería un suicidio. Recuerda que a tu lado hay gente que bebe poco y observa. Tu suegro, tu suegra, tu yerno o nuera suelen ser de esos que observan y cazan, quizás con la ayuda de algún cuñado o cuñada. Abstenerse y controlarse es clave. Sé que no es fácil, pero intenta no llegar demasiado borracho. La sobriedad no te hará mas agradable el suplicio chino de la velada, pero te ayudará a sobrevivir sin daños irreparables.
2. Está terminantemente prohibido hablar de política, herencias, religión, deudas o de lo gordas que están tu suegra, tu cuñada o algunos otros de los presentes. Todo lo que digas podrá ser empleado en tu contra y pronto lo comprobarías, quizás esa misma noche, al regresar a casa.
3. Hay que aprender a sonreír cuando sientas ganas de gritar y dar bofetadas o cuando estés hasta las narices de los chistes y gracias de algún comensal pelmazo. Haz ejercicios en los días previos delante de un espejo: te pellizcas con fuerza donde mas te duela y pon cara de amor, sin expresar dolor alguno. Eso de disimular es lo primero que enseñan a los espías. Cuando lo consigas, ya podrás escuchar las sandeces de tu cuñado o de tu nuera, yernos o suegros sin riesgos excesivos.
4. Evita cualquier contacto visual con el imbécil o la imbécil, si es que acuden a la cena, como suele ocurrir. Colócate lejos, a ser posible en el lado opuesto. Tampoco debes ser demasiado simpático con nadie y menos lanzar miradas amorosas. Sonríe mucho, pero con cara de tonto. Disimula tu inteligencia porque es peligrosa y ofensiva para los torpes. Ni se te ocurra ligar, ni de broma. En las cenas de nochebuena no existen los cuñados, ni las cuñadas, ni los suegros,ni los yernos, ni los mentecatos, ni los guapos, ni los feos. Todos son comensales, nada mas que eso. La verdad es otro peligro que tampoco debería existir en la cena y no la digas nunca porque muchas veces hiere mas que la mentira.
Y 5.- No comas demasiado. Puede caerte mal y suele caerle mal a tus compañeros de mesa. Recuerda que "la parsimonia en el manjar y la bebida potencia tu voluntad y te hace fuerte" (el autor de esta frase soy yo).
Mucho ánimo, suerte y disfruta de las fiestas. Si puedes, contribuye para que la cena sea entrañable y positiva. Te sentirás mucho mejor contigo mismo si lo haces. No me des las gracias. Yo he cometido errores en el pasado y me han ayudado a aprender y a salir ileso de esas terribles emboscadas y de otras casi tan peligrosas, como suelen ser las comidas de empresa.
Si alguien desea un consejo mas concreto o específico, que me contacte por correo electrónico. De verdad que he padecido tanto en esas emboscadas que me he convertido en un experto.
Francisco Rubiales
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