Le preguntaron hace pocos días, en los pasillos del Congreso, si tenía algún plan privado de pensiones y Zapatero respondió que "no", mintiendo de nuevo porque tiene dos planes, ambos con el Santander, uno de renta fija y otro de renta variable. En marzo de 2004, justo antes de las elecciones generales, declaró a la revista Inversión: "Tengo dos planes de pensiones". Además, tiene un tercero, el que le pagan con fondos públicos por ser diputado.
Ser gobernados por un adicto a la mentira constituye un riesgo insoportable para una nación de hombres libres. Que las decisiones las tome un enemigo de la verdad es un drama no sólo para España y para los españoles, sino para todos sus aliados y hasta para la comunidad internacional. En tipo así degrada la política, ensucia el poder y desprestigia el liderazgo. Ser gobernados por un mentiroso compulsivo es una desgracia y una garantía casi infalible de fracaso.
Mintió cuando negó que estaba negociando con ETA, volvió a mentir cuando negó la existencia de la crisis, cuando prometió que no subiría los impuestos, cuando asegura que España "no paga rescates" a secuestradores y piratas y en mil ocasiones más. Muchos españoles han descubierto que es un mentiroso sin remedio y están aterrorizados ante el hecho comprobado de que la falsedad y la bajeza se han instalado en la Moncloa y en la cúspide de la democracia española.
La mentira está reñida con la democracia, que exige verdad y transparencia. Los estadistas mentirosos solo pueden ocupar el asiento reservado al tirano.
La falta de verdad en Zapatero preocupa ya a sus colegas occidentales. En su reciente visita a la Casa Blanca, el rey Juan Carlos, en su almuerzo con Obama y sus principales colaboradores, tuvo que escuchar la "preocupación" norteamericana por la falta de credibilidad de Zapatero. Para el rey, como para el resto de los españoles, tener a un mentiroso en la presidencia del gobierno es una desgracia insoportable que daña nuesto prestigio, nuestra dignidad y nuestra decencia.
El capítulo tercero de mi libro Periodistas Sometidos está dedicado a la verdad. Allí se dice que "Filosóficamente, dignidad y verdad son dos conceptos irremediablemente ligados". Y se agrega que "Desde el principio de los tiempos, todas las culturas han incorporado a la verdad como parte del bien y como una de las fuerzas positivas, enfrentada siempre a la mentira y al engaño, patrimonios del mal. Los oprimidos y desesperados han sabido siempre que nadie vendría a salvarlos, que deberían liberarse ellos mismos y que la verdad es su mejor arma. Esa es la principal razón de que las manifestaciones más puras de la cultura popular, desde la narrativa al teatro, desde la trova a la literatura, hayan incorporado siempre la denuncia de la mentira y la exaltación de la verdad como temas dominantes."
En el mismo capítulo también se dice: "Los nobles persas se preparaban para la vida recibiendo tres enseñanzas: “montar a caballo, tirar al arco y decir la verdad”. La verdad era parte de la cultura de la luz, que se oponía a la de las tinieblas. La verdad disipaba lo oscuro y era universalmente asumido que un universo sin verdad podía deshacerse. La verdad, para la mayoría de las culturas antiguas, era el tejido mismo de la existencia y la representante de la perfección frente a la falsedad."
Otros párrafos clarificadores sobre la verdad son:
"A pesar de la enorme fuerza racional sobre la que se sustenta el concepto de verdad, la mentira está ganando espacio y adeptos en el mundo, como lo demuestra el hecho hiriente de que pocas personas se sorprenden al descubrir que los gobiernos democráticos mienten descaradamente a sus ciudadanos. Nuestra cultura es la primera donde la gente se ha acostumbrado a convivir con la mentira sin traumas y nadie parece percibir que la mentira oficial es, probablemente, el atentado de mayor alcance contra los derechos humanos, las libertades y la democracia."
"Sin embargo, el principio de que “la verdad os hará libres”, que durante siglos ha seducido al mundo, sigue teniendo una vigencia crucial en esta etapa de la historia, en la que muchas fuerzas y poderes, para reforzar su hegemonía, empujan hacia la confusión y la oscuridad. Aunque nuestros lideres estén interesados en alejarnos de la democracia primigenia, precisamente porque aquella era limpia y en nada se parece a la que ellos ahora administran, un acercamiento a sus orígenes revela que la democracia nació estrechamente vinculada a la verdad y portando consigo la promesa de que la verdad aniquilaría todas las falsedades del antiguo régimen y construiría, sobre sus ruinas, el reino de la paz."
"George Orwell, en su libro “1984” describe el terrorífico Ministerio de la Verdad, cuya principal misión no era que la gente crea las mentiras oficiales, sino que renuncien a la idea de la verdad."
Ser gobernados por un adicto a la mentira constituye un riesgo insoportable para una nación de hombres libres. Que las decisiones las tome un enemigo de la verdad es un drama no sólo para España y para los españoles, sino para todos sus aliados y hasta para la comunidad internacional. En tipo así degrada la política, ensucia el poder y desprestigia el liderazgo. Ser gobernados por un mentiroso compulsivo es una desgracia y una garantía casi infalible de fracaso.
Mintió cuando negó que estaba negociando con ETA, volvió a mentir cuando negó la existencia de la crisis, cuando prometió que no subiría los impuestos, cuando asegura que España "no paga rescates" a secuestradores y piratas y en mil ocasiones más. Muchos españoles han descubierto que es un mentiroso sin remedio y están aterrorizados ante el hecho comprobado de que la falsedad y la bajeza se han instalado en la Moncloa y en la cúspide de la democracia española.
La mentira está reñida con la democracia, que exige verdad y transparencia. Los estadistas mentirosos solo pueden ocupar el asiento reservado al tirano.
La falta de verdad en Zapatero preocupa ya a sus colegas occidentales. En su reciente visita a la Casa Blanca, el rey Juan Carlos, en su almuerzo con Obama y sus principales colaboradores, tuvo que escuchar la "preocupación" norteamericana por la falta de credibilidad de Zapatero. Para el rey, como para el resto de los españoles, tener a un mentiroso en la presidencia del gobierno es una desgracia insoportable que daña nuesto prestigio, nuestra dignidad y nuestra decencia.
El capítulo tercero de mi libro Periodistas Sometidos está dedicado a la verdad. Allí se dice que "Filosóficamente, dignidad y verdad son dos conceptos irremediablemente ligados". Y se agrega que "Desde el principio de los tiempos, todas las culturas han incorporado a la verdad como parte del bien y como una de las fuerzas positivas, enfrentada siempre a la mentira y al engaño, patrimonios del mal. Los oprimidos y desesperados han sabido siempre que nadie vendría a salvarlos, que deberían liberarse ellos mismos y que la verdad es su mejor arma. Esa es la principal razón de que las manifestaciones más puras de la cultura popular, desde la narrativa al teatro, desde la trova a la literatura, hayan incorporado siempre la denuncia de la mentira y la exaltación de la verdad como temas dominantes."
En el mismo capítulo también se dice: "Los nobles persas se preparaban para la vida recibiendo tres enseñanzas: “montar a caballo, tirar al arco y decir la verdad”. La verdad era parte de la cultura de la luz, que se oponía a la de las tinieblas. La verdad disipaba lo oscuro y era universalmente asumido que un universo sin verdad podía deshacerse. La verdad, para la mayoría de las culturas antiguas, era el tejido mismo de la existencia y la representante de la perfección frente a la falsedad."
Otros párrafos clarificadores sobre la verdad son:
"A pesar de la enorme fuerza racional sobre la que se sustenta el concepto de verdad, la mentira está ganando espacio y adeptos en el mundo, como lo demuestra el hecho hiriente de que pocas personas se sorprenden al descubrir que los gobiernos democráticos mienten descaradamente a sus ciudadanos. Nuestra cultura es la primera donde la gente se ha acostumbrado a convivir con la mentira sin traumas y nadie parece percibir que la mentira oficial es, probablemente, el atentado de mayor alcance contra los derechos humanos, las libertades y la democracia."
"Sin embargo, el principio de que “la verdad os hará libres”, que durante siglos ha seducido al mundo, sigue teniendo una vigencia crucial en esta etapa de la historia, en la que muchas fuerzas y poderes, para reforzar su hegemonía, empujan hacia la confusión y la oscuridad. Aunque nuestros lideres estén interesados en alejarnos de la democracia primigenia, precisamente porque aquella era limpia y en nada se parece a la que ellos ahora administran, un acercamiento a sus orígenes revela que la democracia nació estrechamente vinculada a la verdad y portando consigo la promesa de que la verdad aniquilaría todas las falsedades del antiguo régimen y construiría, sobre sus ruinas, el reino de la paz."
"George Orwell, en su libro “1984” describe el terrorífico Ministerio de la Verdad, cuya principal misión no era que la gente crea las mentiras oficiales, sino que renuncien a la idea de la verdad."
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