Lo que mas destaca del nuevo papa es su coherencia, el hecho de que su vida sea acorde con sus ideas, un valor clave en el liderazgo que, por desgracia, es escaso en nuestros tiempos. Es austero, viaja en bus por Buenos Aires, ha renunciado a su palacio arzobispal y suele cuidar enfermos durante la noche. Si logra seguir siendo coherente en Roma, va a transformar la Iglesia y eliminara la mucha podredumbre, hipocresía y cobardía que encierra El Vaticano.
Tiene 76 años y en su país de origen, Argentina, es un verdadero líder moral que se forjó en tiempos del famoso "corralito", en la peor época de crisis económica que padeció el país sudamericano en las últimas décadas.
En Buenos Aires es común verle caminar por la calle o coger el metro como un ciudadano más, aunque siempre viste de sotana. Además, suele cuidar personalmente a sacerdotes ancianos y enfermos de la diócesis de Buenos Aires. Él se traslada a sus domicilio u hospital y les atiende durante toda la noche.
Prueba de su austeridad personal es el hecho de haber renunciado al Palacio Arzobispal y vivir en un pequeño piso de la capital argentina acompañado por otro presbítero.
El nuevo Papa Francisco I es uno de los cinco hijos de un matrimonio italiano de clase media formado por Mario, empleado ferroviario, y Regina Sívori, ama de casa. Este jesuita, primero que ostenta el cargo, es conocido por su seriedad, su carácter reservado y la escrupulosa coherencia con su puesto.
Fue elegido cardenal en 2001, pero cuando se organizaba el viaje masivo de feligreses a Roma para asistir a la ceremonia les paró los pies y pidió que ese dinero del viaje se dedicara a obras de caridad.
Su enfrentamiento con los Kirsner y con el extremismo de la teología de la liberación son también garantías de solvencia y puertas abiertas a la esperanza.
Su principal reto será devolver a la Iglesia el liderazgo moral y el prestigio que ha perdido en el mundo actual, producto, quizás, de sus pecados de pederastia y del triste silencio que ha guardado ante los abusos del poder y el aplastamiento de los más débiles por parte de los poderosos de la Tierra.
Tiene 76 años y en su país de origen, Argentina, es un verdadero líder moral que se forjó en tiempos del famoso "corralito", en la peor época de crisis económica que padeció el país sudamericano en las últimas décadas.
En Buenos Aires es común verle caminar por la calle o coger el metro como un ciudadano más, aunque siempre viste de sotana. Además, suele cuidar personalmente a sacerdotes ancianos y enfermos de la diócesis de Buenos Aires. Él se traslada a sus domicilio u hospital y les atiende durante toda la noche.
Prueba de su austeridad personal es el hecho de haber renunciado al Palacio Arzobispal y vivir en un pequeño piso de la capital argentina acompañado por otro presbítero.
El nuevo Papa Francisco I es uno de los cinco hijos de un matrimonio italiano de clase media formado por Mario, empleado ferroviario, y Regina Sívori, ama de casa. Este jesuita, primero que ostenta el cargo, es conocido por su seriedad, su carácter reservado y la escrupulosa coherencia con su puesto.
Fue elegido cardenal en 2001, pero cuando se organizaba el viaje masivo de feligreses a Roma para asistir a la ceremonia les paró los pies y pidió que ese dinero del viaje se dedicara a obras de caridad.
Su enfrentamiento con los Kirsner y con el extremismo de la teología de la liberación son también garantías de solvencia y puertas abiertas a la esperanza.
Su principal reto será devolver a la Iglesia el liderazgo moral y el prestigio que ha perdido en el mundo actual, producto, quizás, de sus pecados de pederastia y del triste silencio que ha guardado ante los abusos del poder y el aplastamiento de los más débiles por parte de los poderosos de la Tierra.
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