España ha estado gobernada, durante casi cuatro décadas, por gente inepta y con grave déficit de valores. Ellos son los culpables principales del actual estado de postración del país, arruinado, envuelto en la tristeza, atravesado por la injusticia y con un divorcio funesto entre los gobernantes y los gobernados, un cóctel explosivo que hasta podría provocar conflictos sociales graves como respuesta a una casta política que no merece el liderazgo.
En esta terrible cosecha de malos gobernantes no hay colores porque los hay de todos los partidos presentes en el arco parlamentario, desde la derecha a la izquierda, sin que se escapen los nacionalistas, que no han tenido pudor en alimentar la división y cambiar sus votos por dinero y privilegios. No es cierto que UCD fuera un modelo de limpieza porque con ellos empezó la tragedia de la corrupción y el abuso de poder, pero fue el socialista Felipe González el que, amparado en su enorme victoria electoral de 1982, construyó los muros sólidos de la ineficacia y la inmoralidad de la política española contemporánea.
Aznar se presentó como alternativa a González, pero protagonizó un gran fraude electoral porque realmente siguió adelante con sus vicios y corrupciones. Aznar tuvo mucho que ver con la degeneración española, que avanzó rauda por la ruta del dinero fácil aportado por la burbuja inmobiliaria: urbanismo corrupto, financiación ilegal, contratos y subvenciones comprados por las grandes expresas, intervención y politización de la Justicia, acumulación de privilegios para la "casta" de los políticos, impunidad de los partidos y sus altos cargos y un largo etcétera que hicieron de España no solo el país que mas crecía de Europa, sino también el campeón del alcoholismo, la prostitución, el aborto fácil, la trata de blancas, el acoso a las mujeres, el fracaso escolar, la baja calidad de la enseñanza, el blanqueo de dinero, el tráfico y consumo de drogas, el refugio favorito del dinero sucio y de las mafias y un largo etcétera de iniquidades y suciedades.
Zapatero puso el listón de la ineptitud, la estupidez política, la corrupción y el abuso de poder en niveles casi insuperables, aunque después llegó un Rajoy mentiroso y opaco que, a pesar de que algunas de sus reformas han sido acertadas, está equiparándose a Zapatero en injusticias, engaños, marginación del ciudadano, abusos y otras iniquidades.
Los vergonzantes casos actuales de corrupción, como Bárcenas y los EREs mafiosos de Andalucía, no son sino la consecuencia lógica de una forma sucia de gobernar que sustituyó al Franquismo agonizante y que nada tiene que ver con la democracia y el Estado de derecho.
La experiencia internacional enseña que apenas aflora el 10 por ciento de la corrupción y que el 90 por ciento restante suele permanecer oculta. Si lo que en España ha aflorado es el 10 por ciento de la realidad, este país es, sin duda, una de las mas putrefactas pocilgas del planeta, un país equiparable en corrupción, como ha denunciado la prensa internacional, a algunas republicas africanas.
Desgraciadamente, nos queda mucho estiércol político por descubrir. En España se han comprado falsos títulos universitarios, puestos en el Estado, votos, subvenciones, contratos y muchas licencias y concesiones públicas. El número de los que se han enriquecido ilícitamente, robando en política, es por lo menos diez veces superior al que se sospecha y si los tribunales están investigando un millar de grandes causas de corrupción política, hay otras más de 9.000 escondidas, muchas de ellas tan graves o peores que las conocidas. Los políticos se han atiborrado de privilegios, muchos de los cuales han aprobado sin publicidad y desde el gobierno se han bendecido y apoyado abusos funestos e inmorales como la estafa masiva a los ahorradores mediante las participaciones preferentes y el saqueo impune a las cajas de ahorro, perpetrado, principalmente, por políticos y sindicalistas, dos "profesiones" cargadas de culpa, abusos y privilegios inmerecidos que aparecen en las encuestas como despreciadas por la ciudadanía.
En la actualidad se repite una vez mas el gran drama del aplastamiento al ciudadano, al que se le abruma con impuestos injustos, se le retiran derechos y conquistas, se le bajan las pensiones con subterfugios, se les hace pagar medicinas necesarias, se les suben las tarifas eléctricas continuamente y se le bajan los sueldos mientras los políticos disfrutan de sus privilegios de siempre y se niegan a ahorrar en el gasto público. Acribillar a los ciudadanos con los impuestos mas altos de toda Europa mientras el gobierno se niega a cerrar una sola de las costosas televisiones públicas o los cientos de empresas e instituciones públicas que no aportan nada al bien común o prestan servicios duplicados y hasta triplicados es una verdadera ignominia.
La causa del drama español es, sin la menor duda, la falta de democracia. En España nunca se instauró una democracia después de la muerte de Franco, aunque los políticos nos lanzaran su primera gran mentira diciendo que aquella partitocracia descontrolada y casi impune era una democracia moderna. Los partidos, los políticos y los gobiernos carecen de controles que limiten y frenen su poder, lo que les convierte en depredadores potenciales. Ni una sola de la condiciones básicas para que exista democracia está vigente en España: ni elecciones realmente libres (viciadas por la existencia de listas cerradas y bloqueadas), ni una ley igual para todos, ni protagonismo y participación de los ciudadanos, ni separación de los poderes básicos del Estado, ni una sociedad civil independiente que sirva de contrapeso al poder, ni información independiente y veraz al servicio del ciudadanos, ni castigo para los corruptos, ni controles suficientes para los poderosos. España es un vertedero político en el que está permitida la vigencia diaria de la mentira, el abuso y la corrupción.
En esta terrible cosecha de malos gobernantes no hay colores porque los hay de todos los partidos presentes en el arco parlamentario, desde la derecha a la izquierda, sin que se escapen los nacionalistas, que no han tenido pudor en alimentar la división y cambiar sus votos por dinero y privilegios. No es cierto que UCD fuera un modelo de limpieza porque con ellos empezó la tragedia de la corrupción y el abuso de poder, pero fue el socialista Felipe González el que, amparado en su enorme victoria electoral de 1982, construyó los muros sólidos de la ineficacia y la inmoralidad de la política española contemporánea.
Aznar se presentó como alternativa a González, pero protagonizó un gran fraude electoral porque realmente siguió adelante con sus vicios y corrupciones. Aznar tuvo mucho que ver con la degeneración española, que avanzó rauda por la ruta del dinero fácil aportado por la burbuja inmobiliaria: urbanismo corrupto, financiación ilegal, contratos y subvenciones comprados por las grandes expresas, intervención y politización de la Justicia, acumulación de privilegios para la "casta" de los políticos, impunidad de los partidos y sus altos cargos y un largo etcétera que hicieron de España no solo el país que mas crecía de Europa, sino también el campeón del alcoholismo, la prostitución, el aborto fácil, la trata de blancas, el acoso a las mujeres, el fracaso escolar, la baja calidad de la enseñanza, el blanqueo de dinero, el tráfico y consumo de drogas, el refugio favorito del dinero sucio y de las mafias y un largo etcétera de iniquidades y suciedades.
Zapatero puso el listón de la ineptitud, la estupidez política, la corrupción y el abuso de poder en niveles casi insuperables, aunque después llegó un Rajoy mentiroso y opaco que, a pesar de que algunas de sus reformas han sido acertadas, está equiparándose a Zapatero en injusticias, engaños, marginación del ciudadano, abusos y otras iniquidades.
Los vergonzantes casos actuales de corrupción, como Bárcenas y los EREs mafiosos de Andalucía, no son sino la consecuencia lógica de una forma sucia de gobernar que sustituyó al Franquismo agonizante y que nada tiene que ver con la democracia y el Estado de derecho.
La experiencia internacional enseña que apenas aflora el 10 por ciento de la corrupción y que el 90 por ciento restante suele permanecer oculta. Si lo que en España ha aflorado es el 10 por ciento de la realidad, este país es, sin duda, una de las mas putrefactas pocilgas del planeta, un país equiparable en corrupción, como ha denunciado la prensa internacional, a algunas republicas africanas.
Desgraciadamente, nos queda mucho estiércol político por descubrir. En España se han comprado falsos títulos universitarios, puestos en el Estado, votos, subvenciones, contratos y muchas licencias y concesiones públicas. El número de los que se han enriquecido ilícitamente, robando en política, es por lo menos diez veces superior al que se sospecha y si los tribunales están investigando un millar de grandes causas de corrupción política, hay otras más de 9.000 escondidas, muchas de ellas tan graves o peores que las conocidas. Los políticos se han atiborrado de privilegios, muchos de los cuales han aprobado sin publicidad y desde el gobierno se han bendecido y apoyado abusos funestos e inmorales como la estafa masiva a los ahorradores mediante las participaciones preferentes y el saqueo impune a las cajas de ahorro, perpetrado, principalmente, por políticos y sindicalistas, dos "profesiones" cargadas de culpa, abusos y privilegios inmerecidos que aparecen en las encuestas como despreciadas por la ciudadanía.
En la actualidad se repite una vez mas el gran drama del aplastamiento al ciudadano, al que se le abruma con impuestos injustos, se le retiran derechos y conquistas, se le bajan las pensiones con subterfugios, se les hace pagar medicinas necesarias, se les suben las tarifas eléctricas continuamente y se le bajan los sueldos mientras los políticos disfrutan de sus privilegios de siempre y se niegan a ahorrar en el gasto público. Acribillar a los ciudadanos con los impuestos mas altos de toda Europa mientras el gobierno se niega a cerrar una sola de las costosas televisiones públicas o los cientos de empresas e instituciones públicas que no aportan nada al bien común o prestan servicios duplicados y hasta triplicados es una verdadera ignominia.
La causa del drama español es, sin la menor duda, la falta de democracia. En España nunca se instauró una democracia después de la muerte de Franco, aunque los políticos nos lanzaran su primera gran mentira diciendo que aquella partitocracia descontrolada y casi impune era una democracia moderna. Los partidos, los políticos y los gobiernos carecen de controles que limiten y frenen su poder, lo que les convierte en depredadores potenciales. Ni una sola de la condiciones básicas para que exista democracia está vigente en España: ni elecciones realmente libres (viciadas por la existencia de listas cerradas y bloqueadas), ni una ley igual para todos, ni protagonismo y participación de los ciudadanos, ni separación de los poderes básicos del Estado, ni una sociedad civil independiente que sirva de contrapeso al poder, ni información independiente y veraz al servicio del ciudadanos, ni castigo para los corruptos, ni controles suficientes para los poderosos. España es un vertedero político en el que está permitida la vigencia diaria de la mentira, el abuso y la corrupción.
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